El bebé Braulio González García tenía sólo cuatro meses cuando los fascistas asaltaron su casa el 24 de diciembre de 1936, lo sacaron de la cuna y lo arrojaron de cabeza contra la pared. Los asesinos formaban parte de una cuadrilla de falangistas y de Acción Ciudadana, una de las temidas brigadas del amanecer, que iban buscando a su padre, el sindicalista Francisco González, que andaba escondido tras el golpe.
La junta del distrito de Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya aprobó a finales de julio de 2018 dar el nombre del niño Braulio a la calle David de Tamaraceite, situada a pocos metros de la casa del crimen, un pequeño callejón que conecta la carretera general de Tamaraceite y el centro comercial Alisios. El acuerdo planteaba también poner una placa recordando a todos los niños y niñas víctimas del fascismo en el mundo. La moción fue presentada por la concejala del distrito, Mercedes Sanz, a propuesta de Familiares Fusilados de San Lorenzo y el Foro Canario de Víctimas del Franquismo. La propuesta fue aprobada con los votos a favor del PSOE, Podemos y Nueva Canarias y las abstenciones del PP, Ciudadanos y Unidos por Gran Canaria. La sesión la presidió el alcalde Augusto Hidalgo.
Ocho meses después, nada se sabe de la resolución, ha denunciado el Foro Canario de Víctimas de Víctimas del Franquismo y los Familiares de Fusilados de San Lorenzo. Paco González portavoz de ambos colectivos y familiar del bebé Braulio ha acusado a la concejala de Cultura, Encarna Galván, de "boicotear" el homenaje al niño con la petición de documentos que "no existen" como las partidas de nacimiento y de defunción del bebé.
Desde el Ayuntamiento, el concejal de Participación Ciudadana y presidente de la Mesa de la Memoria Histórica Municipal, Sergio Millares, aseguró a través de un portavoz, que el expediente no está bloqueado. Sostuvo que "la mesa técnica está armando el expediente sobre esta víctima de la represión con la finalidad de elaborar una propuesta que elevar al consejo municipal de Cultura. En el gobierno municipal nadie está boicoteando ni este ni ningún otro reconocimiento a las víctimas del franquismo, al contrario, la colaboración entre concejalías es plena".
No piensa lo mismo Paco González, que no entiende que se pueda tardar ocho meses en aprobar una resolución para realizar un "humilde reconocimiento a un bebé masacrado por los fascistas. Desde la concejalía del distrito" de Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya "se nos informa que en la Concejalía de Cultura, gestionada por la socialista Encarna Galván le piden en primer lugar todo un currículo del niño, que ya se ha facilitado por nuestra parte, incluso con los nombres y apellidos de sus abuelos".
Además, critica, "ahora parece que no es bastante con los datos facilitados y se nos exige la partida de nacimiento y un certificado de defunción de Braulio, como si dudaran de nuestra familia, como si nos estuviéramos inventando un asesinato recogido en numerosos libros de historia de la represión franquista en Canarias" y el Estado español, "como si la gente que tiene familiares en los pozos, simas, cunetas o fosas, tuvieran que conseguir toda esa documentación de hace más de 80 años para poder tener un mínimo reconocimiento y reparación".
"Desde el distrito", aclara González, "ha habido muy buena voluntad, pero en Cultura está bloqueado no sabemos por qué. Nos están pidiendo una documentación imposible de entregar, como la partida de nacimiento y el certificado de defunción. Los niños en esa época se registraban a partir de los nueve meses porque había una alta mortalidad infantil y en cuanto al certificado de defunción, ¿cómo va a haber un certificado de un niño asesinado por los fascistas?".
"Nos tememos", advierte, "que esta burocratización de la memoria impida el homenaje. El asesinato está recogido en la memoria de Tamaraceite, lo sabe todo el mundo. Está incluso recogido en un libro de Sergio Millares. Esperamos que quienes nos apoyaron con esta propuesta desde Podemos hagan algo para que esta dantesca situación se solucione, esperamos que no se siga dilatando este homenaje a pocos meses de las elecciones, donde es perfectamente posible que pueda gobernar la ultraderecha del PP-Cs-Vox en Las Palmas de Gran Canaria y este homenaje se vaya al garete de la historia.
