Un fraile del colegio La Salle ha aceptado dos años de cárcel por compartir imágenes pornográficas con los alumnos durante su etapa en el centro educativo de Las Palmas de Gran Canaria.

La pena pactada con la Fiscalía de Las Palmas incluye ocho años de inhabilitación para trabajar con menores en cualquier tipo de actividad, otros cinco años de libertad vigilada y un curso de educación para "pedófilos" de dos años de duración, todo como autor de cinco de delitos de exhibicionismo y de provocación sexual, según recoge el acuerdo de conformidad entre la defensa y el ministerio público. Esas conclusiones sólo están pendientes de ser ratificadas por el acusado en el juzgado que le corresponda cuando se fije la fecha del juicio.

Marcos J. D. trabajó hasta 2015 como fraile, profesor y delegado de pastoral en el Colegio La Salle Antúnez. En agosto de ese año fue trasladado a Toledo por la orden religiosa, donde siguió como profesor hasta noviembre de 2016, que dejó la congregación "por motivos personales", según manifestó un portavoz de la institución cuando se produjo su detención el año pasado para registrar su domicilio en Madrid.

El traslado de Marcos J. D. a la Península, sin embargo, se realizó en pleno escándalo escolar por el comportamiento del profesor. Es más, la Fiscalía, en su escrito de acusación, reprocha a La Salle que no denunciara lo ocurrido.

"Padres que tomaron noticia de estos hechos en 2015 lo pusieron en conocimiento del personal del colegio, que, a su vez, lo comunicó al director del mismo, quien, a su vez, lo transmitió al Superior de la Congregación; pero, a pesar de que la información recibida revestía caracteres de posible delito, la Congregación Religiosa Hermanos de Las Escuelas Cristianas no presentó denuncia alguna", revela el ministerio público.

Colaboración

El acusado, tras su detención en abril del año pasado, colaboró con los investigadores para esclarecer los hechos y reparar el daño causado: no sólo facilitó las claves de sus dispositivos informáticos, un móvil inteligente y un disco duro de gran capacidad, sino que pagó las indemnizaciones solicitadas por las víctimas.

La confesión y la colaboración están recogidas en las conclusiones de conformidad con sus correspondientes atenuantes, las cuales se concretan en cuatro meses y 24 días de prisión por cada uno de los cinco delitos. En total, dos años de cárcel, por lo que el fiscal plantea que cumpla la pena fuera de prisión, siempre y cuando no vuelva a delinquir en los próximos cinco años.

Marcos, de 39 años, admite que embaucó a los cinco adolescentes para tratar de conseguir encuentros sexuales con ellos, pues se aprovechaba de la confianza y de la autoridad moral que le confiera su condición de profesor para relacionarse de manera inapropiada con los chicos, cuyas edades eran de 15 y de 16 años.

Así, entre 2011 y 2014, "movido por la atracción hacia los muchachos jóvenes", mantuvo conversaciones sexuales con cinco alumnos del colegio, tanto en persona como a través de redes sociales como Whatapp, Facebook, Tuenti e Instagram.

Entre charla y charla enviaba a los menores fotos de sus genitales y les pedía luego que le correspondieran en los mismos términos. Se trata de conversaciones del tipo "mira qué buena está ésta, madre mía, la página Xvideo es mi favorita, ¿cuántas pajas te has hecho hoy pillín?" o, llegada la noche, "hoy toca la de Vladimir, tocarse una paja y a dormir".

A esos comentarios le seguían interpelaciones sobre el tamaño del pene de los chicos, tales como "cucachica", "peneflácido", "mucho cachondeo en las duchas después de los partidos de fútbol, pichacorta", o "no respondes" a los mensajes porque "la tienes pequeña", según las conversaciones intervenidas por el Grupo de Delitos Tecnológicos del Cuerpo Nacional de Policía en Las Palmas.

Marcos llegó a mandarle a los jóvenes fotos de sus testículos y de su pene erecto, incluso se lo enseñó en vivo a uno de ellos, sin previo aviso, para ilustrarle cómo se quedaba un pene circuncidado.

Las conversaciones, que siempre giraban sobre lo bueno que es masturbarse, no llegaron a tocamientos de ningún tipo. De ahí que el fiscal sólo formule acusación por exhibicionismo y provocación sexual, un delito castigado con penas menores al de abuso. El caso lo llevó el Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas y sólo está pendiente de que se ratifique la conformidad en el juicio.