La ciudad quiere usar parte del suelo del Arsenal y de la entrada del Real Club Náutico para ampliar el parque marítimo que se está construyendo y darle continuidad a la Avenida Marítima a través de un gran paseo peatonal que llegaría desde Las Alcaravaneras hasta el muelle Santa Catalina. El gobierno Tripartito se propone retranquear entre dos y tres metros la Base Naval y el Real Club Náutico de Gran Canaria para prolongar el parque del Frente Marítimo hasta la playa de Las Alcaravaneras a través de un paseo peatonal y ciclable. En caso de que las dos instituciones acepten la propuesta, se liberarían cerca de 5.000 metros cuadrados de espacio para los ciudadanos.

Representantes del Ayuntamiento de la capital grancanaria mantuvieron la pasada semana una reunión con el capitán de navío de la Base Naval, José Miguel Ripoll Cantero, para plantear la propuesta. Los militares han quedado en estudiar cómo afectaría el proyecto a la seguridad del Arsenal pero, en principio, no se niegan a esta iniciativa.

El gobierno municipal no renuncia a la ya histórica demanda de la ciudad para que la Base Naval se traslade a otro lugar de la Isla pero, mientras tanto, plantean aprovechar una pequeña parte de esas instalaciones para liberar unos 2.590 metros cuadrados de espacio que ahora están ocupados por un aparcamiento y una zona existente entre el Museo Naval y el muro que da a la calle.

Algo parecido quieren hacer delante del Club Náutico, donde se liberarían 2.334 metros cuadrados de los aparcamientos. A cambio, el Ayuntamiento compensaría dicho espacio, que ahora se utiliza para aparcar los coches, con un parquin tipo fast park de dos plantas, en el que se habilitarían más plazas que las que hay ahora. Se respetaría la marquesina de la entrada y el barco de vela.

El retranqueo permitiría darle continuidad al parque del Frente Marítimo, cuyas obras están en marcha. Y posibilitaría además dar continuidad, y mayor seguridad, al carril bici que viene por la Avenida Marítima y se corta bruscamente a la altura del Arsenal. Lo mismo le ocurre a la acera actual, que desaparece delante del recinto militar. Las nuevas aceras tendrían una anchura media de 18 metros.

La Puerta se conserva

Los técnicos municipales consideran que el desplazamiento de la fachada del Arsenal hacia el mar se llevaría a cabo de forma que se siga garantizando la seguridad del recinto, cuya nueva entrada al aparcamiento se habilitaría por el lado más cercano al Puerto de La Luz. La remodelación posibilitaría además dotar al Museo Naval de una entrada que daría directamente a la Avenida, lo cual le daría más visibilidad para ser visitado. El museo sería así ampliado.

La puerta de piedra del Arsenal se mantendrá tal y como está ahora y en el mismo lugar, ya que la protección que tiene impide su demolición. Toda esta zona sería ajardinada con palmeras canarias y flora autóctona, la misma que está prevista para el parque del Frente Marítimo.

Mientras los responsables del Arsenal y del Club Náutico se pronuncian sobre el retranqueo, la concejalía de Urbanismo, que dirige Javier Doreste, continua con las obras del parque marítimo, cuyas fases segunda y tercera se están realizando al mismo tiempo, a través de una inversión de 3,6 millones procedentes del Fondo de Desarrollo de Canarias (Fdcan).

Primera fase

La primera fase concluyó a finales del pasado año, la segunda finalizará a finales de este y, la tercera, a principios de 2019.

La actuación, que está siendo ejecutada por la Unión Temporal de Empresas compuesta por Acciona Construcción y Lopesan, transformará el actual frente marítimo entre el muelle Santa Catalina y la Base Naval en una gran zona de esparcimiento y paseo, que ocupará 6.392 metros cuadrados.

La cesión de una pequeña parte de la Base Naval parece, en principio, más viable que el traslado de la instalación militar, porque los sucesivos responsables del Gobierno de España se resisten a marcharse de esa zona de la ciudad que fue ocupada de manera irregular por los militares hace 78 años.

La anterior ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, se limitó a crear un grupo de trabajo, a petición del concejal y diputado Pedro Quevedo, para estudiar el coste del traslado -que hace diez años se cifró en 400 millones-, quién lo pagará y las ubicaciones alternativas, pero advirtió que el Gobierno de España no se haría cargo del coste de la reubicación.

Por su parte, la actual ministra del área, Margarita Robles, manifestó el pasado mes de septiembre, tras ser preguntada por la senadora de Nueva Canarias, María José López, que desconocía el asunto y que lo estudiaría antes de pronunciarse. La falta de voluntad política por desbloquear el traslado de la Base Naval se refleja perfectamente en las obras de reforma que se han llevado a cabo desde hace más de dos años. La última de ellas consiste en el lavado de cara del cuartel general del Mando Naval de Canarias a través del pintado de las fachadas, que salió a concurso por un presupuesto inicial de 17.943 euros el pasado verano.