El Ayuntamiento ha abierto en los últimos dos años al menos cinco expedientes, dos de ellos sancionadores, a la discoteca La Pequeña Habana, situada en la calle Fernando Guanarteme, en frente de la plaza Farray, por superar los niveles de ruido autorizados, incumplimiento del horario, permitir que los clientes saquen bebidas a la vía pública y también, por saltarse el horario de cierre. La plataforma vecinal Las Canteras y su Entorno asegura que ha presentado cerca de diez denuncias -la mayoría de los expedientes se han abierto a raíz de dichas quejas- y aseguran no saber a qué está esperando el Ayuntamiento para clausurar la discoteca por vulneración reiterada de la ley. Además de las cinco investigaciones abiertas desde 2016, el servicio de Edificación y Actividades Clasificadas incoó en 2014 otro expediente sancionador por saltarse el horario.

La última pelea, que se desató la madrugada del pasado 13 de agosto, ha vuelto a elevar el grado de cabreo de los vecinos, que acusan al Ayuntamiento de "mirar para otro lado y no defender el derecho al descanso" de los residentes. Los clientes de la discoteca que, según los vecinos se ha convertido en el principal "punto negro" de la zona, protagonizaron durante la madrugada del domingo al lunes una trifulca, que se inició sobre las tres de la mañana y se prolongó hasta las seis, cuando apreció la Policía Nacional. Dos bandas se enzarzaron en una bronca y por más que los vecinos llamaron a la Policía Local los agentes no aparecieron, según asegura la plataforma. "Cuando llamábamos a la Policía Nacional, nos decían que nos dirigiéramos al Ayuntamiento", se lamentaba desesperada una vecina.

El fin de semana anterior -la madrugada del pasado 4 de agosto-, la Policía Local detuvo a un camello vendiendo cocaína en el interior de la discoteca, en una operación contra el menudeo de droga.

El último expediente abierto a la discoteca tiene su origen en la denuncia presentada por una vecina el pasado mes de marzo, debido a los trastornos que le provocan los ruidos de los aparatos de música. La señora asegura que está desquiciada porque el ruido que se cuela en su casa desde el local no la deja dormir. Las mediciones que realizaron los agentes confirmaron que La Pequeña Habana vulnera los niveles de ruido permitidos por la ley, algo que se puso en conocimiento de la propietaria en junio pasado.

La dueña presentó alegaciones argumentando que el limitador de ruidos de su local se encontraba en "perfectas condiciones" cuando la Policía Local detectó que la música superaba los niveles permitidos, por lo que impugnó el acto administrativo. El Ayuntamiento siguió adelante con el expediente, pues el local no aportó ninguna documentación que probara que todo estaba correcto como afirmaba la propietaria.

Así las cosas, el Ayuntamiento requirió el 20 de julio pasado a la responsable del local para que adopte en el plazo de un mes las " medidas correctoras necesarias que eviten que el sonido de los aparatos transcienda de los límites del establecimiento", algo que deberá acreditar mediante "certificado firmado por un técnico competente, con independencia de su comprobación por agentes de la Policía Local". Transcurrido este plazo, señala la resolución, "se tomarán las medidas pertinentes", que se supone que traerán consigo el cierre del local.

Lo peor

Desde la plataforma vecinal Las Canteras y su Entorno denuncian que el Ayuntamiento debería haber cerrado esa discoteca hace tiempo. Una portavoz añadió que los ruidos de los equipos de música siguen "martirizando a los vecinos". Una de las afectadas por la contaminación acústica denunció que, ante sus quejas telefónicas, lo único que hizo un policía fue recomendarle que se pusiera tapones o que se mudara a otra zona de la ciudad. "Sólo contra este local hemos presentado cerca de diez denuncias, además de la que planteó por su cuenta una señora, porque su casa retumba de noche. Nos parece que esta gente debe de tener alguna cuña o algo, porque que siga abierta después de todas las denuncias y después de que cojan a un tipo traficando con droga en su interior y no le pase nada. No lo entendemos". Los vecinos aseguran que las frecuentes peleas en la calle están protagonizada por "bandas de magrebíes y de latinos" y "están relacionadas con el trapicheo. El gran problema que tenemos es que el 80% de los problemas son en la calle y como no hay voluntad política para corregir eso, en el Ayuntamiento dicen que eso no es responsabilidad del local". "La última pelea", aclaran, "fue el domingo por la noche, pero la escandalera durante la madrugada es diaria en la calle hasta las seis de la mañana. A esa hora salen los que quedan. En época de clase los chiquillos esperan la guagua para ir al colegio con la plaza Farray llena de gente tirada borracha hasta en la misma parada. No puedo entender que el Ayuntamiento permita esto en una zona residencial, que además tiene una alta densidad de población, que no puede dormir porque los dueños de este local tienen un buen negocio". "Están tardando en cerrar la discoteca. A mí me da igual que se maten dentro, pero ¿quién responde por los vecinos del ruido que se hace en la calle?. Cuando hay problemas, el dueño llama a su gente de seguridad y mandan a todo el mundo pa' fuera, pero ¿quien nos defiende a nosotros?", preguntan.