Mercadona, la cadena valenciana de supermercados, prepara su desembarco en la planta alta del Mercado Central de Alcaravaneras, una operación similar a la que ha llevado a cabo en 37 mercados de abasto de la Península y que sólo está pendiente del acuerdo con varios titulares de licencias del establecimiento. Fuentes de Mercadona confirmaron que la empresa tiene interés y que aún faltan "algunos flecos". El objetivo es firmar el acuerdo antes de que acabe el año.

Más del 70 % de los puestos de la planta alta del Mercado Central ya han cerrado y sólo quedan unos cuantos abiertos, en su mayoría de fruta, cuyos concesionarios han optado por colocar sus artículos fuera de sus puestos para disimular el aspecto desolador que tiene el lugar. Aunque desde la cooperativa no han querido hablar sobre el asunto, titulares de licencias consultados aseguran que la mayoría de los concesionarios ha firmado ya acuerdos para traspasar sus puestos y añaden que "sólo quedan dos o, como mucho, tres", que no han querido firmar hasta la fecha, porque consideran insuficiente el dinero que les ofrece el promotor de la iniciativa para dinamizar el Mercado Central.

A diferencia del anterior proyecto, que fue promovido por la cooperativa del mercado, la instalación de Mercadona ha sido impulsada por el empresario Adrián Díaz, titular de las concesiones de varios puestos y del aparcamiento del mercado. La cooperativa ha autorizado, por acuerdo de la mayoría de sus miembros, a Díaz para que negocie con Mercadona su desembarco, con el objetivo de reflotar las ventas, tras el fracaso de la anterior iniciativa, con la que se pretendía instalar un centro de degustación en la planta alta, al estilo del Mercado de San Miguel de Madrid. La empresa que se mostró dispuesta a materializar el proyecto del que se habla desde hace dos años, lo abandonó finalmente, tras rechazar el Ayuntamiento la posibilidad de instalar una terraza en la azotea. Fuentes del Mercado Central aclaran que aunque este motivo fue crucial para que la empresa dejara en suspenso sus planes, también pesó y mucho la gran inversión, cercana a los seis millones, que había que hacer.

Así las cosas, Díaz ha sido el encargado de negociar con cada uno de los concesionarios de la planta alta la venta de las licencias. Quedaban pocos porque la mayoría de los puestos han sido vendidos en los últimos cinco años o la concesión ha sido retirada por impagos. La mayoría de los titulares consultados está de acuerdo con el proyecto, que esperan que sirva de espoleta para reflotar un negocio que no acaban de levantar cabeza.

Con todos ellos se ha llegado a un acuerdo mediante la compra de la licencia o la permuta por otro puesto en la planta baja, que seguirá tal cual. Pero no todos están de acuerdo y hay una minoría que se queja y que habla incluso de "especulación" con un suelo que es público. "El Ayuntamiento nos ha dejado tirados", asegura uno de ellos, que prefiere permanecer en el anonimato. "Tenía que habernos apoyado en la negociación del precio de los puestos. Aquí se ha hecho todo bajo secreto de sumario", critica.

Ha sido la negociación en secreto con cada uno de los concesionarios lo que ha levantado la desconfianza y las sospechas de algunos, que se quejan de que se están pagando diferentes precios.

Es el caso de uno de los que todavía no ha firmado su traspaso. Advierte que no venderá hasta que no le den un precio justo. "No estamos vendiendo un puestucho", aclara este titular, que prefiere no dar su nombre. "Estamos traspasando una licencia, que tiene vigencia hasta 2047 y que no vale tres perras. Hemos oído que a unos les han dado hasta 170.000 euros y a otros 30.000. Yo sólo venderé si me dan una cantidad que me permita arrendar otro local para seguir con mi negocio en otro lado. Estamos pidiendo una porquería", denuncia el puestero. Luego añade: "En 2012", cuando empezó el traspaso de los puestos, "empezaron a pagar bien, pero ahora.... Yo no me opongo al proyecto, pero que se valore lo que tengo. Podríamos pedir hasta 400.000 euros y no lo estamos haciendo, ni siquiera 200.000 euros. Estamos esperando". Desde 2011, el año en el que el mercado empezó a buscar un motor que le permitiera despegar, se ha negociado con una decena de inversores.