El 26 de octubre el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria llevará al pleno las nuevas normas que incluirá en el Plan General de Ordenación. Con Javier Doreste al mando de la Concejalía de Urbanismo, buscarán legislar lo que ya hiciera el Gobierno de Canarias en 2013. En aquel entonces, el ejecutivo canario reconoció la existencia de las actividades "de naturaleza sexual" e impuso varias limitaciones sobre ella. Por ejemplo, dotó de obligatoriedad el "proporcionar los preservativos necesarios a todas las personas usuarias". Además, legisló que los establecimientos podían estar sujetos a "limitaciones o condiciones" en su emplazamiento. De estas regulaciones se encargarían los ayuntamientos y sus respectivas concejalías de Urbanismo. Y esto hará este mes de octubre la de la ciudad capitalina. En un nuevo artículo de la ordenanza municipal, regulan estas actividades como "uso comercial", y tendrá como condiciones que los locales de esta naturaleza no puedan ubicarse "a menos de 300 metros" de centros docentes o de menores. Tampoco podrán estar "a menos de 150", entre sí, dos locales destinados a dicha actividad.

Esta última norma afectará sobremanera, presuntamente, al barrio de Arenales, entre otros. Con la calles Lugo y Molino de Viento como protagonistas, el barrio es, desde los años 80 del siglo pasado, uno de los principales espacios de prostitución de Gran Canaria. Los primeros años de este fenómeno en la zona estuvieron marcados "por el desajuste social y laboral, y el aumento de la marginalidad". Así lo recuerdan desde Centro Lugo de Cáritas, una de las organizaciones que trabajan en el barrio. "Se comenzó a establecer la prostitución como medio para afrontar la situación de muchas mujeres". Con el aumento de la inmigración, en las décadas posteriores se pasó de una prostitución ejercida por mujeres locales a una donde las protagonistas eran extranjeras. Muchas veces en situación irregular, lo que aumentó las "graves vulneraciones de derechos".

45 para opinar

El Ayuntamiento tiene previsto dejar 45 días tras el pleno para que las organizaciones implicadas y los ciudadanos puedan opinar y postular sus quejas. En el barrio de Arenales son muchas las asociaciones que trabajan día a día en este creciente fenómeno. No solo Cáritas, sino las congregaciones de las Oblatas, con su Programa Daniela y Villa Teresita, Médicos del Mundo y el Colectivo Gamá. "Entre estas organizaciones formamos una mesa de trabajo para intentar combatir el fenómeno de la prostitución", comenta una trabajadora de las Oblatas. La única legislación que ellas proponen como válida sería una "ley integral contra la trata, que incluiría la prostitución". Sin embargo, tienen algo claro en relación a las nuevas normas de la ordenanza municipal: "No se están enterando de nada". "Legislar urbanísticamente para tratar este fenómeno da a entender que no comprenden cómo está cambiando el mismo".

Desde esta mesa colaborativa aseguran que "la mayor parte de la prostitución ya no está en la calle Lugo o en el barrio de Arenales", sino que la actividad se ha mudado a "pisos y casas privadas". "Ese contexto que existía en los 80, mujeres prostituyéndose en los clubs, es ahora residual. El Lugo ya no es representativo de la prostitución grancanaria. Ahora la mayoría de la prostitución está totalmente relacionada con la trata y existe en su mayoría en pisos y casas. Allí no te enteras de lo que sucede". Con lo que esto conlleva. Cabe destacar que uno de los epígrafes del artículo que publicó el Gobierno de Canarias en 2013 destaca la obligación de "acceder a los locales", directamente, "desde la vía pública". Por lo tanto, estos pisos donde se realizan prácticas sexuales remuneradas son ilegales. La profesora e investigadora de la Universidad de La Laguna, Esther Torrado, dirigió, en 2016 y 2017, sendos estudios sobre la prostitución en Canarias. En el primero de ellos puso especial énfasis en algo tan contradictorio como lógico: "La menor prostitución en la calle supone una mayor vulnerabilidad de las mujeres que se dedican a ella, ya que las ONGs y las autoridades no pueden acceder a los pisos y zonas privadas donde ahora se prostituyen". Concluyen en este análisis, al igual que las organizaciones de Arenales, que "la prostitución está cambiando", o que ya lo ha hecho. "Ahora es menos visible, más clandestina" y las mafias se hacen cargo de estos negocios a gran escala.

