La lluvia que en jornadas anteriores parecía querer esquivar Las Palmas de Gran Canaria finalmente descargó ayer con intensidad. La ciudad registró las precipitaciones más altas del Archipiélago dentro de los registros de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). De esta manera, el entorno de la plaza de La Feria recogió poco más de 26 litros por metro cuadrado. Unos chubascos que hicieron desbordar un total de 21 alcantarillas. Además, causaron pequeñas inundaciones, escorrentías y cortes de luz en diversos barrios. Todo esto, unido a varios accidentes en la calzada, provocó un caos circulatorio desde primera hora que no logró remontarse prácticamente hasta la hora de comer, momento en el que las nubes se disiparon y pasó a reinar la calma.

Tras varios chubascos intermitentes a lo largo de la madrugada, las nubes se anclaron en el entorno de la capital grancanaria pasadas las diez de la mañana. Un par de horas en el que la tormenta descargó con fuerza sobre la ciudad. Cascadas y escorrentías anegaron vías como Paseo de Chil, la avenida de Mesa y López o el túnel de Julio Luengo.

Los problemas colapsaron la ciudad desde bien temprano. Pocos minutos antes de las siete de la mañana un accidente por alcance en el subterráneo de Santa Catalina provocó retenciones kilométricas que colapsaron todas las entradas a la capital grancanaria. Según fuentes de la Policía Local, una motocicleta derrapó en la calzada, por lo que originó una colisión en cadena de otros cuatro vehículos.

Paciencia, mucha paciencia. Con una circunvalación y una avenida marítima prácticamente paralizadas las principales entradas a la ciudad por el Norte y por el Sur no corrieron mejor suerte. En la GC-1 los vehículos quedaban literalmente paralizados desde Melenara, mientras en la GC-2 la instantánea se repetía desde la costa del Pagador, en Moya. Pero, si este colapso trajo quebraderos de cabeza, lo cierto es que lo peor estaba por llegar.

Los clásicos charcos que dejan enchumbadas calles principales como Bravo Murillo o Venegas ya tenían proporciones desmedidas a eso de las 11 de la mañana. Poco después, la tormenta se cebó con la cornisa de Ciudad Alta, por lo que la riada dejó un barrizal en las calles de Ciudad Jardín, Alcaravaneras y Arenales. Hasta la pintura del carril bici que unirá Primero de Mayo con la plaza de España, aún por inaugurar, se desconchó en al menos un tramo.

Inundación en Juan XXIII

Saltos de agua y cascadas salpicaron toda la extensión del Paseo de Chil. El kilómetro cero de las inclemencias primaverales se situó en el entorno de la avenida Juan XXIII. Una riada procedente del Barranquillo Don Zoilo asoló el cruce entre esta vía y la calle Pérez del Toro. Hasta tal punto que inundó la entrada de la sede de la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. Las olas que levantaban los vehículos a su paso también amenazaron la Tesorería de la Seguridad social y la vieja clínica del Pino.

Los semáforos dejaron de funcionar durante horas, al igual que en otras tantas avenidas, tales como Escaleritas, Luis Doreste Silva o Mesa y López. Mientras, el agua se llevaba por delante hasta los contenedores de la basura en Pérez del Toro. Esta vía estuvo impracticable durante varias horas por el lodo que arrastraron las escorrentía desde Ciudad Alta, cruzarla se convertía en una auténtica prueba para un programa de televisión. En la Cafetería Arucas del Paseo de Lugo aseguran que se vieron obligados a desalojar a sus clientes en un momento dado. ¿El motivo? El agua había conseguido anegar el interior del establecimiento. Los propios camareros señalan que fueron ellos quienes tuvieron que destupir las alcantarillas; pues la riada les invadía principalmente desde Tomás Morales.

Parte de las aguas llegaron procedentes del barranquillo que desciende por el parque de las Cucas. Los vecinos se hicieron eco en las redes sociales de la riada pedregosa que bajó con fuerza por las escaleras que conectan Schamann con la calle Capitán Eliseo López Orduña. "Los coches no se atreven a entrar, eso es todo barro", señaló una taxista sobresaltada al nombrarle dicha vía. "Las mallas de la pared no aguantan las piedras", añadió. No le faltaba razón, pues las rocas invadieron tanto esta ladera como la calle Pepe García Fajardo.

El improvisado río terminaba por formar una cascada en el parque de las Cucas, donde decenas de ratas encontraron la muerte. Como si de un oasis de naturaleza en mitad de la ciudad se tratara, muchos curiosos que pasaban por Paseo de Chil camino de la mutua Mac no dudaron a la hora de inmortalizar una laguna que terminaba por desembocar en varias calles de Arenales.

Barranco de La Ballena

El barranco de La Ballena también jugó una mala pasada con el paso de las lluvias. El lodo atrapó una decena de vehículos estacionados en los nuevos aparcamientos de la calle Virgen del Pilar, muy cerca del cruce con Concejal García Feo. "De haber continuado la lluvia unos minutos se habría impedido la circulación", señalan fuentes de Bomberos. No obstante, el túnel que conecta el barrio del Pilar con La Minilla bajo la autovía quedó anegado.

A pocos metros de allí una columna de humo negro invadió el horizonte a eso de las 12 del mediodía, momento en el que la lluvia comenzaba a dar una tregua. Uno de los cortes del suministro eléctrico, que sufrió principalmente Ciudad Alta, afectó al hospital Doctor Negrín. Esto provocó un fallo en el generador que levantó una espesa humacera que se avistó desde media ciudad, aunque sin grandes incidencias en el servicio.

Las aguas del barranco de La Ballena acabaron una vez más en La Cícer. La escorrentía rompió la arena y llenó de basura la orilla de la playa, hasta tal punto que el Ayuntamiento puso el cartel de "baño no recomendado temporalmente". Con la mayor parte de los comercios cerrados, los pocos transeúntes inmortalizaron con una foto la cascada.

Tras los últimos truenos llegó la calma. Lo cierto es que la lluvia emchumbó por barrios, como viene haciendo en el Archipiélago en la última semana y media. Mientras la Autoridad Portuaria registró más de 28 litros en el muelle, la Aemet apenas recogía 9,4 en San Cristóbal.

Cortes de luz de más de una hora

Parte de Escaleritas vivió ayer cortes de luz de hora y media a consecuencia de una avería en la subestación de Buenavista, según señala Endesa en un comunicado. Realmente la incidencia afectó a gran parte de Ciudad Alta, Ciudad Jardín y Mesa y López, aunque en la mayoría de zonas el suministro se restableció en apenas 20 o 30 minutos, tal y como constataron algunos vecinos de Schamann. El corte coincidió con el momento de mayor intensidad de la lluvia y provocó fallos en el sistema informático del hospital Doctor Negrín, una situación que se alargó durante casi toda la jornada en el centro. La compañía indica que los transformadores siguen fuera de servicio hasta "testarlos y comprobar su estado". | A. V.