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Urbanismo proyecta un ascensor en el muro que se derrumbó en el paseo de Chil

El Ayuntamiento aguarda a la resolución del conflicto judicial entre los vecinos de Ladera Cuyás y la inmobiliaria Altamirano, propietaria actual de los terrenos

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Cae un muro en Paseo de Chil

El área de Urbanismo plantea crear un nexo de conexión entre el paseo de Chil y el de San Antonio a través de un ascensor. La infraestructura se encontraría emplazada en la Ladera Cuyás, una parcela de titularidad privada que pertenece a la sociedad Altamira Inmuebles, una entidad que forma parte del Banco Santander. El pasado 11 de abril se produjo un derrumbe en la zona, el cual obligó a evacuar cinco de las 16 viviendas que ocupan el terreno desde hace más de 100 años, según señalan quienes viven allí desde hace generaciones.

Según explica el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, este suelo está clasificado como de uso dotacional y ya ha sido regulado dentro del Plan General de Ordenación. El edil asegura que de esta manera se podría conectar dos zonas de la ciudad a través de una vía peatonal. No obstante, desde la subida de Mata y hasta el conocido como parque de Las Cucas no existen conexiones entre el paseo de Chil y las calles que se encuentran por encima del mismo.

Para realizar esta obra, Doreste apunta que primero será la inmobiliaria quien tendrá que "arreglar" su situación legal con respecto a los vecinos y "darles una solución de vivienda". El edil de Urbanismo afirma que "el Ayuntamiento está dispuesto a colaborar con los propietarios del terreno para encontrar una alternativa a las familias que actualmente viven allí".

Altamira ha interpuesto un escrito de demanda que ha sido admitido a trámite por el Juzgado de Primera Instancia número 9 de Las Palmas de Gran Canaria. Un proceso con el intenta desalojar a los vecinos de las 16 casas terreras de Ladera Cuyás. No obstante, desde Urbanismo aseguran que la entidad ya se puso en contacto con el Ayuntamiento antes de producirse el derrumbe. Con respecto a esta situación, las familias residentes en este callejón han preferido declinar a hablar con los medios de comunicación.

El grupo de viviendas de Ladera Cuyás cuenta con más de un siglo de historia, según comentan las familias que viven allí en la actualidad, quienes en su mayoría han heredado las casas de generación en generación. Se construyeron para alojar a los aparceros que trabajaban en las plantaciones de Fincas Unidas. Precisamente, la Policía Local compartió la semana pasada en su cuenta de Twitter una fotografía de finales de la década de 1960 en la que se puede apreciar la hilera de casitas en una ladera aún pendiente de urbanizar.

Los primeros propietarios de aquellos terrenos terminaron por vender la parcela a Promociones Turísticas de Canarias (Protucasa), una entidad inmobiliaria que por aquel entonces pertenecía a la Caja Insular de Ahorros. La empresa terminó por sucumbir durante en la crisis económica. Por lo que la parcela fue adquirida por una sociedad dentro del Banco Santander.

El caso terminó por salir a la opinión pública tras el derrumbe de parte de la ladera que sostiene este grupo de viviendas, a causa, según apuntan fuentes municipales, de las lluvias de principios del mes presente. En la madrugada, el gunitado -una capa de hormigón apisonado- se resquebrajó y produjo un corrimiento de tierra sobre el paseo de Chil. Este causó una serie de daños en el edificio adyacente y, además, dejó "en el aire" la terraza para poder acceder a cinco de las casas terreras de Ladera Cuyás.

Ante esta situación, el Ayuntamiento se vio obligado a realojar a las familias que residen en estas casas en un hotel. Tal y como detalló la concejala de Servicios Públicos, Inmaculada Medina, estos tendrán que esperar unos tres meses antes de que puedan volver a sus casas. Las obras de reparación incluyen la construcción de un nuevo muro en este tramo de calle, el cual no existía hasta ahora, explica la edil.

Medina aclaró la semana pasada que los operarios reforzarán todo el gunitado de la ladera, no solo el que se derrumbó. Tras unos días de trabajo a todo ritmo, la nueva capa de hormigón está casi terminada. Ahora vendrá la parte más complicada de la operación, pues habrá que realizar perforaciones en la montaña en las que colocar una serie de tensores, una parte de la actuación que comenzó ayer.

El Ayuntamiento ha señalado desde el primer momento que, una vez terminen la obra, pasarán la factura a la inmobiliaria Altamirano, dueños del terreno, con quienes ya están en contacto.

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