Hace 40 años Las Palmas de Gran Canaria vivió uno de los sucesos más trágicos de su historia. Once trabajadores de la empresa Hijos Ángel Ojeda, una de las conserveras ubicadas en El Rincón en la década de los 70, perdieron la vida intentándose ayudar unos a otros tras inhalar los gases tóxicos que desprendía el pescado putrefacto acumulado en el desagüe. Ayer, y con motivo del Día Internacional de Seguridad y Salud en el Trabajo que se celebra mañana, sindicatos, familiares, compañeros y vecinos del barrio de Guanarteme se reunieron en el Monumento Manos Unidas en su honor para rendirles homenaje y evitar que caiga en el olvido uno de los accidentes laborales más tristes de la capital.

El suceso tuvo lugar el 4 de enero de 1979. Ese día, la fábrica volvía a abrir tras haber pasado unos días cerrada por Navidad, según recuerda Pepi González, presidenta de la asociación vecinal de La Barriada de Guanarteme y Chile que también promueve el acto. Eso había provocado que se acumulase mayor cantidad de pescado putrefacto cuyos gases tóxicos fueron letales para casi una docena de empleados que fueron bajando a la fosa séptica para ayudarse unos a otros a salir de ella. Por desgracia, de nada sirvió el compañerismo, si bien el gesto solidario de aquellos que murieron intentado ayudarse no cayó en el olvido.

Y es que en 2006 se inauguraba en El Rincón, "más o menos en la zona donde estaba el desagüe donde ocurrió todo", el monumento Manos Unidas. Una obra escultórica de Etual Ojeda y promovida por el que fuera profesor del IES Guanarteme, Talio Noda, que pretende rendir homenaje a los fallecidos y su corporativismo para que sean recordados.

"Este es el único monumento que rinde homenaje a las víctimas de accidentes laborales en todo el mundo", señaló González. De ahí que desde 2011 sea punto de encuentro para celebrar el pequeño "acto que convocan CCOO y UGT" con motivo del Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. "Lo hemos tenido que adelantar porque se celebra el 28 de abril, que es este domingo, pero son las elecciones", aclaró la líder de la asociación vecinal que también participó en la sencilla ceremonia. "Hemos guardado un minuto de silencio y ha sido muy emotivo", apuntó Pepi González sobre el encuentro en el que también han estado presentes algunos de los compañeros que trabajaron en la conservera, así como la esposa de uno de los que perecieron aquel 4 de enero del 79.