Lleva 37 años subiendo a los escenarios de teatros, salas de fiestas, pero supongo que estar en el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, de su ciudad, es otra cosa

Sí. Esta nueva etapa del Carnaval, moderna [tras 1975], nació en La Isleta. Yo nací allí en el 49 y para mi es un verdadero honor representar a la Isla, al Archipiélago, pero representar a mi barrio, a mi ciudad de las Palmas es !ufff¡. Es respeto, y responsabilidad sobre todo; es un gran orgullo que llevaré con mucho cuidado.

Pregona por segunda vez tras 27 años ¿Ha cambiado mucho el Carnaval desde aquella primera vez?

¡Hombre! Ha sufrido muchos cambios. Y lo digo en el sentido más positivo del mundo porque sufrir es cambiar. Uno de los cambios es el itinerario de la Cabalgata, cuando inicialmente salía de La Isleta. Esas raíces vuelven a tomarse este año, y me gusta. Por supuesto todos los cambios han ido acompañados de más medios, más tecnología, más conocimiento de lo que es un Carnaval, se ha incorporado la juventud. Gracias a Dios también ha habido más medidas de seguridad para todas aquellas personas que no saben lo que es un Carnaval y solo saben tirar piedras y naranjas.

¿Le gusta el Carnaval que hay ahora o más el que vivió en su infancia y juventud?

Bueno; no soy nostálgico, soy un tipo que tiene memoria pero no soy nostálgico. Todo lo que se haga para mejorar, avanzar, es positivo. Lo que pasa es que no debemos de olvidar las raíces, porque si las olvidamos no tenemos presentes y bendito futuro ¿cuál será?

¿Qué sintió en aquella primera ocasión que pregonó la fiesta vestido de emperador chino?

Lo mismo que ahora. Muy comprometido, muy nervioso. En aquella época también había un cuadro artístico innovador para el momento. Pero en esta ocasión estamos viviendo un Carnaval con mayor proyección exterior, con una gran escenografía...todo ese tipo de cosas son ventajas. Lo que no da ventajas es romper las raíces, intentar cambiarlo desde cualquier otro punto que no sea La Isleta. Lo siento por los que se sientan ofendidos por ello; debo ser sincero y honesto. En esta etapa moderna del Carnaval también estaban las fiestas de invierno en Tenerife, en Cardones, en Telde, pero el que salió a la calle y se vistió de mascarita... [subráyame mascarita] fue en La Isleta.

En su presentación afirmaba que se atreverá con todo lo que le proponga la dirección artística del Carnaval

Tengo mis limites (ríe).

Este año la alegoría se titula 'Una noche en Río', ¿le veremos quizás de Carmen Miranda?

No creo; yo diría más de Ronaldo, no Cristiano, sino el otro. Normalmente un brasileiro cuando vive el Carnaval lo hace con zapatillas blancas, pantalón blanco, alguna hombreras y un sombrero ¿no? Y luego me tendrían que teñir de negro. Pero eso no está decidido aún, con el que hay que hablar es con Israel Reyes [director de las galas del Carnaval]. Esto es un equipo; yo podré aportar mis ideas, que para eso me invitaron, pero confío mucho en el equipo. Los guiones me los escribo yo cuando es mi espectáculo pero, en este caso, es el escenario del Carnaval. Es como cuando actúo en una serie de televisión, no soy el dueño, me dan un guión y lo obedezco. Habrá que hacer lo que normalmente se hace, aunque a veces no es así: una tormenta de ideas. Nos reuniremos y lanzaremos ideas; con unas nos reiremos, con otras nos preocuparemos y, las mejores, son las que se adquieren. Lo que buscamos es el bien final: que todo el mundo sea feliz. Y, cuando digo todo, es gente de diferentes ideas, nacionalidades, culturales, sexuales...todas. El carnaval es libertad.

También fue presentador de una Gala de la Reina en el 1991

Acompañado por una presentadora profesional

Eloísa González

Sí; yo no soy presentador profesional pero me dijeron que estaba Eloísa y ella hizo la dirección de presentación, yo estuve de acompañante. No sirvo para presentador, sé mis limitaciones.

¿Volvería a repetir?; quizá en la gala Drag que hay más humor?

Si es con Eloísa sí (ríe). Me refiero a que ella dirija la presentación y yo sea un tipo que, a veces molesta, cuenta un chiste. No soy presentador, me han querido contratar para ello, pero no soy, no me veo.

¿Ha vivido mucho el Carnaval?

