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In memoriam | Las anécdotas de un joven estudiante

Germán Suárez y sus recuerdos del IES Pérez Galdós

El empresario portuario fallecido el sábado participó en una protesta estudiantil que terminó en el cuartelillo de la Policía

Germán Suárez y sus recuerdos del IES Pérez Galdós

Germán Suárez era apenas un estudiante de Bachiller cuando decidió manifestarse con sus compañeros del IES Pérez Galdós contra las pruebas atómicas que iba a hacer Francia en el Sáhara francés. La convocatoria había contado con éxito popular, si bien a la hora de la verdad tan solo se presentaron una quincena de jóvenes. Aún así decidieron seguir con la protesta que terminó delante del Gobierno Civil con una pancarta que decía: "No queremos bomba". La reivindicación acabaría con unas horas en el cuartelillo de la Policía y un castigo económico del centro educativo que Suárez no se atrevió a contar a sus padres, tal y como recordaba en el libro 'El instituto Pérez Galdós (1916- 2016). 100 años al servicio de la educación pública' coordinado por José Antonio Luján. Y es que el empresario portuario que falleció el pasado sábado siempre estuvo muy vinculado al enclave en el que se formó y soñó con ser médico.

Suárez no llegó a estudiar Medicina porque "la economía familiar no hacía posible cubrir el costo para estudiar en la Península", apuntaba en su aportación a la citada publicación. No obstante, "la Universidad de la Vida" le llevó a convertirse en uno de los empresarios más importantes de la historia del Puerto de La Luz, donde comenzó como aprendiz y logró escalar "gracias a la formación" adquirida en el instituto. En el Pérez ingresó en el 1953, cuando el centro educativo todavía estaba situado en la calle Canalejas.

"Desde Primero de Bachiller", apuntaba en el capítulo que tituló Manifestación Estudiantil en Las Palmas en 1960, el grupo formado por unos 60 alumnos formó una "gran familia" en la que muchos permanecieron en el instituto hasta completar el Preuniversitario. Esa unión con sus compañeros le llevó a protagonizar junto a ellos algunas anécdotas como la de la citada protesta en la que, después de salir del cuartelillo, tuvieron que hacer una colecta a través de los delegados y delegadas de los distintos cursos para pagar de nuevo la matrícula que les pedía como castigo el enclave educativo si querían seguir formando parte de su alumnado. Muchos, entre los que se encontraba él, no fueron capaces de contarle a sus padres lo sucedido, si bien no sería necesario gracias al compañerismo que contribuyó a que "en cuestión de diez días" estuviesen todos de regreso en las aulas.

Esta no fue la única vez en la que los jóvenes arrimaron el hombro y las monedas como gesto de solidaridad. En la memoria de Germán Suárez retumbaba todavía en 2016 la clase de Filosofía en la que decidieron preguntar a su profesor, don Arturo Sarmiento, por aquello que parecía inquietarle. Fue entonces cuando el docente les contó el problema que tenía su vecino, a quien se le había muerto el burro que tiraba del carro con el que trabajaba como transportista, sin tener posibilidad de sustituirlo al no poder permitírselo económicamente.

Nada que no tuvieran intención de solucionar los estudiantes del Pérez que recolectaron el dinero y se fueron hasta la Montaña de Arucas para comprar un nuevo équido. "Lo trajimos caminando hasta la puerta del instituto y luego se lo llevamos a la casa en La Isleta, que era donde vivía el transportista del carro. El impacto de esta acción fue tremendo ya que la familia no se lo podía creer", rememoraba Suárez en la publicación coordinada por el cronista oficial de Artenara con motivo del centenario del instituto que tuvo lugar hace tres años.

Por todo ello, el que fuera presidente de Astican recordaba a modo de conclusión que lo que le quedó "para siempre" fue ver que desde aquella época, "la solidaridad era una virtud que se practicaba entre los compañeros". Una filosofía que estuvo presente el resto de su vida y que, en concreto, se plasmó también en el Pérez Galdós donde no solo colaboró en la celebración del 100 aniversario del centro, también contribuyó con el mecenazgo para la creación del Aula- Museo IES Pérez Galdós, tal y como señaló José Antonio Luján. Un legado que junto a su trayectoria profesional pervivirá entre aquellos que le conocieron y que cogen el relevo. Y es que muchos le consideran "el empresario" y su impronta como emprendedor será imposible de olvidar.

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