La tradición llama a la puerta cada Año Nuevo. Las churrerías y cafeterías que han abierto esta mañana en Las Palmas de Gran Canaria han hecho su agosto particular. De esta manera, las colas se volvían interminables en lugares ya emblemáticos como el Mercado de Vegueta, la calle Perojo o Ripoche, entre otros puntos de encuentro. Porque, al fin y al cabo, estos establecimientos se convierten en el sitio donde amigos, conocidos y familiares se reúnen después de una larga noche de celebración.

En las últimas horas, ante los mostradores se han aglutinado tanto los más madrugadores como los últimos rezagados. Los más jóvenes, en especial, se agolparon desde el amanecer a la espera de un par de churros, un chocolate caliente o un bocadillo de pata. Incluso, alguna que otra joven no dudó en solicitar a los trabajadores del Servicio Municipal de Limpieza que les lavara los pies en plena vía pública. Mientras, a pocos pasos, un señor pasea a su perro de buena mañana, uno de los primeros canes en pisar Triana en 2019.

El Ayuntamiento capitalino autorizó en esta ocasión 60 festejos repartidos por toda la ciudad. Con un aforo autorizado por Urbanismo de 4.100 asistentes, la fiesta de Las Brujas, en Barranco Seco, se convirtió en la más multitudinaria. Una celebración que causó malestar entre muchos jóvenes a causa de la "falta de medios" para poder trasladarse hasta el centro de la capital grancanaria. No obstante, decenas de ellos optaron por ir caminando desde la sala de fiestas hasta el barrio de Vegueta por el arcén de la GC-110, autovía del Guiniguada, a pesar del riesgo que ello suponía.

A pesar de esto, la noche transcurrió sin apenas incidentes, según informa la Policía Local. Uno de los más destacables se produjo en el barrio de La Minilla, donde unos voladores provocaron un incendio en una vivienda de la calle Antonio María Manrique. También se produjo una colisión en la calle Rafaela de las Casas González, en el barrio del Lomo Apolinario, en este caso el conductor dio positivo en las pruebas de alcoholemia.