La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El nuevo cableado eléctrico descubre los restos del antiguo lazareto de La Isleta

Los arqueólogos examinan un muro perteneciente al edificio del siglo XIX, que fue destruido en 1998

Obras de instalación del cableado eléctrico, que han aflorado los restos del antiguo lazareto de La Isleta en la calle Juan Rejón La Carretera. ANDRÉS CRUZ

Los restos de un muro del antiguo lazareto de La Isleta han salido a la luz debido a las obras del nuevo cableado de suministro eléctrico de alta tensión, que se vienen llevando a cabo en la capital desde hace meses a través de un proyecto de Red Eléctrica Española.

Los vestigios aflorados se corresponden con uno de los muros del aljibe del establecimiento sanitario, que fue construido en la segunda mitad del siglo XIX para aislar a los afectados por enfermedades contagiosas -incluidas algunas que en realidad no lo eran como la lepra-; establecer las cuarentenas de los viajeros que llegaban al Puerto y cerrar el paso a las epidemias que asolaban la ciudad, las cuales entraban a través de los barcos. Las escasas condiciones de salubridad de la época propiciaban que las ciudades costeras se vieran asoladas por periódicas epidemias de fiebre amarilla, cólera morbo, viruela o peste bubónica.

El edificio que albergó el lazareto de La Isleta, que dejó de funcionar como tal muchos años antes, desapareció en 1998, cuando fue demolido para hacer viviendas y prolongar la calle Juan Rejón hacia El Sebadal, después de que los militares abandonaran los cuarteles que había por esa zona. Los restos del aljibe han aparecido en el tramo de la calle Juan Rejón más cercano a la vía de acceso a El Sebadal. Arqueólogos de la empresa Tibicena Arqueología y Patrimonio han analizado hace varias semanas la estructura y tras comprobar que su valor no es muy grande, se ha documentado y se ha vuelto a enterrar. Se excavó una zanja de casi metro y medio por tres metros de largo.

José Guillén, inspector de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, informó de que lo aparecido es un "pequeño depósito de agua que perteneció al lazareto". Añadió que la zona de la calle donde afloró, casi al final de Juan Rejón al lado de un Hiperdino, se "corresponde justo a lo que era el patio del lazareto. Esa parte se salvó de la destrucción porque quedó enterrada justo en la zona de carretera. En el otro lado se hicieron aparcamientos y desapareció todo rastro del antiguo edificio".

Guillén señaló que la aparición de estos restos, como la de los huesos y el cráneo de una persona encontrados en agosto pasado casi a mitad de la calle Juan Rejón, son consecuencia del seguimiento arqueológico que ha establecido el Cabildo de Gran Canaria a la obra del cableado eléctrico subterráneo que atraviesa toda la ciudad y que va desde El Sebadal hasta el Lomo Apolinario. "Tanto este muro', resaltó, "como los restos del año pasado, muchísimo más importantes, no aparecieron por casualidad. Han sido fruto del seguimiento arqueológico que ha llevado a cabo la empresa Tibicena", por encargo del Cabildo.

El antiguo lazareto, situado en la zona que ahora da a Juan Rejón La Carretera, casi esquina con la calle 22 de mayo de 1996 (antes denominada Lazareto), pasó a formar parte del Ministerio de Defensa, que acuarteló varios batallones en toda el área que va desde Juan Rejón hasta la parte alta de La Isleta. El último de aquellos acuartelamientos comenzó a construirse en 1900 y es lo que hoy se conoce como el Regimiento de Infantería Canarias 50, sin uso desde hace años y pendiente de su cesión a la ciudad. En 1998 se tiraron cuatro pabellones, entre ellos, el que albergaba el antiguo lazareto.

El desastre que impulsó la construcción del lazareto de La Isleta -que se edificó por la misma época que el de Gando- fue la terrible epidemia de cólera morbo de 1951, la más devastadora que se recuerda. Causó más de 6.000 muertes en Gran Canaria en menos de un mes. Antes del lazareto se usaban los salones de la Casa de la Virgen de La Isleta como zona de cuarentena de los supuestos focos. Ejercía el papel de cordón sanitario en el istmo, para evitar la propagación de las enfermedades al resto de la ciudad.

"Un criadero de tísicos"

"Un criadero de tísicos"

El 8 de mayo de 1871 se produjo el primer movimiento de las autoridades municipales, que se concretó en una reunión en el Ayuntamiento, para reclamar la construcción de un lazareto, según relata Juan Medina Sanabria en su obra Isleta-Puerto de La Luz: Raíces.

Ese mismo año se autorizó la tala de 40 pinos en la Cumbre para el lazareto y el doctor Domingo José Navarro donó un solar de 5.595 metros cuadrados para la construcción del edificio. En julio de 1874 se anuncia que las obras del lazareto del Puerto de La Luz van muy adelantadas.

Medina da cuenta de los informes de la Comisión Municipal de Sanidad y médicos que advertían en el siglo XIX de la grave situación sanitaria de La Isleta por la inexistencia de alcantarillado, la abundancia de chabolas y la falta de higiene. Uno de aquellos informes, de 1892, termina diciendo que el barrio es "un criadero de tísicos y un plantel de tifoideas".

"Hay que tener en cuenta", explica Medina Sanabria, "que al final del siglo XIX existían cerca de 4.000 habitantes en La Isleta y sólo había unas 100 viviendas/casetas de madera con licencia municipal, cumpliendo medidas de habitabilidad y no existía alcantarillado".

Compartir el artículo

stats