Las familias desalojadas de las casas de la ladera del Cuyás, tras el derrumbe el pasado 11 de abril de un muro que da al paseo de Chil, podrán volver el próximo viernes a entrar en sus hogares a recoger ropa y otras pertenencias, mientras se produce el regreso definitivo, algo que el gobierno municipal calcula que se llevará a cabo a finales del próximo mes.

Según ha informado el Ayuntamiento, el servicio de bomberos ha organizado para el próximo viernes una entrada a las cinco casas desalojadas de la ladera situada sobre el paseo de Chil, para que los desalojados puedan acceder a sus pertencencias. Los vecinos se quejaron el pasado viernes, tras el robo perpetrado en una de las viviendas, de la prohibición de entrar en sus casas, ya que apenas tuvieron tiempo de recoger sus cosas en los escasos minutos previos al desalojo que se produjo tras el derrumbe.

Según la Concejalía de Vías y Obras, que dirige Inmaculada Medina, en estos momentos se ha ejecutado "más del 60% de los anclajes del muro", lo que equivale a más de 500 metros lineales. Los técnicos pretenden que la obra finalice a finales de junio.

"La primera de las tres fases de excavación de la zona de desprendimiento, preparada para hormigonar y tensar, estará finalizada el próximo viernes o lunes", señalan los ´técnicos, quienes añaden que quedan pendientes "dos fases más de excavación para proteger completamente las viviendas".

Los operarios están trabajando en una superficie de unos 1.112,44 metros cuadrados, de los cuales la mayor parte (756 metros cuadrados) corresponde al talud frontal. El resto de la superficie se reparte entre el talud lateral (209,92 metros cuadrados) y muro (146,47 metros cuadrados).

Se están ejecutando un total de 63 anclajes de doce metros y otros diez anclajes laterales de tres metros. Está previsto que se proyecte unos 183 metros cúbicos de hormigón.

Los trabajos tienen como objetivo la protección del talud mediante la aportación de material en la base, "aumentando las cargas estabilizadoras". Además, se contempla la retirada del material inestable y la "instalación de líneas de seguridad para accesos controlados", así como la retirada de vegetación y protección de los paterres en la zona superior del talud.

También hay que retirar los pozos de saneamiento, popularmente conocidos como pozos negros, que había en la zona, así como las tuberías afectadas. Los trabajos concluirán con la reposición de los servicios afectados y la instalación de protecciones en muros y vallas, además de la ejecución de drenajes para evacuar las aguas que se filtran.