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Banco de Alimentos Premio a la trayectoria del primer presidente

Galardón a la solidaridad

La Federación Española de Bancos de Alimentos premia la trayectoria de Manuel Pérez, primer presidente de la entidad en el Archipiélago

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Manuel Pérez Hernández, Galardón a la Solidaridad

Tenía claro que quería devolverle a la vida todo lo bueno que esta le ha dado. De ahí que cuando a Manuel Pérez Hernández le propusieron liderar la puesta en marcha del Banco de Alimentos de Gran Canaria no pudo sino decir que sí. "Me enamoré del proyecto", confiesa. Casi dos décadas después de aquella decisión y tras haber estado al frente de la entidad durante 16 años, la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) ha querido premiar con la Insignia de Oro su trayectoria en la entidad donde su labor como primer presidente de la ONG en la Isla asentó las bases en el Archipiélago.

Hasta un día después de su jubilación, Pérez Hernández jamás había oído hablar de la organización sin ánimo de lucro que ya operaba en otras ciudades. Corría el año 1999 cuando Julián Becerra, primer presidente de honor de la organización en Gran Canaria, le habló de la iniciativa que querían poner en marcha con su ayuda. "Me pidió directamente que fuese el presidente", cuenta divertido al recordar aquel momento en el que comenzó una aventura que hoy en día ayuda a 22.000 personas. Y es que no tardaron en ponerse manos a la obra.

El recién galardonado se marchó a Barcelona para visitar la sede más grande que tenía la entidad. "Vi cómo funcionaban y pensé que era algo que se podía hacer perfectamente en Canarias". Para hacerlo realidad, creó una junta directiva integrada por 13 personas. "Me valí de Javier Rodríguez, el hijo de uno de los miembros, que es economista, para empezar a diseñar el proyecto", explica. La primera reunión tuvo lugar en la primera sede que tuvo el Banco de Alimentos, una habitación de apenas 40 metros cuadrados ubicada en la entrada de Mercalaspalmas junto a la cafetería, no muy lejos de la nave en la que actualmente trabaja la ONG. "Lo único que teníamos aquel día era una mesa, no había ni sillas", rememora sobre una jornada que se solucionó sobre unos cartones en los que, además de sentarse, escribieron los objetivos. "Soñamos una barbaridad de cosas y, por suerte, a día de hoy todas se han cumplido", asegura.

Ayuda de empresas

Entre ellas se encontraban lograr la ayuda de empresarios y administraciones, conseguir vehículos y voluntarios y crecer en infraestructura. Lo último no tardaron en alcanzarlo. "Hablé con el gerente del Merca, Javier Granel, y le dije que necesitábamos una nave más grande". No habían pasado ni tres meses cuando ya se estaban mudando al nuevo espacio de unos 500 metros cuadrados que les prestó la unidad alimentaria. "Era una de las pescaderías que hay aquí al lado y todavía recordamos el olor", bromea sobre aquel almacén que no costó demasiado llenar con los primeros camiones de comida que llegaban hasta de Península.

En aquel momento, la nave en la que ahora se emplaza la sede estaba vacía. "Nosotros siempre que pasábamos la mirábamos y pensábamos que era ideal para el proyecto". Así se lo hizo saber a Granel, quien, una vez más, consiguió que la ONG pudiera seguir creciendo. De modo que al año y medio de haber comenzado ya se estaban mudando a las instalaciones desde las que operan hasta la fecha. En ellas también se establecieron las distintas áreas que se trabajan desde la entidad: la educativa, la informática, la de comunicación, la logística y la empresarial. "En cinco años conseguimos ser el tercer Banco de Alimentos más fuerte de toda España, por detrás de Madrid y Barcelona. Yo estaba en el comité nacional y ellos se daban cuenta de que aquí pasaba algo, que no era otra cosa que trabajábamos como benditos", apunta Pérez.

Fue así, trabajando, como desarrollaron un plan de comunicación, llegando a montar una radio online junto a Segismundo Uriarte que, aunque actualmente se encuentra parada, tienen pensado retomar. También crearon una estrategia educativa y otra empresarial mediante la cual un grupo de empresarios jubilados se dedican a contactar con las nuevas compañías para que hablarles de responsabilidad corporativa e informarles sobre la declaración fiscal de 35%, además de pedirles su colaboración. Además, promovieron un sistema informático de la mano de Andrés Monzón que sembró precedentes a nivel nacional.

En lo que a las personas se refiere, la ONG no tardó tampoco mucho en despegar. En cuestión de poco tiempo llegó a haber hasta 180 voluntarios. "Nos asombraba ver la calidad de gente que llegaba", asevera. Tanto es así que crearon un manual para cada procedimiento que terminó por exportarse al resto de sedes del país ya que, inicialmente, cada Banco de Alimentos tenía su propia capacidad de gestión independiente.

Bases asentadas

Con unas bases asentadas en 2005 se organizó la primera Operación Kilo en la que la respuesta de participación fue "extraordinaria" hasta tal punto que se recogieron entre 500.000 y 600.000 kilos de alimentos no perecederos, gracias también al despliegue de los colaboradores fijos y puntuales por las más de 250 tiendas que contribuyen a esta iniciativa que se celebrará una vez más los próximos días 30 de noviembre y 1 y 2 de diciembre.

"Las empresas", recuerda Pérez Hernández, también "realizan una labor muy importante" en la actividad que desarrolla el Banco de Alimentos. Tanto que su aportación supone el 67% de los alimentos de plaza. Sobre las primeras que se sumaron al proyecto, 242 en apenas cuatro años, el que fuera profesor de Matemáticas y, posteriormente delegado provincial en Servicios de Ferroviaria, asegura con satisfacción que ninguna les dio "con la puerta en las narices, sino todo lo contrario".

Durante el tiempo que estuvo en la entidad, Manuel Pérez también contribuyó en la apertura de las sedes de las otras Islas canarias. Y fue en 2016 cuando decidió apartarse de la presidencia de la ONG para dejar el testigo a Pedro Llorca, de quien asevera es la persona idónea para estar al frente de la organización. A partir de ahí se convirtió en presidente de honor del Banco de Alimentos de Las Palmas y el pasado 18 de octubre recogió en Madrid en Caiza Forum la insignia de Oro a la trayectoria. Un reconocimiento que afirma haberle pillado por sorpresa. "Pero lo tomé con mucho orgullo por lo que representa para el Banco de Alimentos de Las Palmas, además de que es muy hermoso que 65 Bancos de Alimentos me hayan elegido", apostilla quien cuenta que ha compartido el premio con todas las personas que le ayudaron a alcanzar un sueño que llegó tras una larga vida laboral en la que se forjó a sí mismo. Y es que al quedarse huérfano muy joven y con un hermano de siete años, empezó a trabajar en una ferretería, pasó por una tienda de muebles y terminó por formarse como maestro. Estudió Matemáticas y Bellas Artes y de las aulas dio el salto al mundo empresarial tras realizar un máster en alta dirección que le llevó a coordinar a un equipo humano de 1.500 personas para Agbar Barcelona a través de Cespa antes de que esta fuera comprada por Ferroviaria, compañía en la que se jubiló. Una etapa que dio paso a otra en la que poder "devolverle a la vida todo lo bueno" que le ha dado.

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