Las migraciones son un fenómeno que siempre ha existido en la historia de la humanidad. Desde los primeros pobladores nómadas que iban cambiando de lugar en función del clima, a los grandes dramas actuales, en los que millones de personas por el mundo se ven obligados a dejar su tierra atrás para buscar una vida mejor. Ya sea por la falta de oportunidades, por un conflicto armado o por persecución, los éxodos se han sucedido a lo largo de los siglos, afectando a casi cualquier región del planeta en algún momento u otro. Esta es la principal reflexión que destacó ayer el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, durante el acto institucional que preparó la corporación insular para conmemorar el primer centenario del naufragio del barco de vapor Valbanera, y que contó con la presencia de familiares de las víctimas y de los supervivientes y con miembros de asociaciones de memoria histórica y marineras.

Durante toda la jornada, las banderas de la Corporación ondearon a media asta, en señal de respeto por las 488 víctimas que perecieron en el trágico suceso, el mayor de la historia de la emigración en el Archipiélago. En su discurso, Morales aseguró que el acontecimiento ha quedado marcado en la idiosincracia canaria "como una huella indeleble" ya que fue "un drama que afectó a muchísimas personas". Tampoco dejó pasar la oportunidad para agradecer a las asociaciones y personas particulares su lucha para evitar que el Valbanera caiga en el olvido.

Solo durante los primeros 20 años del siglo pasado, más de 180.000 personas parten con destino a Cuba, Venezuela y África, principalmente. Lo hacen forzados por la hambruna y penuria por la que atravesaba el archipiélago tras el final de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La crisis económica desatada por el conflicto bélico hizo retroceder la superficie cultivada con plátano, tomate y papa, lo que presiona a los jóvenes canarios que terminaron tomando la difícil decisión de marcharse de sus casas, dejando atrás a familia, amigos o parejas.

"No podemos perder de vista esas situaciones que se viven en distintos puntos del planeta, y que vivieron nuestros antepasados hace un siglo", enfatizó el presidente insular quien llamó a los presentes a intentar "buscar nuevas oportunidades, nuevos modelos alternativos para nuestra economía" para evitar que las nuevas generaciones se vean en la tesitura de seguir el camino marcado por sus antepasados. Y remachó que el acto de ayer debería hacer pensar a la ciudadanía que la justicia social y la igualdad son "absolutamente necesarias" y que en la diversificación económica está el futuro del Archipiélago.

En el acto también participaron personas y asociaciones que quisieron honrar a las víctimas de la tragedia, como el artista isleño Pepe Dámaso o el cónsul de cuba en Canarias, Ulises Barquín, así como representantes de diversas formaciones políticas de la Corporación. El representante de la asociación 100 años del Valbanera, Julio César González, destacó que el acto institucional habló sobre la "grandeza del pueblo canario" y que las 488 almas que perecieron en el naufragio estarán orgullosas desde el cielo de que se mantenga vivo su recuerdo.

"Creo que tenemos que ser conscientes que si hoy tenemos una forma de vida más o menos aceptable se debe en gran medida a que hubo valientes compatriotas como esos que lo intentaron, que no se echaron atrás, y esa es la esencia que tiene el pueblo canario", exclamó González al finalizar el breve acto, que concluyó con un sentido minuto de silencio en memoria de los fallecidos.