El centenario instituto Benito Pérez Galdós cierra el curso con la apertura de un museo dedicado al material escolar que utilizaban los jóvenes entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. El centro, fundado en 1916 como el primer instituto público de Enseñanzas Medias en la Isla, forma parte de la Asociación de Institutos Históricos de España y quiere que la pequeña galería sirva de espacio didáctico para los colegios que lo visiten, así como para investigadores. Para el próximo curso programarán visitas guiadas abiertas al público, en general, para que los ciudadanos descubran este patrimonio con el que muchos seguramente estudiaron.
La idea de crear este pequeño museo nació en 2010-11 a raíz de la llegada de la nueva directiva, que encabeza Carmen Martín, y de que una profesora, María Jesús Quintana, comentara la existencia de la Asociación nacional para la defensa del patrimonio de los Institutos históricos (ANDPIH), conocida también como Asociación de Institutos Históricos de España, y ver si podían sumarse a la misma dado que el instituto cumplía en 2016 cien años de historia. "Fuimos a unas jornadas de la asociación en Córdoba y pensamos que no estábamos a la altura pero, aun así, decidimos rescatar el material didáctico que había en el centro", cuenta la responsable del instituto, cuya primera sede estuvo en una casa en la calle Pérez Galdós 30 hasta que el Cabildo construyó un edificio (1919-25), donde hoy está el rectorado de la universidad.
Un grupo de docentes, animados por la iniciativa, se sumergió en los diferentes departamentos, en la biblioteca y en el laboratorio para sacar de las vitrinas, armarios y altillos el material que habían guardado sus anteriores colegas y que ya estaba en desuso en las aulas. El resultado de ese trabajo, en el que ha colaborado personal de mantenimiento y profesorado jubilado, fue una sorprendente colección de material escolar: desde libros, revistas, balanzas, probetas, diapositivas, láminas, minerales, maquetas de los órganos de los animales, entre otros objetos, con el que se aprendía Biología, Física, Química, Ciencias Naturales, Arte, Geología, Agricultura, Historia y Literatura. En algunos casos se sabía de su existencia pero no se utilizaba, bien porque había quedado obsoleto o por temor a que se rompiera, y, en otros casos, se han descubierto con este trabajo.
Con motivo del centenario se habilitó una aula para exponer el material durante dos meses, pero su valor merecía un lugar más digno, por lo que decidieron solicitar una subvención a la Consejería de Educación para la construcción de esta galería, que recorre la historia de la educación en Canarias y que fue inaugurada la pasada semana.
La sala, que se levanta curiosamente donde estuvo la antigua capilla del instituto, aula después, ya que el edificio actual pertenece a los años 70 tras la demolición del anterior inmueble (1959), nos adentra en la historia del centro, que ha contado con seis ubicaciones diferentes en su historia.
Entre las piezas -unas 80- se incluyen también los expedientes académicos de importantes personalidades de la vida social y cultural de la Isla como el escritor y periodista Pancho Guerra o el profesor Agustín Millares Carlo, que estudiaron en el instituto, aunque por la protección de datos no pueden verse las clasificaciones que tuvieron en su época.
En la catalogación que han hecho han descubierto que tienen 4.000 libros y diccionarios anteriores a 1958, algunos editados antes de la apertura del instituto, que se desconoce si fueron donaciones o que se compraron para uso de los docentes y alumnos, como uno de los Episodios Nacionales del escritor grancanario Benito Pérez Galdós de 1831.
También hay una importante colección de rocas, fósiles y conchas y modelos de escayola donde los alumnos aprendían el interior del cuerpo de los animales. Incluso hay un esqueleto humano real para que los alumnos pudieran estudiar los huesos. Y láminas de botánica que han sido restauradas gracias al departamento de patrimonio del Cabildo de Gran Canaria.
Una de las curiosidades de la muestra son las placas de cristal con las que los alumnos estudiaban las obras de arte, el paisaje, la geología, la flora y las escenas de la vida cotidiana y que eran proyectadas en la pared a través de una máquina - epidiascopio- que funcionaba con una lámpara de gas, y que también se puede ver en el museo. La Fedac ha colaborado en la digitalización de ese material para que pueda estar disponible.
El logotipo del museo y el diseño de la muestra ha sido realizado por Jesús Ateca, profesor de Dibujo ya prejubilado, que ha actuado también de comisario de la misma. El objetivo del centro es seguir recuperando el material existente y crear una base de datos para la investigación. También que la galería sirva de espacio para otras exposiciones.
