Los tres tripulantes de la pontona Trames Uno, que el jueves por la tarde fue abordada por el catamarán Alborán a unos ocho kilómetros al norte del litoral grancanario, tuvieron que saltar de la embarcación en la que viajaban hacia Tenerife para poder salvar sus vidas cuando el barco de Naviera Armas estaba a punto de embestirles, de acuerdo con fuentes portuarias que han tenido acceso al relato de los náufragos.

Uno de ellos, relatan las mismas fuentes, se encontraba en la cubierta cuando observó que el Alborán se aproximaba hacia ellos y pensando que solo pasaría cerca llegó incluso a sacar su teléfono móvil para tomar unas fotografías del catamarán. Cuando se percató de que el barco se acercaba demasiado corrió a avisar a sus compañeros, uno de los cuales estaba en el puente de mando mientras el otro descansaba.

De acuerdo con este relato, en ese momento el patrón, un experimentado buzo de origen gallego con amplia experiencia en trabajos tanto en la Península como en Canarias, trató de virar el barco a babor para evitar el choque, pero al comprobar que este era inevitable optaron por lanzarse al agua como último remedio. De allí fue de donde les recogió el equipo que acudió a su rescate a bordo del helicóptero Helimer 202. En el momento en el que los hombres de Salvamento Marítimo los sacaron del agua, uno de los tripulantes se encontraba asido al contenedor que transportaba la pontona y que tras el accidente se mantenía semihundido a la deriva. El segundo estaba en la balsa de salvamento y el tercero permanecía a flote.

El contenedor con los pertrechos y el casco de la pontona, ya volcado, permanecieron en el agua durante toda la noche del jueves vigilados por la tripulación del remolcador Miguel de Cervantes. Con las primeras luces del día, el barco de Salvamento Marítimo y el remolcador VB Obelix contratado por la propietaria de la pontona, la empresa gallega Trames, comenzaron el traslado hacia el Puerto de La Luz en una operación que se prolongó durante varias horas.

Primero llegó el contenedor, que en torno a las 11 de la mañana arribó al Puerto por La Esfinge. Allí, en el extremo sur del muelle, le esperaba un equipo de buzos y una gran grúa que se encargó de ponerlo a flote. Mientras extraían la voluminosa pieza, a través de la compuerta se podía observar parte del contenido, entre el que destacaba una cámara hiperbárica y una motocicleta.

La llegada de la pontona se demoró algo más. El Miguel de Cervantes la trasladaba quilla al sol a una velocidad inferior a dos nudos hasta que llegó al extremo sur del Reina Sofía, en la bocana del Puerto, donde dio el relevo a los remolcadores portuarios Don Quijote Uno y Don Quijote Dos, que se encargaron de trasladarlo hasta el extremo sur del muelle León y Castillo Naciente, junto a la terminal de contenedores de Opcsa. Una vez allí dio comienzo la maniobra para tratar de voltear el barco y comprobar su flotabilidad.

El otro buque protagonista del suceso, el Alborán, permanecía mientras tanto en uno de los pantalanes de La Esfinge. Naviera Armas realizó las primeras inspecciones oculares a flote la misma tarde del accidente, aunque la estimación total de los daños no se podrá completar hasta que la embarcación entre en las instalaciones de Astican. Una vez varado será cuando se realice una valoración conjunta del estado del catamarán y se puedan fijar plazos para su reparación, según informaron ayer fuentes de la compañía.

El Alborán fue trasladado en torno a las 17.00 horas desde La Esfinge a la dársena interior escoltado por el remolcador VB Adriático, que lo dejó posicionado media hora más tarde en el muelle contiguo a la sede de la Autoridad Portuaria. Allí permanecerá hasta que disponga de sitio en Astican, algo que de acuerdo con las mismas fuentes no ocurrirá hasta dentro de al menos una semana debido a la actividad habitual del astillero.

Naviera Armas ha optado por ahora por limitar sus desplazamientos entre las dos capitales canarias a los que ya venían realizando sus ferris tradicionales, ya que el Volcán de Teno se encuentra cubriendo la ruta entre los puertos de Los Cristianos, en Tenerife, y La Estaca, en El Hierro. Durante unos días la compañía realizará tres trayectorias por sentido entre Gran Canaria y Tenerife, aunque ya se ha confirmado el traslado a Canarias del catamarán Milenium Dos, fletado a su filial Trasmediterránea. Este barco de 98 metros de eslora y con capacidad para 866 pasajeros repetirá un trayecto que ya realizó hace años, puesto que la antigua naviera pública lo utilizó en 2004 para unir las dos capitales canarias justo en el momento en el que comenzaba a dejar atrás los jet-foil.

En cuanto a las investigaciones oficiales del accidente, la Guardia Civil tomó ayer declaración a los tres tripulantes de la pontona. Capitanía Marítima de Las Palmas se encuentra al frente de las pesquisas, en las que están participando tanto el grupo Naviera Armas como el propio fabricante del Alborán, la compañía australiana Incat. De las conclusiones de la investigación deberá encargarse la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos del Ministerio de Fomento. Este mismo organismo es el encargado de determinar las causas de otro accidente de Armas, el del ferri Volcán de Tamasite en el mes de abril del año pasado.