Como cada año, los pastores y queseros Airam Rivero Bethencourt y Esmeralda Santana Falcón emprendieron ayer un largo camino con su rebaño de ovejas con rumbo a Fontanales, donde harán la primera escala. Las más de 500 ovejas de la Quesería Cortijo de Daniela, situado en San Lorenzo, emprendieron ayer el camino de la trashumancia, que les llevará por San José del Álamo, Teror, Fontanales, Cruz de Tejeda y la Degollada de Becerra. En Fontanales pasarán los próximos meses antes de seguir hasta Tejeda, ya que en esta zona se encuentran mejores pastos para los animales que en San Lorenzo.

La concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Belén Hidalgo, los acompañó durante un tramo a pie. Con Airam Rivero, el pastor más joven de la isla, y Esmeralda Santana partieron a despedirlos otros pastores, sus perros y una decena de caballos.

Belén Hidalgo se sumó a la experiencia, sobre las seis de la mañana de este sábado para mostrar su apoyo a los pastores que mantienen viva la tradición de la trashumancia en una ciudad que sigue conservando sus raíces ganaderas. "No sólo nos vamos a esforzar en mantener esta importante tradición sino que vamos a recuperar desde el Ayuntamiento el área agrícola y ganadera impulsando acuerdos con los propietarios para crear bancos de tierras y desarrollar el sector primario en el municipio", sostuvo la edila.

La trashumancia es una actividad que históricamente ha permitido a los ganaderos de Las Palmas de Gran Canaria trasladar a sus animales hacia otras zonas de la Isla, en Medianías y Cumbre, sobre todo cuando hace más calor y hay menos pasto disponible cerca de la costa.

Hasta el linde

Los ganaderos han guiado a las ovejas por el barranco de El Pintor y El Román, hasta seguir el camino real hacia Teror por San José del Álamo, y de ahí a Fontanales, donde pasarán entre dos y tres meses. Según explicaron los pastores, a finales del verano se conduce a las ovejas desde Fontanales hasta la Cruz de Tejeda. En invierno vuelven al municipio de Las Palmas de Gran Canaria.

Hidalgo acompañó a los pastores capitalinos durante varios kilómetros, casi hasta el linde con el municipio de Teror, en San José del Álamo.

"En la actualidad, menos de una veintena de pastores siguen practicando la trashumancia en nuestra isla. Nosotros, desde el gobierno municipal, apoyamos esta actividad, un oficio en peligro de extinción, pero de vital importancia para el desarrollo económico y social de nuestro municipio", consideró la concejala. Los primeros pobladores de las Islas ya practicaban la trashumancia, un oficio que se ha mantenido hasta nuestros tiempos aunque la mayoría lo ha abandonado debido al gran sacrificio y trabajo que requiere.