Los 16 vecinos de las cinco viviendas desalojadas el pasado 11 de abril tras el derrumbe de parte del muro de contención del Paseo de Chil en Las Palmas de Gran Canaria han afirmado sentirse "abandonados" por parte de un Ayuntamiento al que reclaman información sobre su futuro, el de sus casas y sobre el coste del alojamiento durante el tiempo que duren las obras.

Así lo han puesto este viernes de manifiesto durante una rueda de prensa en que la que quisieron agradecer lo que han hecho por ellos los bomberos, la Policía Local, el Hotel y el restaurante donde acuden a comer, al tiempo que pidieron una alternativa residencial que cuente con cocina y lugar para lavar la ropa.

En este sentido, la vecina afectada, María Eva Medina, hizo especial hincapié en que "no hay nadie" del Ayuntamiento que vaya al hotel en el que están alojados y les informe sobre lo que está ocurriendo con sus casas, lamentando que tengan que acudir a los periódicos para saber lo que pasará con sus viviendas.

"Lo que queremos es que alguien venga y diga 'Mira, no vas a entrar en tu casa hasta dentro de dos o tres meses' o 'vas a entrar dentro de un mes'. Que nos digan algo, que nos asesoren", al tiempo que apuntó que las asistentas sociales les han dicho que no saben si el Consistorio se hará cargo de la estancia que les está ofreciendo el hotel y las comidas porque se trata de una ayuda de emergencia de una o dos semanas.

Medina se preguntó qué tienen que hacer los vecinos desalojados --entre los que hay dos menores, cinco personas con discapacidades y personas mayores-- ante esta situación. "Que alguien nos dé la seguridad [dijo] de que al menos vamos a permanecer aquí y que vamos a tener el régimen, las comidas o alguna ayuda porque ya no nos dan ni bonos de guagua ni bonos para lavar ropa".

Respecto a la actuación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, apuntó que los vecinos se sienten abandonados, ya que el día del derrumbe acudió el alcalde, Augusto Hidalgo, y varios concejales "solo para decir que lo sentían mucho", insistiendo en que ya han pasado 16 días "y aquí no se ha presentado nadie". "Se han desentendido de todo", observó.

"Y es verdad que las asistentas sociales a lo mejor no llevan ese tipo de asuntos pero estamos quejándonos a ellas porque no tenemos a donde acudir. No hay ni un técnico ni un ingeniero... nadie que nos diga lo que va a pasar con las cinco casas", lamentó.

Mientras, el vecino Pascual Calas, que relató que los bomberos tuvieron que sacar a su madre enferma de 85 años en brazos y que junto a otro hermano tienen que vivir los tres en una habitación, explicó que necesitan entrar en su casa para recoger enseres y que lo único que pide es una casa de alquiler para contar con los recursos necesarios --cocina, dos habitaciones, lavadora...--, y no un hotel.

Además, otro vecino, Román Martel, mostró su desconecto con los servicios sociales del Ayuntamiento al tener que realizar numerosas llamadas para que les atiendan y poder entrar a su casa a buscar el respirador de su madre, algo que finalmente no pudo ser. "Me siento ignorado y engañado por la asistenta social, que se supone que está para ayudarnos", observó.

Por otro lado, los afectados han pedido también ayuda psicológica ante el shock de tener que huir de sus viviendas en plena madrugada con lo puesto, personas que han tenido que dejar atrás los hogares en los que llevan hasta 50 años viviendo, casas que habilitaron sus padres, abuelos o bisabuelos.

Información, seguridad y asistencia

En general, las peticiones de los afectados son tres. En primer lugar que los responsables de la administración mantengan a los vecinos informados de la evolución de la situación y que se personen a interesarse por sus necesidades.

También exigen una declaración formal y pública de las instituciones gubernamentales que garantice que mientras duren las obras los vecinos tendrán asegurada la permanencia en el hostal o que de lo contrario se les facilitará otra opción habitacional digna.

Por último, han dicho que necesitan "lo más fácil": "empatía". "Los vecinos han sufrido un trauma personal del que tardarán en recuperarse. Un trauma que ha afectado a su salud, física y anímica, y a la de su entorno más próximo. Necesitan atención y comprensión, no que se les derive a aseguradoras o agentes externos como si fueran un trasto que estorba", concluyó.