La Casa de la Cultura de Tamaraceite acogió ayer el homenaje que los vecinos de Tamaraceite ofrecieron al pediatra Aurelio Gutiérrez Brito, fallecido hace trece meses y dedicado toda su vida a cuidar y mejorar la salud de sus conciudadanos. El médico, nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1929, ayudó a reducir las tasas de mortalidad infantil en el barrio en los años sesenta con la promoción del programa de vacunación y luchó contra la droga en los años ochenta fomentando el fútbol entre los jóvenes.
Son algunas de las acciones que destacaron ayer Esteban Santana y Paqui Rodríguez, amigos y vecinos de la familia, del doctor Aurelio Gutiérrez Brito, muy conocido en el barrio ya que poco tiempo después de licenciarse en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid (1956) tras estudiar la carrera en Cádiz y de especializarse en Pediatría (1958) aprobó la plaza vacante que había en Tamaraceite, donde ejerció toda su vida.
Al acto asistió su viuda, Carmen García, así como sus hijos -cuatro varones y dos hembras; una de ellas ya fallecida siendo una adolescente-, sus nietos y demás familiares. Desde ayer, la calle Samarita pasa además a llamarse Doctor Aurelio Gutiérrez Brito en reconocimiento a su labor. Curiosamente, la vía coincide con la farmacia situada en la Carretera general del Norte y la casa familiar.
El maestro y asesor de Educación, Esteban Santana, que actuó de maestro de ceremonias agradeció a la concejala Mercedes Sanz, que también asistió al homenaje, el haber acogido la idea del homenaje al galeno y de otorgarle una calle. Santana, que le conoció personalmente dado que vivió puerta con puerta con el médico, destacó su "naturalidad y sencillez además de ser un modelo para su familia".
Pero fue su hijo mayor Aurelio Gutiérrez García, que en nombre de toda la familia recordó la talla del hombre -como profesional y como padre - al contar algunas de las anécdotas de su vida. Con su relato ensalzó al médico de pueblo que estaba las 24 horas del día operativo para cualquier emergencia en unos tiempos en los que la asistencia sanitaria no llegaba a todo el mundo ni a todos los rincones. "Era médico de pueblo y vivía para la gente de su pueblo. Un hombre sencillo y campechano que trataba igual a un vecino de La Montañeta que a una persona con recursos", indicó su hijo, que en numerosas ocasiones le acompañó llevándole el maletín.
En una de las salidas tuvo que asistir a un enfermo que estaba a punto de morir. Su padre lo sabía pero se presentó en la casa tras el aviso y asistió al enfermo dándole consuelo y alegría. "Fue una visita de humanidad, un fogonazo de esperanza y sosiego; un acto de caridad cristiana", apuntó su hijo, quien añadió que se negó a cobrar la visita.
El primogénito recordó que fue un "trabajador infatigable" y un referente de "trabajo y estudio" para él y sus hermanos. "Los sábados se sentaba y estudiaba con nosotros", añadió, mientras reconoció el papel de su madre porque parte del éxito del padre fue posible por lo "luchadora y sensata" que había sido ella. Una de sus nietas leyó también unas bonitas palabras a su figura como abuelo.
El doctor Aurelio Gutiérrez Brito, socio fundador de la Sociedad Canaria de Pediatría, contribuyó a la reducción de la mortalidad infantil en el barrio gracias a la promoción de la vacunación y de las visitas al servicio médico. Para ello tiró del párroco Ignacio Domínguez, que anunciaba las campañas de vacunación desde el púlpito. Así lo recordaba Paqui Rodríguez al hacer una semblanza sobre la implicación del médico. También su influencia para que el farmacéutico Vicente Artiles cediera los sótanos de la farmacia a la Seguridad Social para hacer un dispensario que no existía. Y su papel como fundador del Ampa IES Cairasco de Figueroa y de su labor por promocionar el fútbol para alejar a los chicos de la droga en los años 80 desde la UD Tamaraceite.
