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Los Riscos pierden vecinos y envejecen más rápido que el resto del municipio

La inaccesibilidad, la falta de vivienda y la degradación de los barrios hacen que los jóvenes escapen a otras zonas l Los residentes reclaman una rehabilitación integral

Vista del barrio de San Roque, desde la zona de El Pambaso, en la carretera general del centro. JOSÉ CARLOS GUERRA.

Los barrios de San Nicolás, San Juan y San José registran desde principios del milenio un notable retroceso de su población y el envejecimiento de sus vecinos hasta tres puntos superior a la media que experimenta el conjunto del municipio. El barrio de San Roque es el único que gana población, aunque sin embargo es el que bate el récord en cuanto al número de habitantes mayores de 74 años. El 10,1% de los vecinos de San Roque tiene más de 74 años, tres puntos más que en la ciudad.

La ladera de San José es el barrio que más pierde población (un 7,2% menos), le siguen San Juan (-6,3%) y San Nicolás, con un -5,9%. En algunas zonas, el descenso llega a un 10% y en todos los casos, la pérdida es “más relevante que en el conjunto de la ciudad”, según el geógrafo Santiago Hernández, que resalta la “alta densidad poblacional” que tienen estos enclaves, por encima de los 15.000 habitantes por kilómetro cuadrado, bastante superior a la media de la ciudad, situada en 10.850 habitantes por kilómetro cuadrado.

El diagnóstico destaca que “la alta densidad edificatoria y poblacional coexisten con problemas acuciantes de vulnerabilidad social, de conjuntos edificados degradados, de dificultosa e irregular trama y de limitados espacios de uso colectivo”.

Entre el 35% y el 40% de las viviendas, en su mayoría terreras, son anteriores a 1951

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La mayoría de la población tiene un nivel educativo muy bajo y no supera la educación básica o primaria. El desempleo golpea a los residentes, sobre todo a la población joven y el envejecimiento de la población hace que aumenten los hogares unipersonales y la dependencia.

Buena parte de las viviendas (entre el 35% y el 40%) son anteriores a 1951, una cifra que triplica la media del municipio (11%). En su mayoría son casas terreras de autoconstrucción y su estado de conservación presenta un deterioro apreciable. Entre el 2% y el 4% de las casas tienen una superficie de menos de 30 metros cuadrados. Destaca también la proliferación de infraviviendas.

Es la pérdida de atractivo de los barrios por sus graves problemas de movilidad y accesibilidad, la falta de vivienda y la degradación de su espacio público lo que provoca que la gente joven se marche en cuanto puede a otras zonas de la ciudad y escape de estos núcleos, considerados marginales pese a estar a un tiro de piedra del centro histórico de la ciudad y gozar de un entorno paisajístico singular. Están en pleno centro pero han sido olvidados y la ciudad les ha dado la espalda.

Estas son algunas de las conclusiones que se extraen de la memoria que ha elaborado el área de Urbanismo de la capital grancanaria a raíz del proceso participativo celebrado a finales del pasado año en las jornadas Barrios Pendientes, de las que han formado parte vecinos y vecinas, asociaciones vecinales, colectivos y agentes sociales de estos barrios, así como técnicos municipales y expertos.

Más del 10% de las personas que viven en San Roque son mayores de 74 años

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El objetivo de las jornadas era diagnosticarlos problemas de todos estos barrios y plantear actuaciones que solucionen las dificultades que complican la vida a los habitantes, mediante actuaciones de rehabilitación, que conserven su singularidad urbanística e impulsen su desarrollo. En este caso han sido los propios vecinos los que han planteado qué tipo de actuaciones quieren para los Riscos.

Todos coinciden en que el principal problema que aqueja a los barrios colgados es la inaccesibilidad, una cuestión que se agrava aún más por el envejecimiento de la población. Así que las soluciones a la movilidad, la accesibilidad y la conectividad serán las que se abordarán con mayor urgencia. De hecho, una de las primeras acciones que se va a desarrollar tiene que ver con la puesta en marcha de un plan de movilidad vertical, con rampas ascensores y escaleras mecánicas. El departamento que dirige Javier Doreste redacta desde hace meses el plan, donde se establecerán las zonas en las que se colocarán los nuevos sistemas de conexión eléctrica. Será uno de los primeros pasos de la regeneración de estos riscos.

La siguiente fase es la valoración de alternativas de ordenación y evaluación ambiental estratégica y la ordenación pormenorizada de la alternativas elegidas en los planes especiales de San Nicolás, San Juan-San José y San Roque.

Recorridos turísticos

Los vecinos reclaman también la recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural y natural de los Riscos, potenciando la integración de los complejos de Mata, San Francisco, la Batería de San Juan y el Cementerio Inglés como recursos para la revalorización de los barrios, así como el acondicionamiento de recorridos singulares para uso turístico. También plantean la recuperación del rico patrimonio hidráulico y etnográfico que hay en la zona, entre ellos el molino de El Batán y la acequia de San Nicolás.

“La calidad ambiental de la trama urbana de estos barrios”, señalan las conclusiones de la memoria coordinada por Santiago Hernández, “debe ser un objetivo importante, no sólo en la mejora de los servicios básicos”, como limpieza o saneamiento, sino en el crecimiento del espacio verde y arbolado. Los vecinos insisten en “vincular esta calidad ambiental con la acogida de un turismo sostenible que redunde en un mayor conocimiento de su espacio y en la dinamización del tejido económico y social”.

Apuntan, por ejemplo, a la oportunidad de rehabilitar casas terreras para dedicarlas al alquiler vacacional, de las que ya se han desarrollado algunas experiencias en San Roque y en San Nicolás. Los residentes reclaman más dotaciones públicas y espacios de esparcimiento, la mejora de los parques actuales, la creación de otros nuevos y el aprovechamiento de solares como áreas de uso público, miradores o plazas; la conservación y mejora funcional de los colegios, la ampliación de los espacios de uso deportivo o las de uso cultural adaptados a las distintas edades. Plantean la necesidad de conexión con el Guiniguada, rechazan la carretera entre Miller y el Pambaso y se oponen a la construcción de la ladera de San Nicolás que da al colegio Guiniguada, un centro escolar que quieren abierto.

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