El Aula de la Naturaleza abrió sus puertas en 2006. En pleno corazón del Guiniguada, junto a la antigua Fuente Morales, el enclave inició su actividad para dar a conocer la riqueza del barranco. Así fue durante algunos años, si bien en la actualidad las instalaciones se encuentran en un estado de dejadez que ha facilitado el trabajo a los vándalos que han arramblado con el cobre y muchas camas del albergue que también formaba parte del proyecto que costó un millón de euros. Tan solo Jan Sterec, natural de la República Checa, es quien se encarga de cuidar y adecentar el complejo en el que reside desde hace cinco meses a la espera de intervención institucional.

"Cuando llegué esto estaba lleno de basura", cuenta el checo que es consciente de que vive de forma okupa en el edificio. Eso no le ha impedido limpiarlo e incluso decorarlo con algunas de las esculturas que él mismo crea. De este modo ha conseguido camuflar el evidente abandono que sufre el espacio que, desde su punto de vista, todavía "tiene mucho potencial". Tanto es así que no entiende cómo el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha dejado a merced de su suerte la iniciativa que nació con fines educativos.

Pepa Luzardo (PP) fue la que inauguró bajo su mandato las instalaciones a principios de marzo de 2006. La apertura se produjo seis meses después de lo previsto inicialmente debido a problemas con el suministro eléctrico, según explicaron en su momento. La construcción del complejo costó un millón de euros del que el 80% fue financiado con fondos europeos, mientras que el resto corrió a cuenta de las arcas municipales. El proyecto, que fue elaborado durante dos años, incluía la creación de varias guías y materiales didácticos divulgativos presupuestados en 100.000 euros y realizados a través de un convenio con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Asimismo, el aula incluía un albergue que inicialmente se previó con 40 plazas que, finalmente, quedaron reducidas a la mitad. La idea era que los ciudadanos pudieran pernoctar allí los fines de semana previo pago de unas tasas. Precisamente la sala habilitada para ello es la que más daños ha sufrido desde que cesase la actividad en el enclave que también dispone de un merendero y un huerto. Y es que varias de las literas que había en el dormitorio colectivo han sido robadas, así como los armarios y algunas de las lámparas. La última vez fue hace unas semanas, según recuerda Dorothea Jung, amiga de Sterec y vecina de la zona que recuerda cómo un hombre fue a llevarse una cama. "Yo les dije que eso es robar, pero me dijo que eso estaba abandonado", recuerda quien tampoco pudo hacer nada por impedirlo. "Aquí hace unos años había un vigilante de seguridad pero hace tiempo que no viene nadie a preocuparse por esto", apunta.

De hecho, los últimos talleres y rutas turísticas que se realizaron en Fuente Morales tuvieron lugar en 2013. A partir de ahí el espacio cayó en picado en el olvido del que el actual grupo de gobierno quiso sacarlo, sin éxito, en 2017. El Ayuntamiento aprobó en octubre del citado año la ejecución de nueve proyectos de Urbanismo dentro del Plan de Cooperación del Cabildo de 2018 entre los que se encontraba la reconversión del Aula de la Naturaleza en un albergue juvenil. Para ello se tenía previsto invertir 788.116 euros.

La iniciativa no salió adelante. "Discrepancias con los técnicos" del Ejecutivo insular fueron las razones aludidas por el concejal responsable del área, Javier Doreste, para no llevar a cabo la transformación del inmueble ya que "no habría dado tiempo a ejecutar la obra y aprovechar el dinero dentro del plazo". Esto les llevó a buscar una alternativa que pasa por la prolongación del camino que recorre el cauce del Guiniguada desde El Maipez, donde finaliza ahora, hasta el puente de La Angostura que limita con Santa Brígida. No obstante, el edil aseveró que con ello no se renunciaba al albergue, sino que se aplazaba para una nueva convocatoria del Plan de Cooperación.

Por lo pronto, el dinero que estaba previsto para la rehabilitación del aula de la naturaleza se decidió destinar a otros proyectos. Entre ellos, las mejoras de la accesibilidad de Tenoya (200.613 euros), la creación de una red de aguas de riego en Siete Palmas y Las Torres (149.132 euros) y la demolición del colegio Europa en Jinámar para ampliar un parque (325.850).