Como cada 20 de noviembre, fecha en la que fallecieron casualmente José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco, el cementerio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria se ha convertido en punto de encuentro de quienes se mantienen afines a las siglas de la Falange. Concretamente fue delante de un panteón en el que se encuentran los restos mortales de varios seguidores del partido donde tuvo lugar la sencilla ceremonia a la que, esta vez, acudieron alrededor de una decena de personas. Las suficientes como para levantar ampollas entre los familiares de los represaliados por el franquismo que también tienen a sus antepasados en el mismo camposanto, aunque en fosas comunes a la espera de poder darles una sepultura digna. De ahí que hayan manifestado su malestar con un homenaje que, desde su punto de vista, debería estar prohibido por hacer apología del genocidio, señaló Francisco González Tejera, nieto de uno de los cinco fusilados de San Lorenzo.
A pesar de que ser un evento que se realiza desde hace años, la cita de ayer delante de la tumba de los falangistas enterrados en Vegueta generó cierto revuelo incentivado por el actual contexto nacional. Sin ir más lejos, hace dos días en un acto similar, aunque más multitudinario en Madrid, varias activistas de Feme que mostraron su rechazo al fascismo con los pechos al descubierto fueron apaleadas, manoseadas y detenidas tras irrumpir en la manifestación en contra de la Memoria Histórica promovida en la capital del Estado. Precisamente esa ley es otra de las que mantienen en panorama nacional candentes, sobre todo, después de que Pedro Sánchez decidiera sacar los restos del dictador del Valle de los Caídos. Una decisión criticada por muchos y aplaudida por otros que ha vuelto a dividir al país.
Todo esto sumado al resurgimiento de la extremaderecha encabezada por Vox ha sembrado la crispación en el contexto nacional donde ceremonias con los brazos alzados y el 'Cara al sol' de fondo sean interpretadas como una provocación al exaltar la memoria de uno de los precursores del mayor golpe de Estado que ha vivido España y que se tradujo en miles de muertos de ambos bandos.
Precisamente a los que lucharon y fallecieron al lado de la Falange fue a quienes ayer quisieron recordar en Vegueta una decena de personas entre las que se encontraban José Juan Martínez Romero y Marcial Franco. Ambos se estrenaron en la ceremonia en la que se leyó una oración de Rafael Sánchez Mazas, se colocaron unas flores sobre el símbolo del yugo y el haz de flechas y se cantó el citado himno del partido falangista. El primero de ellos acudió a título de "joseantoniano" (por Primo de Rivera), por que el otro (Franco) "se apropió de la Falange", apostilló. Asimismo, Martínez aseguró considerar importante la celebración del acto ya que como católico acude "a la tumba de sus seres queridos y no a escupir a la de mis enemigos como hace otros".
En lo que a Marcial Franco respecta, su presencia se debió a su "condición de monárquico que lucha por la unidad de España". Y es que desde su punto de vista "ahora se está viviendo lo mismo que en 36: una dictadura del mal y del libertinaje" que nada tiene que ver con la dictadura necesaria que tuvo que imponer Franco para mantener el orden" tras ganar la Guerra Civil.
Una visión muy alejada de la que tiene González Tejera quien asegura no comprender que se exalte la memoria de "un dictador de lesa humanidad que provocó la muerte de miles de personas en un territorio en el que no hubo guerra". Una de ellas fue su abuelo, el sindicalista Francisco Santana que fue fusilado en 1937 junto a otros cuatro vecinos de San Lorenzo, entre ellos su último alcalde, Juan Santana. "Esto, en países como Alemania, habría sido motivo de cárcel", apuntó ante de manifestar su "vergüenza" ante la permisividad de este tipo de actos que tienen por "objetivo seguir humillando y pisando los derechos de las víctimas".
Los familiares de los represaliados en Gran Canaria no fueron los únicos en mostrar su rechazo a los actos del 20N. En Tenerife, el Movimiento Antifascista convocó una manifestación como forma de protesta en la puerta de la iglesia de San José de la capital tinerfeña donde se celebró ayer una misa en honor a Franco.
