El asesinato del letrado y poeta José Rafael Hernández, de 76 años, a manos de su hijo en su domicilio de Las Alcaravaneras tras la muerte natural de su madre ha pasado de un común parricidio a un caso más complejo tras las primeras investigaciones y la declaración del presunto homicida este miércoles en el Palacio de Justicia. El magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Las Palmas de Gran Canaria, Tomás Luis Martín Rodríguez, ordenó este miércoles el ingreso en prisión comunicada y sin fianza de Marcos José Hernández Sánchez como presunto autor de un delito de asesinato -en referencia a su progenitor- otro de homicidio por imprudencia -en referencia a su madre- y un tercero de abandono de persona discapaz, en alusión a esta última por la gravedad de los hechos, el riesgo de fuga y la posible ocultación de pruebas.

En la instrucción de los hechos se revela además que el asesinato no se produjo el lunes por la tarde, antes de que el parricida llamara al 112 para confesar los hechos, sino en la madrugada de ese mismo día.

La decisión del magistrado se tomó después de escuchar el relato de los hechos del presunto homicida, de 43 años, mientras que la defensa solicitó su internamiento en un centro médico habilitado. Asimismo, se levantó el secreto de sumario que pesaba sobre el caso desde el pasado lunes ya que la investigación se considera prácticamente concluida. Los presuntos delitos de los que se le inculpa a Marcos José Hernández Sánchez figuran en los artículos 129, 142 y 229.3 del Código Penal. Solo por asesinato le podrían caer entre 15 y 20 años.

Diez golpes

Diez golpes

En las diligencias se indica que Marcos José Hernández Sánchez propinó a su padre diez golpes con un hacha de grandes dimensiones "perfectamente descrita en el atestado policial" y dos más "que no le acertaron". Uno de los golpes que dio Marcos a su padre prácticamente le seccionó el brazo y otro le fracturó el cráneo, lo que revela, según el magistrado, "la intensidad del ataque".

En el relato, se indica que el hijo asestó los golpes a su padre siendo consciente de que ya se encontraba acostado en la cama; "un acto que cotidianamente hacia cuando ya estaba muy cansado".

El homicida afirmó durante la declaración que dudaba de si había matado al padre por lo que, durante esa noche -la madrugada del 15 de octubre fue " hasta seis veces a ver el cadáver" para comprobarlo, e incluso le strong>tomó la temperatura.

El homicida temía que su padre "pudiera reaccionar contra él pese a reconocer que vio las heridas del brazo, la cabeza y la sangre perdida". Elementos suficiente para catalogar los hechos de asesinato, según el magistrado, que también señaló que el arma se encontraba en el lugar de los hechos cuando llegó la policía al domicilio de la familia.

La declaración de Marcos ha dado lugar también al juez a acusarle de un delito de homicidio por imprudencia grave con respecto a su madre, aunque estima que sobre la muerte de María Dolores Sánchez habrá que esperar los resultados de la autopsia y los de una investigación más detallada para conocer las circunstancias concretas de lo sucedido. La mujer padecía desde hace diez años una enfermedad degenerativa y estaba encamada.

El parricida explicó que, sobre las nueve de la noche, se percató de que a su madre le pasaba algo, aunque durante la declaración "no concretó que síntomas" presentaba. Pese a ello, le dio un masaje torácico y aéreo "con la pretensión de reanimarla" que duró "aproximadamente una hora". Marcos, sin embargo, no llamó al 112, ni pidió auxilio alguno. "Mantiene una vigilia, en la que refiere no saber si su madre está viva o muerta", explicó el juez.

A las 22,30 horas, aproximadamente, llegó el padre al domicilio, sin embargo, el parricida no le comentó nada sobre la situación en la que se encontraba su mujer y entre ellos se originó una discusión que derivó en la muerte del padre.

El parricida confesó ante el juez que sospechaba que su madre había muerto pero que no lo sabía "con seguridad". "Ni siquiera es consciente del resultado de los actos que ejecuta, reconociendo no tener formación específica en primeros auxilios o atención a personas en esa situación", se puntualiza.

De la narración de lo sucedido, se deduce que Marcos esperó 15 horas hasta dar aviso al 112 de lo sucedido. La llamada se produjo a las 15.55 horas del lunes "refiriendo espontáneamente que los hechos acababan de ocurrir, luego para decir que habían ocurrido por la mañana y finalmente reconocer que fue la noche anterior".

Barrió y ordenó la habitación

Barrió y ordenó la habitación

Marcos José Hernández Sánchez se "preocupó de limpiar la estancia de su madre para que no pareciera que no la atendía y tiró hasta dos bolsas de basura - pañales de orina y heces incluidos- al contenedor". El hombre barrió y ordenó la habitación y cambió de ropa a su madre, incluso " le cubrió los pies con una toalla". También le quitó las sábanas porque estaban sucias.

Estas circunstancias, sumada a la inspección ocular que realizó el juez en la vivienda para levantar el cadáver es lo que ha dado lugar a la acusación también de un delito de abandono de persona discapaz. La situación de la vivienda era de "absoluta falta de condiciones higiénico sanitarias para la atención digna" de una persona que padecía "parálisis nuclear progresiva que la había dejado en cama desde hacía cinco años". La asistencia domiciliaria se había paralizado hace seis meses, según el hijo porque así lo había decidido su padre. Tampoco había otra medida de asistencia dada su situación. Marcos confesó al juez sentirse desbordado por la situación en los últimos meses.