Acaba de morir un gran hombre de Gran Canaria No por manida ha de dejar de aplicarse la expresión de "gran pérdida". La muerte de Antonio Marrero Boch es un infeliz y triste acontecimiento para su extensa familia y para Gran Canaria. Encuentros del grupo Tamarán nos han permitido conocer, ya en la ancianidad, en la edad aristotélica de la sabiduría, a este ingeniero que amaba a su tierra canaria sobre todas las cosas. Era limpio de alma, recto, buena persona y de muy aguda inteligencia. Figura pública, por momentos política, de características personales irrepetibles, Marrero Boch forma parte de una generación de profesionales y trabajadores canarios, niños de la guerra en su propia casa, que ha contribuido a forjar y engrandecer las Islas y España.

Apasionado a la hora de defender lo que consideraba de justicia, con un intelecto preclaro y un corazón fuerte y diáfano, una de sus últimas llamadas al periódico había sido anunciando un nuevo artículo sobre el sistema electoral canario, que tanto le preocupaba y tanto estimulaba para sus rigurosos trabajos periodísticos. Creo que se ha ido con tristeza después de comprobar el resultado de la última reforma electoral. Hemos perdido a un gran ingeniero y a un hombre de bien.