El final de agosto fue un triste día para los que conformamos la gran familia militar de aviación. Emprendió su último vuelo nuestro buen amigo y compañero Antonio Gutiérrez Padilla. Antonio fue un gran militar, un padre de familia ejemplar y un hombre de bien. Iba camino de los 91 años cuando le llamaron desde lo más alto, tras haber realizado un recorrido por esta vida sembrando ejemplaridad y profesionalidad. Hasta el último día estuvo trabajando en lo que más le gustaba: la historia de la aviación militar en Canarias, su aviación del alma, y asistiendo a las reuniones que teníamos para hablar de nuestra aeronáutica. En cierta ocasión, en una de esas nuestras habituales reuniones mensuales, en las que hablamos solo de aeronáutica, recordaba Antonio, con gran alegría, su satisfacción al formar parte del Jurado que concedió al Aeropuerto de El Hierro el Garoé de Oro.

Antonio, llevaba en su alma a su isla de El Hierro. Recordando su nacimiento en Valverde de El Hierro, escribimos hace algunos años, que nuestro compañero, a semejanza de esas islas bajas que formaron los volcanes del Tesoro y Aguarijo, se adentró, desde entonces, en su cielo herreño, señalando su temprana y decidida vocación por la milicia y por la aviación, en la que ingresa con tan solo 17 años. Y su último pensamiento, proyectado desde su afición por la historia, la investigación y la escritura, fue, como no podía ser de otra manera, la de aunar la aviación y su tierra herreña y fruto de este pensamiento elaboró un entrañable libro que presentó en la Casa de El Hierro, en Ciudad Jardín, y que tituló, con gran acierto, El Meridiano. Antes y después del Aeropuerto. Un estudio para nuestra historia aeronáutica de un herreño de pro y un grancanario de adopción. Una de sus nietas presentó su última obra y observamos la emoción de cada una de sus palabras cuando hacía referencia al abuelo Antonio. Poco después nos dejó?

Recordamos, con cierta pena, cuando nos hablaba del escaso interés de las autoridades por el Museo de Piezas Militares que creó y fundó en Valverde de El Hierro el 6 de diciembre de 1995?Cada año, cuando iba a su tierra, trataba de que el museo continuara con su labor histórica y cultural y que se cuidase su limpieza y seguridad y se evitasen la desaparición de elementos expuestos. También fue nuestro compañero Antonio, durante muchos años, el cuidador y conservador del Museo Aeronáutico del Mando Aéreo de Canarias, ubicado en el famoso Torreón de Gando. Actualmente, esta histórica torre, es un museo de sitio y el aeronáutico ha pasado a otras instalaciones.

El patrimonio cultural que nos ha dejado referido a la aviación se concreta en cientos de artículos en prensa y revistas especializadas y libros tan destacados como: La Aviación en Canarias; Aire, Sol y Niebla y Guía de la Base Aérea de Gando (Arena, Mar y Viento)?, pero la gran obra de Antonio, para nosotros, ha sido su aportación investigadora y la confección de los Anales del Mando Aéreo de Canarias, una labor constante, tenaz, año tras año a la búsqueda de los datos minuciosos y concretos de la historia de nuestra aviación militar: la cultura del esfuerzo y el desprendimiento de un gran hombre por los demás.

Nuestro compañero Antonio, también nos hablaba de sus misiones en el Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR), cuando escoltaba a los helicópteros y a los entonces aviones de un solo motor, por los cielos de Canarias y del Sahara.

Entre sus distinciones, a tenor de sus méritos derivados de su laboriosidad y de su profesionalidad, posee la Cruz del Mérito Aeronáutico y es miembro de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. El Instituto de Historia y Cultura Aeronáuticas, le nombró miembro diplomado por su gran labor investigadora relacionada con la aeronáutica. En 2013, cuando se cumplía el Centenario de la Aviación en Canarias y con motivo del Homenaje a la Aviación Canaria, que se celebró el 30 de abril en el Paraninfo de nuestra Universidad, Antonio, formaba parte, con toda justicia, del grupo de personas a los que se les rindió homenaje, recibiendo la Medalla del Centenario y el correspondiente diploma acreditativo. Antonio Gutiérrez Padilla también se hizo acreedor a poseer el distintivo de excombatiente de la Campaña de Ifni-Sahara.

Asimismo, nuestro amigo y compañero Antonio, fue miembro colaborador de la Comisión ejecutiva del Centenario de nuestra aviación y es parte, diríamos que una gran parte, de nuestra historia aeronáutica. Falleció ostentando su condición de ser el militar de aviación más antiguo de Canarias y con la satisfacción de ver publicada su última y entrañable obra dedicada a su tierra.

De aquel grupo que inició la tertulia aeronáutica ya solo quedamos tres activos, por una u otras razones, siendo la principal los que se adelantaron a ese viaje definitivo que tú, Antonio, emprendiste el 31 de agosto.

Un gran abrazo en esta gran distancia que nos separa y para tu esposa, hijos, nietos y demás familia, nuestro profundo sentimiento y la seguridad, estimada familia, que Antonio estará siempre en nuestro recuerdo y esa memoria hará que siga entre nosotros.

Se nos ha ido un buen hombre, un compañero, un amigo, un historiador aeronáutico, difícilmente encontraremos en una sola persona el compendio de tantas virtudes humanas y profesionales. Descansa en paz, querido amigo.