Las más de 350 toneladas de cáscara de arroz que desde hace más de un año permanecen almacenadas en las bodegas del buque Marin, abandonado en el Puerto de La Luz, han acabado por llenarse de humedad y fermentar. La Autoridad Portuaria de Las Palmas ya ha iniciado un procedimiento para realizar una descarga controlada del producto que no genere riesgos biológicos como paso previo a la subasta definitiva del barco, para la que ya dispone de un permiso judicial.

Las bodegas del Marin fueron revisadas por el coordinador regional de Sanidad Animal el 10 de julio del año pasado, poco después de que el barco llegara a Gran Canaria en una situación miserable, sin apenas combustible o vituallas para la tripulación, que llevaba cinco meses sin cobrar sus salarios. En el informe que elaboró tras su visita al buque no había espacio para la duda: el olor a humedad emanaba de la bodega y debido a su efecto sobre la mercancía, que era transportada a granel, se generó "una capa blanca de moho, así como brotes de plantas".

Los problemas con la carga del Marin, que en el momento de su llegada a Gran Canaria navegaba bajo bandera de la República Democrática del Congo, no acababan ahí. El informe de Sanidad Animal también indicaba que no existía a bordo del buque ninguna documentación que permitiera realizar una trazabilidad de la mercancía. Se desconoce quiénes pudieron ser los productores o cuál es el origen de la mercancía, ya que solo existe información sobre el punto en el que esta fue cargada en el barco.

Esta particularidad impide verificar si el operador, el producto o el origen geográfico han sido objeto de algún tipo de aviso de precaución por parte de la Red de Alerta Rápida de piensos y alimentos de la Unión Europea, según señaló en su día el inspector, que en su análisis también hacía hincapié en el hecho de que la legislación comunitaria prohíbe de manera explícita la comercialización o el uso como pienso para ganado de mercancías que se encuentren en estas circunstancias. "Cabe considerarla como una mercancía no segura, no reuniendo por tanto las condiciones de importación", concluyó.

Un año después de aquel informe, la Autoridad Portuaria inicia el vaciado de las bodegas a con una serie de condiciones estrictas para la empresa que finalmente resulte adjudicataria. El barco deberá ser descargado con delicadeza y atendiendo a las instrucciones de los técnicos de la Autoridad Portuaria para garantizar la estabilidad de la nave -de hecho, la compañía que se encargue del trabajo deberá presentar un plan pormenorizado- y tanto la apertura y cierre de las bodegas como el acceso a la sala de máquinas del Marin tendrá que ser coordinado por personal portuario.

Además de tener que cumplir "escrupulosamente" con la normativa general sobre descarga de graneles sólidos que rige en el Puerto de La Luz, los productos extraídos del interior del barco deberán ser depositados de manera inmediata en camión sin que puedan ser acopiados en superficie. De hecho, el incumplimiento de esta condición puede provocar la resolución del contrato. Todas las descargas deberán quedar certificadas en cuanto a peso en la báscula del Muelle Pesquero o en la de una empresa de certificación antes de ser trasladadas a su destino final en los depósitos del gestor autorizado o en naves de separación de residuos. El barco, que en la actualidad permanece en el pantalán de Fransari, será trasladado a otra ubicación para la descarga debido a las limitaciones de peso de esta infraestructura.