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El 'Trames' vuelve al mar seis meses después del accidente del 'Alborán'

El buque de servicios marítimos retoma su actividad con una misión idéntica a la que realizaba cuando el catamarán lo embistió

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El barco de servicios marítimos 'Trames Uno', de nuevo en activo

La vida de los gallegos Alberto Pariente, David Leiro y Manuel Crespo cambió el 8 de noviembre del año pasado. Aquel día, un jueves como hoy, el patrón y los dos tripulantes del barco de servicios marítimos Trames Uno cubrían la distancia que separa Las Palmas de Gran Canaria de Santa Cruz de Tenerife con material técnico a bordo cuando el ferri rápido Alborán, que cubría para Naviera Armas la ruta entre las dos capitales canarias, les embistió. Tuvieron muy poco tiempo -ni un minuto- para reaccionar y salvar sus vidas, pero la nave, que era su medio de vida, quedó destrozada. Ahora, tras seis meses de reparaciones y reformas en el astillero Repnaval-Zamakona del Puerto de La Luz, el barco vuelve a hacerse a la mar.

"Todo el mundo pensaba que no era reparable, pero desde el principio mi idea era hacerlo costara lo que costara", reconoce Pariente cuando ya quedan pocas horas para que pueda volver a hacerse a la mar. El retorno del Trames Uno a la faena está, además, lleno de coincidencias: vuelve a navegar para encargarse de una operación casi idéntica a la que realizaban cuando ocurrió el siniestro. Al igual que en aquella ocasión, hoy tienen previsto transportar dos contenedores con material técnico de las empresas Otech y Reprosub para una serie de trabajos submarinos en un gasero en Tenerife. "Otech entendió muy bien que no fue un problema nuestro y han confiado en nosotros para poder hacer lo mismo sabiendo que hemos adaptado el barco", añade el patrón.

Los largos trabajos de reparación y reforma han dejado al Trames Uno como nuevo. El buque ha mejorado su habitabilidad con mayores camarotes y un puente de mando más amplio y cómodo. Gran parte de las estructuras que conforman el buque tuvieron que ser reemplazadas como consecuencia de los destrozos y también han optado por cambiar la grúa, que ahora es más potente.

El Trames Uno, construido en la década de 1990, fue comprado por Pariente en 2016 y el accidente al menos le ha permitido modificarlo: "Esta es una empresa pequeña, somos las mismas tres personas que tuvimos el siniestro y hemos hecho la reforma como si fuera nuestra casa: lo hacemos para nosotros y a nuestro gusto", explica este buzo profesional que aún recuerda cómo se hizo autónomo "en 2004 con un Renault 11 y un remolque" y logró ir ampliando el negocio poco a poco.

A pesar de que las limitaciones físicas de la insularidad les han jugado alguna mala pasada durante la rehabilitación del barco, Pariente se muestra contento por haberse decidido a hacerlo en vez de cobrar la indemnización y solo tiene buenas palabras para las administraciones que, como Capitanía Marítima de Las Palmas, han tenido que supervisar el proyecto de reparación. "Han entendido nuestra situación y se han portado muy bien, nos facilitaron que los ingenieros vinieran las veces que ha hecho falta para pasar las inspecciones", destaca.

Pariente y los suyos habían llegado con el Trames Uno a Las Palmas de Gran Canaria en octubre de 2017 "para hacer un trabajo de 15 días y volver a la Península", pero aquella instalación de cables submarinos que en principio era un trabajo puntual les abrió las puertas a nuevos encargos para instalar todo tipo de artilugios submarinos en el Archipiélago. Trabajaron, por ejemplo, en la obra del emisario submarino que ejecuta el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y tienen en cartera otros encargos relevantes, como la próxima instalación en la Isla de la que será la primera plataforma flotante de aerogeneradores marinos de España en el banco de pruebas de la Plataforma Oceánica de Canarias.

Aunque los orígenes de la empresa están en la localidad pontevedresa de Marín, con los años Trames ha logrado ir ampliando su flota para posicionarse en distintos puntos de la geografía peninsular e insular. El Trames Dos trabaja instalando las jaulas de una piscifactoría en Torrevieja (Alicante), el Tres está en la isla de Arousa y el Cuatro, en Bilbao. "Ahora nos vamos a Perú, donde contrataremos una embarcación local para instalar tuberías para una desaladora", continúa Pariente.

La embestida del catamarán ya parece haber quedado atrás para estos tres hombres de mar. Aunque el recuerdo de lo que ocurrió aquella tarde de jueves no podrá borrarse de sus memorias, todos tratan de dejar atrás la mala experiencia. "Cada vez que te encuentras con alguien te sacan el tema, pero llega un momento en que cada vez cuentas la historia más corta", bromea el patrón.

Reconoce, en cualquier caso, que la incertidumbre que llegó tras el accidente, con las inevitables dudas sobre el futuro de los puestos de trabajo o las mil y los flecos sueltos relacionados con seguros y abogados que aún quedan por dilucidar- supuso un reto que, en cualquier caso, han podido superar.

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