"A mí en el cielo no me quieren porque yo no soy un angelito y en el infierno tampoco porque si no hay droga me fumo al diablo. Me tienen aquí en el planeta tierra no sé pa qué. Pero bueno, aquí me quieren pa algo". Así comienza Macu a presentarse en un documental con objetivos didácticos que hicieron los alumnos de los ciclos superiores de Imagen y Sonido del IES Politécnico Las Palmas, durante el curso 2015- 2016.

Han pasado más de tres años, pero Macu sigue exactamente igual que cuando protagonizó un documental ejecutado con sencillez, profesionalidad y calidad, pero que solo tiene 6.015 visualizaciones en Youtube desde su publicación. En él se muestra con voz propia a uno de los tantos mendigos de la zona baja de Las Palmas de Gran Canaria que se pasan el día pidiendo dinero de terraza en terraza.

Triana está acostumbrada a su presencia. Todos los días pasea por sus calles colindantes. Cano, General Bravo, Torres, Malteses o Domingo J. Navarro son sus lugares de trabajo. Sobrevive en el Risco de San Nicolás, "Triana alto, como dice Luzardo, muy fina ella", dice Macu en su presentación. En una chabola ubicada en un solar sin agua y sin luz, con un par de bloques, algo de madera, un poco de plástico, con un colchón en el suelo y cuatro perros como compañía. Prácticamente todos los días baja por la calle San Bernardo para comenzar su ronda de trabajo que consiste en ir pidiendo dinero de forma insistente, con amabilidad, nunca con agresividad. Todos los de la zona la conocen, pero no todos se comportan igual : "Hay gente que me conoce desde hace más de 20 años que me trata bien y están los que me miran por encima del hombro".

En este documental, Macu es la persona que mejor puede explicar por qué es drogodependiente y por qué no puede cambiar. Lleva 28 años con la misma rutina: "Me levanto, me voy a pedir a Triana pa el mono, después pa comer algo, después otra vez pa el mono. Y así sucesivamente hasta que me acuesto". Esta forma de vida, "no es vida, no es felicidad", asegura Macu porque lo único que hace es pedir para consumir.

Su supervivencia comenzó cuando tenía 13 años. Macu estaba a cargo de sus abuelos hasta que estos murieron, por lo que "el bastardo" de su padre se encargó de ella. Macu desvela con rotundidad, pero sin rencor que él fue quien le metió en la "peor droga que hay en la vida": La heroína. "Si yo le decía que no quería fumar, pues se quitaba el cinto, me pegaba unas palizas que te cagas, y yo, para que no me pegara, cada vez que me decía que fumara, fumaba".

Esos momentos Macu los recuerda sin memoria porque cuando despertaba se sorprendía en la cama junto a un "pureta" o con más gente que "vete tú a saber qué habría hecho con esa gente porque yo no me enteraba de nada, porque estaba totalmente drogada". Así cuenta Macu la escena sin ningún tipo de emoción.

Aquella niña de 13 años se hizo mujer con la heroína como fiel amiga. Una droga que usa por necesidad, no por placer. "Yo consumo no para colocarme, consumo para poder estar viva", explica Macu al detallar los síntomas del mono que asemeja a una gripe "multiplicada por veinte". Lo mínimo que se gasta al día en drogas son 25 euros.

No tiene voluntad para dejarlo si no le dan medicamentos. Dice que se ha metido en todos los centros de la Isla, pero que sin un tratamiento no lo va a dejar. "Como no me amarres o me metas en la cárcel, que nunca he estado, es la única manera para que yo no consuma. Porque yo sin medicamentos pa el mono no lo dejo. Lo siento en el alma".

Su familia no quiere saber nada de ella porque es drogodependiente. Macu la ha sustituido por sus cuatro perros "y el desgraciado que vive conmigo", expresa.

Esta es la vida de Macu en 7.15 minutos. La persona que da visibilidad, a través de un documental realizado por estudiantes. a la decena de mendigos que cada día visitan Triana.