Las vigas de la ermita del Pueblo Canario están podridas. La carcoma y los hongos son los responsables del deterioro de las estructuras que serán demolidas junto al resto de las cubiertas que componen el enclave que se encuentra integrado en el conjunto arquitectónico del Pueblo Canario. La reforma fue adjudicada el pasado diciembre por 341.330 euros a Velplus Construcciones que ejecutará los trabajos de reforma en un periodo previsto en ocho meses.
La presencia del templo en la zona es anterior a la construcción del propio complejo cuya primera piedra se colocó en pleno franquismo, a principios de abril de 1938. De hecho, la conocida como ermita de Santa Catalina de Alejandría se erigió en el siglo XVIII en el entorno del Pueblo Canario en el que quedó integrada tras su inauguración con el fin de ser convertida en un museo para albergar las obras de Néstor, si bien el obispado no permitió esta transformación. Fue a mediados del pasado siglo, en 1955, cuando se inició su restauración. En ella se acogen importantes frescos del pintor Juan Arencibia, a quien también se barajó dedicar este espacio que finalmente quedó para la celebración de bodas. Eso sí, hace décadas que no se han hecho arreglos en su interior.
La intervención que se va a ejecutar próximamente es la quinta fase del proyecto de rehabilitación del complejo turístico diseñado por Miguel Martínez- Fernández de la Torres que comenzó a finales de 2017. La ermita, concretamente, está formada por tres naves las cuales presentan "serias deficiencias" en sus techos, siendo necesaria su reparación e impermeabilización para protegerlos de las humedades. Asimismo, está previsto restituir el pavimento, restaurar las carpinterías que estén en mejores condiciones para conservar en la medida que sea posible los materiales originales y resolver los problemas de accesibilidad entre los diferentes espacios del pequeño templo.
El primer paso de todos será la demolición de las cubiertas que, en el caso de la nave norte, "se llevará a cabo en su totalidad" por el mal estado que presentan sus vigas podridas por la acción de hongos e insectos. De ahí que no se vaya a ejecutar un falso techo "para que las maderas se aireen lo más posible". En esta parte, además, se realizará el derrumbe y posterior reconstrucción de las escaleras en cubierta.
En lo que se refiere a la nave principal de la ermita, la central, también será necesario el desmontaje de su parte superior ya que "al menos una quincena de sus vigas se encuentran fisuradas", recoge el proyecto. Para ello, "se levantará primero el tendido de tejas, con recuperación de las mismas para su reutilización". Finalmente, la zona más al sur, únicamente se levantará el tejado para proceder a impermeabilizar el techo.
Tras las demoliciones, se ejecutarán las respectivas reconstrucciones aprovechando el material que sea posible o empleando otros lo más semejantes a los originales. Otro de los elementos que se van a cambiar son los suelos de la ermita, al encontrarse también "dañados por las humedades". Para evitar que esto vuelva a suceder, se va a colocar sobre la superficie un hormigón de limpieza e impermeabilización, previa retirada de las losas. Posteriormente se procederá a la repavimentación del edificio con baldosas los más similares a las existentes.
Asimismo, se van a restituir los bancos de cantería de la fachada sur y en la habitación norte del inmueble se abrirá un baño y también se renovará la instalación de aire acondicionado en la nave principal, así como se cambiará el alumbrado de todo el conjunto del templo. En lo que a la accesibilidad se refiere, además del aseo que estará adaptado a las personas con movilidad reducida, el proyecto alude al planteamiento de "salvar los desniveles existentes con rampas". Esta medida se utilizará tanto internamente, para conectar las naves, como en el exterior donde "se va a considerar como itinerario accesible la puerta del ala sur, que da a la fachada de la calle Francisco González Díaz".
