"Iba para el entierro de mi hermana y se me complicó todo", contaba Juan Rodríguez en la cola en la que espera que le den el nuevo billete con el que viajar a Tenerife para llegar a tiempo al sepelio que, "menos mal" que se celebraba hoy por la mañana. De lo contrario, este tinerfeño afincado en la capital grancanaria no habría podido dar el último adiós a su familiar por culpa de la embestida que el Alborán le propinó ayer a la pontona en la que navegaban las tres personas que tuvieron que ser rescatadas. Un susto del que no le costó demasiado reponerse si bien confesó haber sentido "pánico" cuando el ferri de Armas comenzó a escorarse.

"Escuchamos que el barco había pasado por encima de algo. Se oyó un taponazo y cuando nos asomamos por al ventana vimos que había cosas flotando fuera, así que se sintió un poco de miedo", recordaba poco después. A pesar del disgusto del momento y del retraso en el viaje de causa mayor, Rodríguez asegura que no dejará de usar esta línea para visitar su isla natal. Y eso que ya es la segunda vez que la mala suerte le acompaña con las embarcaciones rápidas de la Naviera. "La primera vez que la cogí para ir a Fuerteventura nos pilló un temporal y parecía que el barco se iba a hundir y ahora esto, pero yo seguiré viajando por mar porque si nos pasa lo de hoy [por ayer] en un avión, no lo cuento", apuntó con un poco de humor ante una situación que alteró obligatoriamente la agenda de más de 150 personas.

"Nos han vuelto locos, realmente no sé si podré viajar hoy [por ayer]", relató indignado Juan Carlos Palacios frente a la terminal de pasajeros de naviera Armas mientras seguía a la espera por una alternativa tras la colisión. "Nos dicen que vayamos a las oficinas, luego nos tienen en esa cola macabra, luego que esperemos, realmente no me han garantizado nada", apuntó indignado. Este empresario se vio de pronto con toda la agenda trastocada. "Tenía que haber llegado a las seis de la tarde a Santa Cruz porque tenía una cita con un cliente, ahora a saber cuando podremos volver a quedar", resaltó.

Después de una semana de trabajo en el sur grancanario, este empresario iba hablando con su pareja en la parte trasera del barco cuando sintió un golpe "bestial". De pronto, miraron ambos por la ventana y vieron un contenedor pequeño y los restos de una embarcación. "Le dije a mi pareja que llamara urgentemente a la Guardia Civil, el 112 no se lo cree en un principio pero al rato me llamaron y me pasaron con Salvamento Marítimo", apuntó Palacios. "Me pareció denigrante por parte de naviera Armas que habiendo tres personas en el mar no les asistieran", espetó el empresario.

Otros dos pasajeros que viajaban en el Alborán eran Carlos Manuel Corrales Reaño y Dania Pérez Conesa. Ambos habían viajado por la mañana temprano desde Tenerife hasta Las Palmas de Gran Canaria para realizar papeleo en el consulado de Cuba. Y temprano también esperaban llegar a casa cuando el accidente entre las embarcaciones truncó sus planes. "Primero pensamos que se habían caído coches con contenedores, pero no, después alcanzamos a ver como un barco virado o como un contenedor", explicó sobre el momento del choque Corrales, quien corrió hacia las ventanas al sentir un estruendo. "Pero a la velocidad tan rápida con la que va este barco no pudimos ver mucho porque nos alejamos rápido, pero sí vimos que era embarcación virada y alcanzamos a ver un contenedor y a nosotros y muchos pasajeros nos parecía que había como un contenedor", apuntaron.

En lo que al momento de la colisión se refiere, ambos aseveraron haberse asustado bastante. "Hubo personas a las que hubo que darle algo para los nervios y la verdad es que la tripulación se portó superbien atendiendo a todo el mundo", comentaron quienes estaban también sentados en la parte trasera del ferri cuando tuvo lugar en suceso en el que las tres personas de la pontona tuvieron que ser rescatadas en el helicóptero.