La Provincia - Diario de Las Palmas

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Aquí la tierra

Significante flotante

Un resto de un rótulo luminoso en la calle Barcelona, esquina con la calle Luis Antúnez, representa un barco de vela en el interior de lo que a su vez parece representar una botella

Resto de rótulo luminoso en la calle Barcelona, esquina con la calle Luis Antúnez. Mariano de Santa Ana

Un resto de un rótulo luminoso en la calle Barcelona, esquina con la calle Luis Antúnez. Representa un barco de vela en el interior de lo que a su vez parece representar una botella. Ahora bien, ¿qué representaba en conjunto este letrero de esta calle de Las Palmas? ¿El reclamo de un bar? Es posible. ¿De una tienda de artefactos náuticos? Puede ser. ¿De un "todo a un euro"? Quién sabe. Lo único que el reportero está en condiciones de asegurar es que ese objeto, que ha visto en la fachada del establecimiento de la calle Barcelona, esquina con la calle Luis Antúnez, es un fragmento de un rótulo luminoso que representa un barco de vela en su interior. Además, casi se atreve a aseverar que el fragmento de rótulo representa una botella que contiene el barco. Sobre lo que publicitara el rótulo ya solo puede conjeturar, de modo que este vestigio, con su barquito que parece flotar en una botella, es un significante flotante.

Es justamente este carácter truncado del objeto, el rótulo, y de la imagen, la del barquito de vela y de lo que parece una botella, la fractura significante que hace que el impulso de la significación agregue algo: las imágenes y los textos del reclamo completo de un bar, una tienda de artefactos náuticos, un "todo a un euro", etcétera. Pero ese algo es flotante porque su función es supletoria: sustituye el déficit de otros significantes de cuya conexión podrían desprenderse otros significados.

Como tan hábilmente piensa en este momento el lector, siempre hay asimetría entre el significante y el significado porque el segundo, efectivamente, va invariablemente después del primero y éste, así es, está abierto a múltiples interpretaciones. Cuanto más, cuando se trata, como en este fragmento de rótulo, de significantes cercenados. Así, un amigo psicoanalista le indica al reportero que "lo que veo es un barco embotellado y sin agua donde flotar. Evoca la idea del mensaje enviado en una botella porque no hay otro medio para enviarlo". Y continúa el amigo, que sabe lo suyo de significantes flotantes: "El barco es el mensaje', diría tal vez Marshall McLuhan. ¿O lo es la botella? ¿Escasean los barcos? ¿Son un sueño alcohólico? ¿Tal vez una pesadilla de John Silver? ¿Es acaso el barco escondido al final de una botella de ron, de una botella de ron, de una botella de ron?"

Otro amigo del reportero, éste semiólogo, señala que la imagen de este letrero seccionado con el barquito de vela en lo que parece una botella le hace pensar en "navegar para anclar el deseo". Esto conduce al reportero a recapitular sobre el deseo. En primer lugar sobre el suyo ardiente de salirse de este jardín del significante flotante en que se ha metido, a cuenta de este condenado fragmento de rótulo comercial en la calle Barcelona, esquina con Luis Antúnez. Después, sobre otro deseo propio no menos mortificante: el de alcanzar a decir algo sobre el tema que no sea una majadería morrocotuda. Finalmente, sobre la imposibilidad de "navegar para anclar el deseo", y ello porque a) no se puede anclar mientras se navega, b) el deseo es una navegación sin fin, c) nunca hay un fondo en el que anclarlo y d) el significante flotante, que no flota como un barco anclado sino como uno que navega sin rumbo, lo que hace, justamente, es propulsar el deseo.

Un tercer amigo, artista, aduce que a lo mejor el letrero truncado contenía un jeroglífico "y el establecimiento se llamaba Bar Copreso, o Bar Coembutido, o Bar Coebrio o algo así de poco comercial, así que hubo que optar por lo visivo". Y remata este amigo: "Navegar es necesario, ¿beber no?". En fin, poco diestro en los juegos de lenguaje, a este respecto lo único que se le ocurre añadir al reportero es que, ya que no Argo, a la nave podría llamársele Algo.

Y bien, un cuarto amigo, antropólogo él, le indica al reportero que "la reproducción de un barco es un significante flotante en sí misma, pues posee un significado distinto del barco al que emula en la realidad; remite a él con la intención de llenarlo, pero nunca lo consigue". El reportero se dice entonces, alborozado, que la fotografía que tomó del fragmento del rótulo de la calle Barcelona, esquina con la calle Luis Antúnez, es en sí misma también un significante flotante pues posee igualmente un significado distinto del fragmento de rótulo, al que emula en la realidad, y remite así mismo a él con la intención de llenarlo, pero nunca lo consigue. Sumido así en este estado de flotación, el reportero se pregunta si con el barco no pasará como con aquella historia, tan conocida del lector que sonroja traerla a colación, de la lata de sardinas flotante en el mar que mira al observador en vez de ser mirada por éste. Sea como fuere, lo mejor será dejarlo aquí, más que nada porque el lector, qué duda cabe, ha surcado las líneas de este reportaje para encontrar algo más y ahora ya sabe que, con barco o sin barco, va tener que ir a buscar a otro sitio ese algo.

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