Algo más de una veintena de tiendas sobreviven, pese a las dificultades, a la debacle comercial que sufre la calle Albareda, en pleno corazón del Puerto, desde hace más de diez años. La vía, salpicada de edificios abandonadas y en estado ruinoso y de varios solares en espera de un promotor, ofrece un paisaje desolador, con varias decenas de comercios clausurados. "Esto parece un cementerio, pero de tiendas", se lamenta un comerciante. El aspecto ferrugiento de las persianas de algunos locales indican que ha llovido mucho -es un decir- desde que echaron el cierre. Carteles de liquidación por cierre, ya descoloridos, aparecen volando por todos lados. El Mercado del Puerto emerge como un pequeño islote por el que trasiegan la mayoría de los clientes de la zona, aunque según aseguran sus empresarios la cosa tampoco está para echar voladores. El comercio en Albareda comenzó a agonizar a principios de este siglo y tocó fondo durante los peores años de la crisis, como muchos pequeños comercios de esta ciudad que no fueron capaces de evitar el cierre. Y cada año que pasa, la situación es peor. No ha sido capaz de remontar la cuesta, como en otras zonas. Los empresarios achacan la desaparición de las tiendas al alto precio de los alquileres, al cambio de costumbres de la clientela, que prefiere ir a grandes centros comerciales o comprar en internet y también a la falta de iniciativas que ayuden a los comerciantes a levantar cabeza. A tres pasos del paseo de Las Canteras, Albareda, en el pasado una floreciente calle comercial, parece pertenecer al pasado. Todo en la vía está abandonado y sucio, con cristales de ventanas destrozados por gamberros, puertas tapiadas con bloques para evitar okupas y fachadas protegidas de arriba abajo por mallas verdes. Leroy Merlin pintó de verde, hace años, la mitad de la fachada de un edificio para una campaña. Y ahí sigue.

El Ayuntamiento ensanchó hace años las aceras, como una forma de reactivar el comercio, pero la medida no funcionó. No es muy agradable pasear en medio de tanto coche, en una calle eternamente colapsada. Almacenes Sawnani, una tienda de mantelerías bordadas, confecciones orientales y souvenirs es la única que sobrevive de las siete tiendas hindúes para turistas que llegó a haber en los años 80. Su dueño, Vinod Sawnani, presidente también del Club Indostánico, es un histórico de la calle, donde se instaló en 1982. Sawnany, cuya tienda floreció a la sombra de la afluencia de los turistas peninsulares que acudían en busca de mantelerías y productos electrónicos, atribuye el desastre al "cambio de las características del negocio. La gente compra cada vez más en internet y eso nos afecta bastante. Siguen viniendo peninsulares, aunque mucho menos, pero tenemos a los otros turistas". Pese al feo panorama es de los pocos que se muestra convencido de que las cosas van a mejorar con los nuevos hoteles que se construyen en La Isleta y el aumento de turistas.

Otro que resiste en la otra punta de Albareda es José Miguel Batista y su tienda Regalos Decoración BL, gracias a sus fieles clientes, que provienen en su inmensa mayoría de otras partes de la ciudad y de la Isla. Batista lamenta la falta de apoyo del Ayuntamiento y de la Asociación de Comerciantes que, según él, no toman ninguna medida para reflotar la calle. "No hay ningún político que venga a ayudar a este Puerto", se queja.

La dueña del Bazar Mary Nieves le echa la culpa a los altos alquileres y a que la mayoría de los que viven en la calle son turistas que se quedan en los apartamentos turísticos. "¿Cómo vas a pedir 1.500 euros de alquiler por un local en esta calle? A mí me llegaron a pedir 2.000 euros por un local, antes de conseguir este. La gente no puede pagar esos alquileres. Es igual que las casas; aquí están pidiendo 850 euros por una habitación. Esta calle morirá porque no hay nadie viviendo fijo. Yo ya no tengo clientes fijos, es gente que va y viene". Elena Peñate, otra comerciante, coincide con Mary Nieves en apuntar a los altos alquileres. "Ha habido mucha dejadez en la zona. Está al lado de Las Canteras, pero parece que pertenece a otro mundo. Más que tristeza, da rabia", sostiene. La Asociación de Comerciantes Puerto-Canteras plantea la conexión de la calle con Las Canteras, para que la gente pasee más por Albareda. "Tienen que dar muchas facilidades, para que Albareda se recupere".