Hoy, Viernes de Dolores, es festividad de la Virgen de la Soledad, advocación que se venera en el santuario de San Francisco de Asís. La de los franciscanos fue primera orden monástica que se estableció en el Real de Las Palmas recién finalizada la conquista. Posteriormente, en el año 1587, fue establecida y aprobada por Roma la Pontificia y Real Archicofradía de Nuestra Señora de la Soledad cuya imagen fue coronada canónicamente el 19 de marzo de 1964. Virgen de la Soledad a la que, en Gran Canaria, se la conoce también como Virgen de la Portería, debido al lugar en que se hallaba la pequeña capilla ubicada dentro de la portería conventual donde la imagen recibía culto. La portería del convento estaba situada entre la iglesia y la espadaña o campanario -que aún se conserva en pie- y estaba separada por una verja de madera. La Virgen permaneció allí hasta 1842, cuando pasó al templo parroquial.

No hay datos exactos sobre cómo llegó la imagen de la Virgen de la Soledad a Gran Canaria; pero sí una leyenda a la que el periodista, médico y escritor Domingo J. Navarro, cronista oficial de la ciudad, hace referencia en su obra Recuerdos de un noventón y sitúa el origen del hecho en la ciudad de La Habana donde se hallaba un buque dispuesto a salir para el entonces denominado puerto de Las Palmas y al que, según escribe el cronista, "se presentaron a pedir pasaje al capitán una viuda con un hijo suyo de aspecto enfermizo; quedaron concertados, pero el día de la salida no aparecieron. A los tres días de viaje llamaron la atención del capitán dos grandes cajas dirigidas al Guardián de San Francisco de Las Palmas de Canaria. Nadie las había recibido a bordo. Llegado el barco entregó el capitán las dos cajas y abiertas eran fieles retratos de la viuda y del hijo que pidieron pasaje".

Para don Eduardo Benítez Inglott la imagen de Nuestra Señora de la Soledad de la Portería es en sus facciones y porte el trasunto exacto de la reina Isabel la Católica, soberana que donó la imagen y la envió como regalo al convento franciscano de la capital grancanaria. El hecho tiene su fundamento en la Bula del Papa Inocencio VIII, de 13 de diciembre de 1486, que concedió a los Reyes Católicos y a sus sucesores el Patronato de todas las iglesia y conventos que fundaran y erigieran, y en dicha Bula se imponía, entre otras obligaciones, las de conceder a dichos centros religiosos bienes y recursos.

Tras la promulgación de la Bula papal, el primer convento que fundaron los Reyes Católicos fue el de San Francisco de Asís en Las Palmas y, según piensa Benítez Inglott, fueron los frailes radicados en Gran Canaria quienes solicitaron de la Reina el envío de una imagen de la Virgen para situarla en el oratorio de su Portería y que al corresponder Isabel la Católica a tal petición, el escultor encargado de esculpirla se inspiró en las facciones de la soberana debido a la costumbre de los escultores de los siglos XV y XVI de copiar el rostro del donante.

Según José Miguel Alzola, Premio Canarias y cronista de la Virgen de la Soledad, la imagen que actualmente se venera en el santuario de San Francisco de Triana es obra encargada por Marcos Sánchez, mayordomo de la cofradía, en el siglo XVII. Y añade Alzola que la original pudo ser destruida, probablemente, en el incendio provocado por las tropas de Van der Does en 1599.

La Soledad fue la Virgen de toda la ciudad capital. Además, es la protectora de las gentes de la mar de las laderas capitalinas de San Juan, San Roque, San Nicolás y San Lázaro. Su devoción arraigó también en los costeros, desde mucho antes que la de la Virgen del Carmen.