Bartolomé Molina se encontraba en La Isleta cuando vio pasar una pontona. Estaba haciendo tiempo antes de coger el barco de vuelta a su Tenerife natal después de culminar su jornada laboral al volante de su camión. Es la ruta que hace cada jueves desde hace algunos años y, como siempre, "al principio todo iba bien", asegura. Pero esa tranquilidad duró poco. Fue al sentir "unas vibraciones que no eran normales" cuando en el Alborán se dieron cuenta de que estaba pasando algo. "Me asomé a la ventana y vi un contenedor flotando y un señor encima", rememora. Era "la misma embarcación" que había visto un rato antes y acababa de colisionar con el ferri rápido del grupo Naviera Armas en el que viajaba ayer junto a más de un centenar de viajeros.

Ya en tierra firme, Molina no se explica cómo se ha podido producir el accidente. "Algo les ha debido de fallar porque si no lo hubiesen visto antes", cuenta el camionero que lleva más de dos décadas navegando por cuestiones de trabajo. En un principio, relata, cuando el catamarán "se empezó a escorar la gente hablaba de que eran los camiones que iban bordo los que se habían caído al agua". Fue al dar la vuelta el barco cuando vio que se trataba del pequeño barco cuyos tres tripulantes tuvieron que ser rescatados después de que este volcara con la colisión.

La siesta de una opositora

Miriam Jiménez estaba embelesada cuando de pronto escuchó un "pum" que la desperezó de la siesta. En su caso, volvía a Tenerife después de realizar en la capital grancanaria las pruebas físicas para entrar en el cuerpo de la Policía Nacional. Esta joven señala que estaba "intentando dormir" por el cansancio que le supuso madrugar para las oposiciones cuando sintió un "fuerte choque". Tras la colisión, asegura que "lo primero" que hizo el pasaje fue mirar qué había ocurrido. "Miramos por las ventanas y vimos los restos de un barco pequeño y un container semihundido", relata.

Lo cierto es que, en principio, la gente mantuvo la "calma", aunque pronto se empezó a escuchar revuelo. "Empezaron a decir que veían a gente en el mar", resalta, aunque afirma que en ningún momento escuchó gritos o pánico entre los pasajeros. El ferri tuvo que atender a algunas personas por "nerviosismo", según relata Jiménez. Pero, en general, observó que la gente se tomó la situación con mucha "curiosidad", pues muchos aprovecharon para sacar vídeos de lo que estaba pasando.

Aspirantes a policía

Jiménez no fue la única aspirante a Policía Nacional que iba ayer en el Alborán. Junto a ella iban otros chicos y chicas de la isla vecina esperando conseguir una plaza en el cuerpo. Dos de ellos, Aarón González Camejo y Tomás González Tamajón, no se conocían hasta esta tarde, pero ambos sintieron el estruendo de la colisión del ferri contra una pontona. "Vi trozos de madera en el agua, no vi nada más pero sí hay gente que gritaba que veía personas nadando en el mar", apunta Aarón. "Había cachos de barco, pero con el salitre de las olas no sabías bien que es lo que se veía", señala Tomás por su parte.

Estos dos jóvenes descubrieron qué había ocurrido exactamente en el Alborán cuando se bajaron del ferri y leyeron la noticia en la prensa digital. "En el barco no nos explicaron exactamente que ocurría, que estaba todo bien, en orden, pero que no había pasado nada", señala Aarón mientras esperaba su turno para cambiar el billete en las oficinas de Armas en la terminal de La Esfinge.

En principio, la compañía les ofreció reubicarse en el barco de las ocho de la tarde, el Volcán de Tamasite, barco que sufrió un accidente contra el muelle Nelson Mandela en abril de 2017. Ante este panorama, "algunos" pasajeros prefirieron comprar billete en Fred Olsen, a pesar de que estos zarpan de Agaete. "Escuché a una chica decirlo porque tenía prisa", apunta Tomás. Este joven tuvo que resignarse y esperar en La Luz a la espera del nuevo barco. "Tenía una cena con unos amigos pero me da a mí que mi comida será esta", afirma señalando una lata de piña en su jugo que traía en su mochila.

¿Camión o container ?

Numerosos pasajeros pensaron durante los primeros minutos que aquel contenedor blanco semihundido en el mar era en realidad parte de uno de los camiones de la bodega del barco. Ana María Fuentes Campos escuchó un "ruido espantoso" cuando estaba quedándose dormida en su asiento. "Miré y vi por la ventana cosas flotando, pensamos que se habían caído los coches y camiones del barco", apunta esta tinerfeña residente en Los Cristianos.

Eduardo Cabrera vivió una experiencia similar. Este joven tinerfeño sintió rápido cómo el barco comenzó a "hundirse". "Estaba bastante cambado", señala. En su caso, su coche no sufrió ningún daño, pero asegura que algunos si tuvieron algunos "rasguños" porque "se movieron" tras la colisión y el hundimiento parcial del ferri.

Confusión en la terminal

La llegada de efectivos de emergencias a la terminal de Armas en La Esfinge provocó confusiones entre el pasaje de los otros barcos de la compañía. Hasta tal punto que una viajera del Volcán de Tamadaba, procedente de Lanzarote, llegó a afirmar a los medios de comunicación que ese era el buque accidentado. "Nos bajamos y vimos las ambulancias, escapamos por los pelos, casi nos coge con los clientes dentro", aseguró convencida una guía con 100 turistas alemanes a su cargo. "No nos enteramos de nada, la colisión sería al llegar a puerto porque bajamos normal", reiteró.