Mejillones, erizos, algas, estrellas de mar, bacterias? la lista de especies invasoras en las los mares de todo el mundo no para de crecer impulsada por el auge de un comercio global fuertemente dependiente del transporte marítimo. Convertidos de forma inconsciente en una suerte de micoarcas de Noé, los grandes barcos cargueros que llevan mercancías de una punta a otra del planeta suelen tomar aguas en los puertos de partida para soltarlas al llegar a su destino en una operativa necesaria para mantener la estabilidad durante la carga y descarga. La regulación de esta maniobra ha sido históricamente escasa y ha provocado la proliferación en todo el planeta de especies invasoras que, al verse liberadas en muchos casos de los depredadores naturales que viven en sus hábitats naturales pueden llegar a suponer un riesgo mayúsculo para las biotas locales.
Todo eso ocurría hasta hace bien poco, pero en 2017 la Organización Marítima Internacional (OMI) logró aprobar una regla que obliga a que toda las nuevas construcciones navales incluyan sistemas de filtrado de estas aguas. El problema llega con la flota que lleva años navegando, ya que el alto coste de su adaptación a la norma -cuantificado en millones de euros para cada buque- podría hacer naufragar no ya a los barcos, sino a sus armadores. La búsqueda de soluciones innovadoras que rebajen la factura y por extensión faciliten la implantación de la medida en los puertos de todo el mundo se ha vuelto una de las principales obsesiones de las industrias marítimas y en este contexto el Puerto de La Luz se acaba de convertir en el primero del sistema estatal en probar una tecnología tan práctica que puede ser transportada de un lugar a otro en un contenedor de medidas estandarizadas.
La demostración tuvo lugar ayer por la mañana en el Muelle de Cambulloneros como parte de la jornada de trabajo Blue Port Services, un proyecto europeo en el que participan 28 organizaciones del arco atlántico para hacer de esta zona marítima, desde Irlanda hasta Canarias, una plataforma en la que comprobar el funcionamiento de estos dispositi-vos y sus posibilidades comerciales. Por parte de España, además de la Autoridad Portuaria de Las Palmas participan las de Gijón y Sevilla.
El dispositivo ha sido diseñado por la empresa Damen, un gigante marítimo neerlandés que ha desarrollado un contenedor dotado de un sistema que permite filtrar unos 1.000 metros cúbicos por hora sin más requerimientos que un camión para transportarlo y un generador eléctrico que le suministre la energía necesaria para su funcionamiento. "Genera unos tres kilos de residuos que se pueden asemejar a los lodos que se extraen de una depuradora y que son tratados después por un gestor autorizado", explica María Nieves Fernández Artiles, responsable de Medio Ambiente en el departamento de Seguridad, Protección y Medio Ambiente de la Autoridad Portuaria.
La prueba de ayer fue la primera de las que Damen piensa realizar en España como parte del proyecto. Con los datos obtenidos durante todas estas acciones serán elaborados planes de acción en los que se concretarán las características del servicio comercial que se puede ofrecer -desde el Puerto plantean la posibilidad de que sea ofrecido por las empresas que se encargan de la gestión de las aguas fecales y oleosas de la sentina- y un estudio más pormenorizado del mercado.
