La orografía de Las Palmas de Gran Canaria hace difícil la vida cotidiana a los vecinos de los riscos que para bajar al centro de la ciudad a pie y emprender el camino de vuelta a casa deben esquivar pendientes y escaleras que parecen interminables por calles estrechas. El Ayuntamiento ha instalado ascensores y escaleras mecánicas en diversos barrios para sortear las barreras naturales, pero no siempre funcionan. Esto es lo que ocurre con el elevador que une San José y San Juan. Una vecina del barrio denuncia la falta de mantenimiento de la infraestructura, que lleva todo el verano averiada. Su marido, enfermo de cáncer, ha tenido que bajar los 150 pasos que tiene la antigua escalera para acudir a las sesiones de radioterapia en San Roque.
Desde el Ayuntamiento reconocen que el montacargas no funciona pero no por la falta de mantenimiento, sino por el vandalismo que ha dejado inutilizado el montacargas. El problema se demorará hasta que no llegue una pieza que han tenido que solicitar al extranjero.
"No es un lujo, sino una necesidad", dice contundente Eduvigis Suárez Hernández, respecto al ascensor del barrio, inaugurado en 2012 y que une la calle San Vicente Paúl con la de Tajinaste. La mujer, que desde hace diez años es voluntaria de Protección Civil en Telde, ha denunciado la situación través de las redes sociales el estado de la infraestructura, así como a una de las asociaciones de vecinos del barrio de San Juan pero, hasta el momento, la rotura no se ha solucionado por parte del Ayuntamiento.
Desde hace cuarenta años, la mujer sufre en carne propia los avatares de vivir en el barrio de San Juan, pero en esta ocasión está más dolida si cabe porque ha sido su marido, enfermo de cáncer, el que ha tenido que bajar los 150 pasos que tiene la escalera que conecta a ambos barrios para acudir a la clínica San Roque para sus sesiones de radioterapia porque el elevador lleva roto desde hace unos meses. "Ha bajado durante 25 días caminando por la escalera a las tres menos cinco de la tarde para que le dieran la radioterapia en San Roque con una bolsa de ostomía porque el ascensor no funcionaba", relata Eduvigis enfadada por la falta de mantenimiento del montacargas que, según ella, está cada dos por tres roto, y porque el Ayuntamiento no ha solventado aún la rotura que tiene a su esposo sin salir de casa.
"Menos mal que terminó esta semana. Bajábamos caminando y él luego subía con la guagua que cogía en el Teatro; yo caminando para ahorrar. Somos una pareja de jubilados que ganamos nada más que mil euros y que tenemos que ayudar a los dos hijos que trabajan", relata Eduvigis sobre su situación familiar para explicar el porqué de no solicitar un taxi para acudir a la sesión médica o de que sus descendientes le echaran una mano.
La vecina de San Juan insiste en que el ascensor de San José, que fue inaugurado durante el gobierno municipal del Partido Popular para salvar los 32, 79 metros que hay de desnivel entre las dos calles, es una necesidad para todos los residentes del barrio. Y no solo para las personas mayores con problemas de movilidad, sino también para las madres que llevan coches de bebé. "Gracias a que llevo veinte años haciendo deporte, los 150 escalones los puedo subir, aunque llego escarranchada", asegura.
La infraestructura consta de un elevador de acero y acristalado y de un tramo de escaleras mecánicas al inicio para salvar el desnivel que hay - entre 5 y 6 metros- antes de alcanzar el montacargas.
Eduvigis denuncia además que la luz fluorescente del botón de llamada del elevador "luce por el día mientras que de noche está apagado". Y que los metros que separan al ascensor de las viviendas en San José están sin iluminación y es "como meterte en la boca del lobo". También que sus alrededores suelen estar siempre sucios, tanto por la falta de civismo de algunos ciudadanos como por la falta de limpieza del Ayuntamiento.
La concejala de Fomento, Inmaculada Medina, señala que los ascensores y escaleras mecánicas de esta ciudad se rompen. Pero "no por la falta de mantenimiento, sino por los actos vandálicos" de algunos ciudadanos que no solo destrozan los vidrios, sino que queman cableado y rompen las cajas donde se encuentran el sistema eléctrico y de rodaje de estas infraestructuras.
"Es un grave problema", reconoce la edil, que añade que ninguna empresa se quiere hacer cargo del mantenimiento de estas infraestructuras por la cantidad de desperfectos que sufren al año por el incivismo de algunas personas que no respetan lo público. "Vías y Obras ha tenido que sacar una partida presupuestaria de 100.000 euros al año para arreglar las roturas de las escaleras mecánicas y ascensores de la ciudad". No obstante, el Ayuntamiento prepara ya un nuevo concurso para el mantenimiento, limpieza y conservación de estas estructuras mecánicas.
En cuanto al ascensor que une San Juan con San José, que fue construido con el Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local (Feesl) con un presupuesto de 938.459,51 euros hace seis años, Medina dice que se ha solicitado la pieza rota en el extranjero, aunque no supo concretar cuál era la avería exacta. La edil de Fomento indica que en cuanto la pieza llegue se arreglara la rotura, pero no ha precisado la fecha.
El Ayuntamiento prueba desde hace unas semanas un sistema de software para reiniciar a distancia el ascensor bajo la pasarela de la Cícer, que también ha dejado de estar operativo en varias ocasiones desde que se inauguró hace unos meses. Se trata de la última escalera mecánica colocada en la ciudad.
Diversos puntos
Las Palmas de Gran Canaria cuenta con varias infraestructuras de este tipo en diversos barrios. La primera escalera mecánica que se puso en la ciudad fue la que conectó la avenida de Primero de Mayo con San Nicolás en 2011. Luego vendrían las de San José, Lomo Verdejo y San Antonio. Respecto a los elevadores, existen dos más aparte que el que une a San José y San Juan, el que conecta la calle Obispo Romo y el barranquillo de Don Zoilo y el del parque de Las Rehoyas con Schamann. Ambos funcionan sin problemas.
