De Gran Canaria a Lanzarote (y viceversa) en aproximadamente cuatro horas y a bordo del que aseguran que es el mayor catamarán del mundo. Fred. Olsen presentó ayer la ruta que une la isla capitalina con la más oriental del Archipiélago en un triple acto que también sirvió para mostrar su recién estrenada terminal de pasajeros en La Luz y la última incorporación a su flota, el Betancuria Express, ante el quién es quién del principal Puerto de Canarias y con la participación de la propia familia de navieros que recaló por primera vez en el Archipiélago hace ya más de un siglo.

"Va a marcar un antes y un después, sobre todo en nuestra presencia en la provincia de Las Palmas", aseguraba en referencia al barco el director general de Fred. Olsen, Andrés Marín. Con 115 metros, el nuevo Betancuria Express no es el buque más largo eslora de la naviera -el Benchijigua Express le gana en ese capítulo por 11 metros-, pero sí el que tiene mayor capacidad, por lo que su presencia en las líneas de la provincia de Las Palmas reforzará el posicionamiento de una compañía que hasta ahora contaba con mayor presencia en Santa Cruz de Tenerife.

El Betancuria Express se estrenó ayer por la noche en la ruta de Lanzarote, que tiene una duración de entre tres horas y medio o cuatro dependiendo del estado de la mar, y se mantendrá conectando la isla con Gran Canaria durante al menos las dos próximas semanas. La ruta supone un reto para Fred. Olsen, cuyos barcos cubrían hasta ahora trayectos mucho más cortos, por lo que los responsables de la naviera ayer guardaban cierta cautela sobre la evolución de la línea. "El coste operativo es muy grande y vamos a ver cómo va, pero tenemos mucha esperanza puesta en ella", subrayaba Marín.

Una vez consolidada la ruta de Lanzarote, el barco se incorporará dentro de dos semanas al que será su principal encomienda, la línea con Fuerteventura. El jefe de operaciones de Fred. Olsen, Gonzalo Rodríguez, explicó ayer que este trayecto tiene cada vez más demanda, pero que hasta ahora no ha tenido capacidad de crecimiento debido a las limitaciones de la flota. "Por eso traemos este barco", añadió. El Betancuria Express irá cambiando de recorrido dependiendo de la demanda puntual en cada momento, por lo que no será extraño verlo navegando entre Lanzarote y Gran Canaria en fechas de gran afluencia como los fines de semana o los meses de vacaciones.

El nuevo catamarán, en cuya adquisición Fred. Olsen invirtió unos 40 millones de euros, navegará a una velocidad media de 34 nudos, aunque puede alcanzar los 38. Comenzó a operar en 2011 entre Dinamarca y Suecia y allí estuvo hasta que hace unos días llegó a Santa Cruz de Tenerife tras una reforma de otros cuatro millones de euros. "Lo hemos convertido al estilo Fred. Olsen", presumía Marín. Con ello se refería a la creación de nuevos espacios diáfanos en sus dos cubiertas -antes la zona de pasaje estaba dividida en más salones-, a la eliminación de varias tiendas y a la construcción de unos camarotes para la tripulación. El barco, con capacidad para 1598 pasajeros, cuenta ahora con cinco salones -uno para la clase Oro-, una cubierta al aire libre con zona de fumadores y hasta espacio reservado para perros, que de ese modo podrán salir de sus transportines para estirar las piernas. De acuerdo con el capitán Alejandro Tapia y el primer oficial Jorge Seco, es un barco "muy marinero" que se maneja con bastante comodidad.

Fred. Olsen, que transporta aproximadamente un millón de pasajeros al año y unos 350.000 vehículos, suma con el catamarán recién incorporado el séptimo barco de su flota. La naviera tiene previsto incorporar en 2020 dos trimaranes cuya construcción arrancó hace solo unas semanas en los astilleros australianos Austal, los mismos que en su día dieron forma al Betancuria Express. El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, que participó en la inauguración de ayer, destacó "el compromiso de Fred. Olsen con la movilidad de los canarios" y señaló que el barco y la ruta "tienden un puente directo que nos hace más archipiélago".

Además del Betancuria Express y la conexión entre Gran Canaria y Lanzarote, la naviera también abrió ayer por primera vez las puertas de su nueva terminal en La Luz y desterró por fin los barracones en los que hasta ahora se realizaba el embarque hacia Fuerteventura. El inmueble -que por el momento no supondrá la desaparición de la oficina de ventas del parque Santa Catalina- está semiautomatizado, de modo que los pasajeros sin vehículo pueden acceder al barco directamente con solo pasar unos tornos en los que han de identificarse colocando su DNI sobre un lector. "La idea es trasladar al resto de terminales de las islas", explicaba Marín. Los coches contarán con un sistema de lectura de matrículas que también facilita el embarque.

El pequeño edificio dispone de una zona de ventas, un área de embarque y una espacio de tránsito. En él esperaba ayer desde las dos de la tarde su primer pasajero, el joven Rayco Machín, que acababa de inaugurar el mostrador comprando un billete y esperaba con paciencia la partida del barco hacia Arrecife. Sorprendido por los cambios, lo tenía claro: "La verdad es que es increíble".