Más de 20 minutos. Eso es lo que tienen que caminar los vecinos de Riscos Negros para poder coger la única guagua que les conecta con la parte baja de la ciudad. Un trayecto al que no le faltan cuestas y que se ha prolongado desde hace algo más de un mes después de que Guaguas Municipales retirase la línea 44 de la parada de la Carretera Nueva de San Lorenzo para trasladarla junto al local de Conforama que hay al lado del Centro Comercial Los Alisios.

Fue el pasado 11 de febrero cuando los residentes del barrio, denominado antaño como Ciudad del Campo Baja, se encontraron un letrero pegado en la marquesina que hay frente a la gasolinera BP de la citada vía en la que se informaba de que la línea 44 se vería "afectada" por un cambio, si bien no se especificaba dónde se trasladaba la parada. "Esto nos lo encontramos por la mañana porque ni siquiera nos avisaron previamente", denuncia Soledad González González, quien además considera que todos las modificaciones que se han hecho en términos de transporte público "han sido para favorecer al centro comercial".

No obstante, la problemática con la conexión de Guaguas Municipales comenzó hace más de cinco años cuando la 44 desapareció de las entrañas del barrio. Y es que durante mucho tiempo esta línea tuvo su propia parada en la calle Lázaro de Ortega -a la que muchos tienen que acceder tras subir decenas de escalera- y donde ya solo se detiene la 46. El problema es que esta última pasa cada hora y su recorrido es circular por lo que los usuarios se ven obligados a realizar transbordos y, sobre todo, a ser muy previsores con el tiempo.

De hecho, María del Carmen Alonso sale con 45 minutos de antelación de su casa y va a todo correr hacia la parada a la que llega bordeando parte de la superficie comercial para poder coger la 44 a las 8.30 horas. Más de lo mismo tiene que hacer Marina Díaz Afonso, si bien ella coge la 46 para ir a su trabajo al que llega una hora después. El motivo es que desde la única parada del barrio hasta Siete Palmas, donde hace el transbordo para ir a Mesa y López, hay más de 20 paradas a lo largo del trayecto.

Asimismo, "ir al Negrín puede ser como ir al Sur", se lamenta González González. Tanto es así que otra vecina, Pino Santana Artiles, asegura que tiene que salir hasta con tres horas de antelación de casa para poder llegar a cualquier cita médica. "Cojo la 46 hasta Siete Palmas y allí tengo que esperar a que pase la 44 porque el problema es que no llegas a tiempo para cogerla", asevera. Trasladarse al hospital universitario se ha convertido en la mayor preocupación de muchos de los residentes de Riscos Negros. La distancia que les separan del complejo médico es de apenas siete kilómetros y, sin embargo, tardan en llegar como si se encontrase muchísimo más lejos. Y es que no todos pueden hacer el camino que hay desde sus casas hasta "la parada del Conforama" para coger la guagua más directa a su destino.

"Cuando nos quitaron de aquí la 44 [por la calle Lázaro de Ortega] y nos la dejaron frente a la gasolinera [la BP de la Carretera Nueva de San Lorenzo] nos conformamos, pero es que ahora tenemos que ir hasta Los Alisios y hay personas mayores que no pueden bajar hasta allí caminando", denuncia Díaz Afonso, quien en su día presentó varias quejas y se ha puesto en contacto con la concejala del distrito, Mercedes Sanz, para ponerle al tanto de lo que sucede con la conectividad del barrio. "Aunque de momento no me ha llamado", afirma.

No obstante, y a pesar de la falta de soluciones, los vecinos han decidido no darse por vencidos en la lucha por salir del aislamiento en el que se encuentran. De ahí que se hayan puesto manos a la obra en la recogida de firmas que tienen pensado presentar junto con una queja formal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. "Nosotros solo queremos un servicio digno. ¿Tanto que fomentan el transporte público y luego nos lo quitan?", critica Marina Díaz.

Además de recuperar la antigua parada de la 44, los residentes de Riscos Negros también solicitan que se instalen dos nuevos pasos de peatones. Uno al final de la cuesta de la calle Monseñor José Rodríguez Rodríguez, en la confluencia con Lázaro de Ortega ya que tienen que cruzar a ciegas a la acera de enfrente a la que tienen que acceder sí o sí para llegar 'al otro lado' de la Carretera Nueva de San Lorenzo. Precisamente ahí, a la altura de la marquesina de guaguas deshabilitada desde el 11 de febrero, quieren que se ponga el otro paso de cebra para poder llegar a la gasolinera tras la cual se hará el parque urbano de Tamaraceite Sur.