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Opinión

El instituto Pérez Galdós, recuerdos

Con la muerte de Germán Suárez se cierra una rica biografía personal de referencia en nuestras islas, aunque queda abierta la sólida trayectoria empresarial que él mismo inició con una innata mirada de crecimiento y de futuro.

Entre las múltiples valoraciones que se han hecho desde diversos ámbitos socioeconómicos, en esta hora de la despedida queremos aportar una confesional que puso de manifiesto con motivo del I Centenario del Instituto Pérez Galdós (1916-2016).

Germán fue alumno del Instituto hasta terminar el preuniversitario en junio de 1960, pero no pudo continuar con su vocación de estudiar medicina por motivos económicos. En este centro, a los dieciséis años acabó su formación académica. Sin embargo, no dejaba de confesar que lo que él era como persona y como hombre luchador se lo debía al instituto Pérez Galdós. Las múltiples acciones de mecenazgo sociocultural, deportivo y benéfico así lo atestiguan. Después vino la "universidad de la vida", iniciando su primer peldaño como recadero en el Puerto de la Luz donde con intuición y riesgo fue subiendo de manera progresiva hasta convertirse en el patrón de una empresa ejemplar en el tejido económico de Canarias y más allá de nuestras fronteras.

Su etapa del Instituto quedó grabada en su corazón de tal manera que no dudó en colaborar de forma generosa en la celebración del Centenario del centro. Su participación consistió en el apoyo a la edición del libro El instituto Pérez Galdós (1916-2016). 100 años al servicio de la educción pública (Editorial Mercurio2016), así como el mecenazgo para la creación del Aula - Museo IES Pérez Galdós. En este libro, aporta un testimonio vivencial en el que, además del contexto y la cita de profesores y compañeros de clase, desvela su participación en la manifestación estudiantil en Las Palmas en febrero de 1960. Impulsados por el profesor don Arturo Sarmiento, los alumnos, entre los que se encontraba el carismático Fernando Clavijo, padre el actual presidente del gobierno de Canarias, portaron la pancarta ¡No queremos bomba! La causa de la protesta fueron las pruebas atómicas en el Sáhara francés, fomentadas por el gobierno del país vecino. Indudablemente, todos acabaron en el patio del Gobierno civil y penados a no entrar en el centro hasta que abonaran de nuevo la matrícula del curso.

Una entrevista programada para esta semana con el fin de concretar su mecenazgo en la inmediata apertura del Museo del instituto, y la continuidad de su colaboración con la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias ha quedado fatalmente suspendida. Pero estamos seguros que el patrocinio de estas actividades culturales se mantendrá, para que siga encendida la llama de su memoria.

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