Memoria del horror
Diego González, el padre de Paco González, que falleció en octubre pasado, tenía sólo once años cuando asesinaron a su hermano Braulio y nunca olvidó ese terrible suceso, ni siquiera en su último año y medio de vida, cuando le invadió la demencia senil, tan brutal debió ser el impacto que le causó.
"Cuando estaba en el hospital con una demencia avanzada", recuerda su hijo, "no me conocía ni a mí ni a mi madre, pero se acordaba de lo de Braulio y volvía a contar la historia, que le debió genera un trauma. Imagínate lo que es presenciar la muerte de tu hermano y de esa manera. Decía: "Entraron, entraron y mataron al chiquillo estos cabrones. Lo sacaron de la cuna".
Una pesadilla que no se le olvidó jamas. Paco González relata que tras la huida de su abuelo, el dirigente sindical de la Federación Obrera Francisco González Santana,se producían registros habituales en las casas de los escapados de San Lorenzo. "Uno de esos registros tuvo lugar la noche del 24 de diciembre. Llegaron a la casa a las cuatro de la mañana y empezaron a dar golpes en la puerta. Estaban mi abuela Lola García, su hermana Rosa y sus cuatro hijos: mi padre Diego, Francisco, Lorenzo y Braulio. Los tres niños mayores estaban en un camastro y Braulio estaba en una cuna colgada del techo", para evitar que se subieran las ratas.
Cráneo destrozado
Antes de entrar, los fascistas mataron a un perro cazador que estaba en la puerta. "Cuando mi abuela les abrió, entraron, registraron todo, a mi abuela la tiraron al suelo de un golpe, mientras el bebé no paraba de llorar. Uno de los falangistas lo sacó de la cuna y lo tiró de cabeza contra la pared. No murió en ese momento", pero no paraba de manar la sangre de su cabecita.
"Lo llevaron a un médico en Las Palmas, que le dijo que iba a fallecer, que era imposible sacarlo p'alante porque tenía el cráneo destrozado. Al día siguiente por la mañana, el día de Navidad, falleció", cuenta González, al que seguramente le relató la historia su abuela o su padre.
"En la iglesia", continúa, "no quisieron hacerle una misa porque era hijo de un comunista, de un evadido. El cura tenía miedo. El cura, y todo el mundo. Mi tía, mi abuela y todos los chiquillos llevaron al bebé al cementerio de San Lorenzo. El sepulturero lo enterró en el suelo en una cajita pequeña de tomates". El asesinato del bebé corrió como la pólvora por el pueblo de San Lorenzo. "Cuando mi abuelo se enteró de lo que había pasado se entregó sobre las siete de la tarde del día de Navidad en la Guardia Civil de Tamaraceite. Se entregó por miedo a que le pasara algo a los demás chiquillos. Yo creo que el asesinato de Braulio fue premeditado para que se entregara mi abuelo". El padre del niño Braulio fue fusilado el 29 de marzo de 1937. Está enterrado en una fosa común del cementerio de Vegueta.
Su nieto Paco González cuenta en el libro Semilla de memoria que después del brutal crimen "se tejió un manto de olvido intencionado. Todo el mundo sabía que era cierto el crimen, pero todos callaban.... Ya viejita, muchos años después, en la minúscula casita de tejado de El Puente, me cogía de la mano después de hacerme el bocadillo de tortilla francesa y pan de La Milagrosa, se me quedaba mirando, sus ojos casi ciegos, sus gafas de aumento, me hablaba de lo que amaba a su marido, de lo buen padre que era, de cómo entregó su vida por la noble causa trabajadora, de las cosas del niño Braulio, de su mirada brillante... "Era tan bueno", "apenas lloraba".... Braulio sigue vivo aunque lo hayan querido enterrar para siempre".
