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Más allá

Provoca perplejidad el mantenimiento en Las Palmas de una plaza con el nombre del criminal de guerra Ramón Franco Bahamonde

Imagen de un bombardeo aéreo sobre Barcelona durante la guerra civil. LA PROVINCIA/DLP

Por un momento el reportero pensó que era el Día de los Inocentes, ya saben, esa efemérides cristiana que conmemora la matanza indiscriminada de niños por orden de Herodes I, y que, vaya usted a saber por qué, se celebra gastando bromas. Pero, no, no era 28 de diciembre, sino 27, y allí, en la página 3 de la edición de ese día de este periódico, aparecía Sergio Millares Cantero, concejal de Barrios y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y portavoz del grupo Las Palmas de Gran Canaria Puede. Lo hacía para, a requerimiento periodístico, hablar sobre Ramón Franco Bahamonde, de quien decía lo siguiente: "Es verdad que en la Guerra Civil participa en el bando franquista y puedo entender que Ada Colau decida quitar la calle porque bombardeó Barcelona y mató población civil, pero creo que nosotros no podemos perder la perspectiva, porque en Canarias homenajeamos a los aviadores del Plus Ultra". El Plus Ultra, para el lector que no tenga fresco el dato, fue el hidroavión comandado por Ramón Franco Bahamonde que, por primera vez en la historia de la aviación española, cruzó el Atlántico. Y con lo de que "bombardeó Barcelona y mató a población civil", el concejal se refería a que, fichado por su hermano Francisco, generalísimo del bando fascista, el piloto, antes ferviente republicano, se dedicó a bombardear ciudades, como Barcelona, leales al gobierno legítimo, provocando matanzas masivas de niños y otros civiles inocentes. Quizá no está de más señalar que, según el Protocolo Adicional I del Cuarto Convenio de Ginebra, "dirigir intencionalmente ataques contra la población civil en cuanto tal o contra personas civiles que no participen directamente en las hostilidades" es un "crimen de guerra". Con todo, a lo que se ve, en la perspectiva de Sergio Millares Cantero, que Ramón Franco Bahamonde fuese un criminal de guerra no es razón suficiente para, como ha hecho la alcaldesa Ada Colau en Barcelona, retirar su nombre de la plaza anexa al Parque Santa Catalina. ¿Tenía que haber bombardeado Las Palmas para que el concejal sopesara hacerlo?

Otra pregunta: ¿Se puede honrar la memoria de quien ha hecho algo que la sociedad considera digno de la más alta consideración, pero que también ha tenido un comportamiento público execrable? Van dos ejemplos de muy distinto alcance y significación que respaldan una respuesta negativa: en época de Kruschev se derribaron en la Unión Soviética todas las estatuas del genocida Stalin, por eso, por genocida, y pese a que su liderazgo fue decisivo para acabar con el también genocida Hitler. Y, recientemente, el Ministerio de Economía del Gobierno de España ha retirado de su zona noble el retrato del ex vicepresidente y ex ministro del ramo Rodrigo Rato, condenado y encarcelado por apropiación indebida durante su etapa como presidente de Caja Madrid y Bankia. Esto último, en principio, parece menos grave que bombardear ciudades del propio país en un levantamiento contra su gobierno democráticamente elegido y exterminar masivamente a civiles inocentes. No obstante, para el concejal Sergio Millares Cantero, historiador, por cierto, experto en la guerra civil y asesor histórico de la Fundación Juan Negrín, como indica su perfil biográfico en la web oficial del Ayuntamiento, ello no tiene suficiente relevancia como para fulminar del callejero de Las Palmas el nombre de Ramón Franco Bahamonde.

Puede que haya quien piense que el concejal Sergio Millares Cantero, presidente, por más señas, del Consejo Asesor de la Memoria Histórica de Las Palmas, dio una opinión precipitada urgido por el apremio periodístico. Pero ocurre que en la página 4 de la edición del pasado 8 de septiembre de este mismo periódico, el propio concejal, interpelado sobre la misma cuestión, pero antes de que el consistorio barcelonés anunciase la retirada de una vía del nombre del comandante del Plus Ultra, ya había dicho que en la criba de nombres del callejero de Las Palmas asociados a la represión franquista no se contempla la de Ramón Franco. "No se va a incluir, ni se plantea. Es un reconocimiento como aviador; no hay ningún pero que ponerle". Caramba, dicho así parece que Ramón Franco Bahamonde se dedicó a bombardear Barcelona desde una bicicleta.

Plus Ultra quiere decir en latín más allá. Ciertamente, la posición del concejal, historiador de la guerra civil, asesor histórico de la Fundación Juan Negrín y presidente del Consejo Asesor de la Memoria Histórica de Las Palmas, va más allá de lo que este reportero hubiese sido capaz de imaginar. Más allá. Además del hidroavión de Ramón Franco Bahamonde ?quien por cierto fue diputado español por Esquerra Republicana de Cataluña?, así se llamó también un programa televisivo sobre fenómenos paranormales dirigido por Fernando Jiménez del Oso. Y, realmente, amigos del misterio, algo que no encaja en las coordenadas de la realidad debe de estar pasando con este asunto en el Ayuntamiento de esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. O, si no, ¿qué pensar de Augusto Hidalgo Macario, alcalde, cabeza de lista del PSOE; Javier Erasmo Doreste Zamora, teniente de alcalde, cabeza de lista de Podemos ?partido integrado en Las Palmas de Gran Canaria Puede?, y Pedro Quevedo Iturbe, concejal de Turismo, portavoz de Nueva Canarias? ¿Su silencio es franco?

Y a los portavoces de los grupos de la oposición, Ángel Sabroso Ramírez, del Partido Popular; Beatriz Correas Suárez, de Ciudadanos; María Ángeles Batista Perdomo, de Unidos por Gran Canaria, ¿les parece bien que una plaza de Las Palmas lleve el nombre de un criminal de guerra?

¿Cuál es el problema? ¿Qué a nadie se le ocurre otro nombre para rebautizar esta plaza? Ahí va uno que no tiene asiento en el callejero de Las Palmas: Manuel Azaña. Es verdad que a este señor no se le conocen méritos como aviador. Pero fue el último presidente de la Segunda República Española elegido democráticamente. Quién sabe, tal vez para Sergio Millares Cantero y el resto de miembros del Gobierno municipal el dato tenga alguna relevancia.

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