Mucho, mucho; desde niño. Hasta el año 85, que trabajaba de día, la ropa del Carnaval la tenía en el portabulto de mi 127 y me cambiaba allí o en un bar. En aquella época podías acabar a las tres de la mañana de fiesta y a las siete irte al trabajo quitándote el maquillaje. Me he vestido de marinero, de Doña Croqueta; ¿recuerdan a Doña Croqueta? No me gasté un duro vestido de ella, todo el mundo me decía: "Doña Croqueta siéntese aquí", y me invitaban. Me lo preparó Maruca, que en paz descanse; que en paz descansa seguro. Me buscó los zapatos blancos, las medias, la pamela, todo. También me he vestido de un señor mayor con un timple desvencijado. No quería que mis amigos viniesen conmigo porque decían: "ese es Manolo". Me ponía guantes para que no se me vieran los anillos y los dedos, pero aún así y todo me reconocían. Disimulaba al caminar e incluso me compré una crema de Carnaval en El Corte Inglés que te la ponías y al gesticular se te arrugaba la cara, y me reconocían. "¿Qué pasa Manué?", me decían (ríe). Hay que darles las gracias al Kilo de San Bernardo y al que estaba enfrente del hotel Don Juan [AC Hotel Gran Canaria] porque se dedicaron al Carnaval y no sabes la ayuda que fue; traían hasta plumas del Brasil. De eso pienso hablar un poco en el pregón si me lo permite el director.

¿Y ahora sale igual o lo ve más desde casa?

Ya tengo sesenta años y la capacidad de aguante; aparte de que sigo trabajando, no es la misma. Como para hacerme ahora un pasacalle; yo hago una calle peatonal (ríe). Ya me han dicho que en el pregón saldremos en un pasacalle desde la plazoleta de Colón, donde yo estudiaba cuando hacía Comercio, pero iré en una carroza y no caminando. En Santa Ana montaremos la que se tenga que montar pero yo estoy muy ilusionado; habrá ensayos y esas cosas, pero me siento capaz para dar mi tiempo y mi vida. No me quiere perder ese momento. Yo, ¡Manolo!, pondría la tele o me iría a la plaza Santa Ana (ríe).

Estrena este viernes [por el jueves] el espectáculo 'Cómo han pasado los años?' en el Cuyas ¿cómo han pasado los años para Manolo Vieira?

Volando. Cuando llegas a esta edad y estás en activo el tiempo se hace corto. Tengo un ejemplo, ¿te acuerdas cuando éramos niños que las vacaciones tardaban y tardaban cuando estábamos estudiando, y tardaba un montón que viniera Navidad, y tardaba un montón que llegará Reyes? Pues mira, ya estamos a las puertas del año que viene sin darnos cuenta. Así se me han pasado los años. Haciendo cosas, defendiéndome de otras; como todo el mundo, como todo ser humano porque yo tengo una actividad como la que pueda tener un obrero. El obrero puede decir: "¡Coño¡ pero tu estás mejor". Pero el esfuerzo es el de obrero, de trabajador.

Las generaciones de hoy en día son muy diferentes a las que tuvo en sus primeras décadas como artista ¿que tiene Manolo Vieira para seguir conectando?

Habría que hacer un análisis sociológico pero, groso modo, diré que, al menos el canario; yo no sé hablar de otros países, evoluciona pero no cambia. Y digo que no cambia el amor a sus raíces. También está esa bonhomía; nosotros recibimos a la gente y les tratamos con respeto por eso que venimos de un crisol de culturas, aunque nos falta un poco de conocimiento de nuestros ascentros sin exclusiones. ¿por qué la juventud? Yo también estoy metido en las redes, y como te dije antes, la gente no cambia sino que se adapta a los nuevos tiempos. Creo que están conmigo porque no me he defraudado a mi mismo y nos los defraudo a ellos.

¿Se autocensura como cómico a la hora de mofarse de determinados asuntos con las purgas que hay últimamente con los humoristas; la última aDani Mateo del programa 'El Intermedio'?

Mucho. Lo he hecho toda la vida porque hay un límite que no debo sobrepasar que es el del humor. Estoy a favor de Mateo porque están sacando de quicio, politizando, un acto de humor. Pero sí me pongo mis límites. Personales, no humorísticos: la falta de respeto, el insulto. Pero el que haya visto lo de Dani Mateo un insulto, quizá tenga sus razones, pero Dani no deja de ser un payaso, un cómico. Antiguamente los monarcas contrataban a un bufón, un arlequín, para que le dijera toda la porquería que había en su reinado. Comparemos una cosa con otra; no pasa nada. Lo que pasa es que hay un vacío cultural enorme y ¿te acuerdas del divide y vencerás? Pues hay que gente que está dividiendo, y por dividir ganará. Me remito a Trump; lleva anunciando un montón de guerras en su legislatura. Todo eso tiene que ver lo agrio de nuestra convivencia pero en Canarias, somos conscientes de eso, pero viene el Carnaval y vamos a estar libres de Trump.