La accesibilidad sigue siendo un problema en Las Palmas de Gran Canaria. La ciudad cuenta aún con numerosos escollos y barreras en sus calles que dificultan la movilidad de las personas con algún tipo de discapacidad. Uno de esos puntos que suponen un peligro, especialmente para quienes tienen poca o ninguna visión, es la confluencia entre las calles Barcelona, Presidente Alvear y León y Castillo donde las líneas del itinerario de pavimento en relieve amarillo y la franja señalizadora de botones gris mueren a pie de asfalto sin que un paso de peatones conecte las citadas vías. Es decir, una persona ciega puede guiarse por las marcas de las aceras pero tiene que extremar la precaución a la hora de cruzar la carretera que carece de señalética adaptada.

Esta incoherencia no ha pasado desapercibida para muchos de los viandantes al ser precisamente una de las pocas zonas del municipio que cuentan con un adoquinado especial que sirve de guía de dirección a las personas que tienen discapacidad visual y que además desemboca en un rebaje de la acera que les ayuda a saber que empieza la calzada. Una intervención que, según explican desde el Ayuntamiento capitalino, se llevó a cabo durante el anterior mandato. "En aquel momento los técnicos recomendaron no poner paso de peatones para no entorpecer el tráfico en un punto tan saturado", apuntaron ayer fuentes municipales.

En la actualidad, este tramo de carretera se encuentran dentro de las denominadas zonas 30. Es decir, en ellas, los coches no pueden superar los 30 kilómetros por hora y los peatones tienen prioridad de paso como así establece el código de circulación. Aún así, desde el Consistorio capitalino reconocen que es una "incongruencia" que existan marcas en las aceras para las personas con discapacidad visual y luego no haya un paso de peatones que facilite el cruce y garantice aún más su seguridad. Es por eso que aseguran estar "pendientes de un informe técnico que corrobore que no hay incidencia en el tráfico para proceder a pintar el paso de cebra".

Otra de las demandas en esta materia que el Ayuntamiento tiene sobre la mesa es la colocación de más semáforos sonoros en la capital. De hecho, esta es una de los proyectos recogidos en los presupuestos participativos de 2019 que se encuentran actualmente en la fase de evaluación. Ha sido la propia Fundación ONCE la que ha incluido esta propuesta que ha sido la más apoyada en el distrito Isleta- Puerto- Guanarteme (278 votos) y la segunda del ranking de la demarcación del Centro (479) y Ciudad Alta (490). No obstante, habrá que esperar a la votación final que tendrá lugar en el mes de febrero para saber si se da definitivamente el visto bueno a esta medida.

Ya el año pasado, la ciudad adaptó 60 semáforos acústicos con un nuevo sistema que se activa por el bluetooth del teléfono para mandar señales de orientación a los usuarios. A pesar de ello, el Partido Popular sigue suspendiendo al Tripartito en materia de accesibilidad y piden un compromiso de toda la corporación para invertir recursos en un plan estratégico "con objetivos y plazos reales".