Desde el Ayuntamiento de Las Palmas defienden la nueva normativa. "No hacemos sino implementar algo que ya legisló el Gobierno de Canarias hace años. El Partido Popular ha destacado el epígrafe de los locales sexuales para polemizar, pero, además, se incluyen diferentes ordenaciones necesarias". Ángel Sabroso, portavoz del PP en el Ayuntamiento, denuncia que "no se ha hecho partícipe a Conviviendo Arenales de la nueva normativa que colocaría en situación de precinto todos los establecimientos sexuales del barrio". El proyecto Conviviendo Arenales nació en 2016 con la idea de ser un organismo "comunitario" que ayudara a "mejorar la convivencia en el barrio". En su mesa de trabajo se sientan "los distintos recursos públicos y privados del barrio, asociaciones vecinales y mujeres en contexto de prostitución y víctimas de la trata". Tampoco ellos ven razonable abordar este asunto desde una lógica "urbanística, ambiental y de seguridad". Recomiendan que "antes de legislar es fundamental conocer la realidad" del contexto en el que se ve enmarcado este fenómeno.

La realidad es compleja. Dos amigos entran en un piso de Siete Palmas donde "les han prometido prostitutas extranjeras a buen precio". Tras acabar el servicio, la proxeneta se acerca a uno de ellos y le comenta que su amigo es "un maleducado". Ni corto ni perezoso le pregunta la razón de este comentario. Su compañero ha agredido a una trabajadora durante el acto sexual. "Me he sobrepasado", le contesta este cuando volvieron a estar solos. La polémica, si alguna vez la hubo, se zanja con algunos comentarios subidos de tono por parte de la encargada del piso, y a la calle. Aunque al rato vuelven al local sin ningún problema. No todas las situaciones en el ámbito de la prostitución son iguales ni parecidas, pero momentos como el relatado suceden, "y cada vez con más frecuencia". Desde Oblatas aseguran que cada vez la prostitución "se ve menos", lo que hace que las prácticas en ella se vuelvan "más perniciosas y perversas". Aunque socialmente esté aceptado lo contrario, el verdadero problema de la prostitución no está en la calle.

Un estudio de la Universidad de Comillas de Madrid estimó que un 20% de los hombres reconoce haber pagado por recibir servicios sexuales. Ellos mismos hablan de que si "dos de cada diez reconocen algo siempre tan oculto, la cifra debe ser mucho mayor". Esther Torrado comenta en sus encuestas resultados algo mayores. Según estas, un "40% de los hombres" que fueron preguntados reconocen abiertamente "ser o haber sido consumidores". Desde el Gobierno de Canarias estiman que la demanda ha aumentado un 20% en los último años. Estos datos siempre resultan relativos y difíciles de contrastar con la realidad. Sin embargo, a las asociaciones que trabajan en la mesa de las ONGs "no les preocupa tanto el aumento en sí, sino los percentiles. Por ejemplo, ha bajado el percentil de edad del consumidor común de prostitución". Lo que antes era normal cada vez se vuelve más común: "Chicos de 14 a 17 años que empiezan a tener sus primeras compras de sexo prostitucional", denuncia una trabajadora del Proyecto Daniela. "También parece haber bajado la edad media en la que las mujeres comienzan a prostituirse, y no solo en extranjeras, sino también de canarias. Está cambiando todo". La crisis económica no disminuyó sobremanera la demanda de prostitución pero si precarizó a las mujeres que a ello de dedicaban.

Aumento del consumo

Desde la mesa de asociaciones colaboradoras concluyen con una reflexión. "Siempre visibilizamos a las mujeres en este fenómeno, pero la pregunta que todos nos hacemos es: ¿cómo es posible que aumente el consumo de prostitución en una sociedad más igualitaria? El neoliberalismo ha entrado de tal forma en el cuerpo de las mujeres que son cosas con las que se puede hacer lo que se quiera siempre y cuando haya dinero de por medio. Los niños y los jóvenes aprenden sexo con la pornografía, a la que pueden acceder ya desde muy jóvenes desde cualquier dispositivo. Luego tienen la falsa idea de lo que son las relaciones sexuales. La fantasía de la violación en el porno se reproduce en muchas ocasiones en la prostitución".

Las entrevistas realizadas por Esther Torradas revelan que el discurso mayoritario de la sociedad canaria "considera la prostitución como una actividad fácil donde las mujeres se mueven por dinero y por vicio" y que "es un servicio necesario, una actividad de ocio". Se le da la valoración de una experiencia positiva.

Por otro lado, "son menos los que piensan que la prostitución es una actividad violenta para las mujeres, que debe ser prohibida y abolida".

Mientras en España continúa el debate sobre la legislación que debería tener esta actividad, en diferentes comunidades autónomas están formulando diferentes normas que la reconocen. Estamos en un limbo, entre regulacionistas y abolicionistas.