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Puerto | Las naves del misterio

El 'espía' soviético del cielo canario

El barco 'Kosmonaut Yuri Gagarin', enseña de la flota científica de la URSS, solía visitar La Luz, donde muchos pensaban que su misión consistía en algo más que observar naves espaciales

El buque científico soviético 'Kosmonaut Yuri Gagarin', en una de sus visitas al Puerto de La Luz. archivo la provincia/dlp

Inmensas antenas parabólicas apuntando incesantemente hacia el cielo, extrañas esferas de un blanco impoluto que parecían esconder en su interior todos los secretos de la Guerra Fría, una tripulación hermética y poco dada a las veleidades de la vida portuaria... La llegada de la flota científica soviética siempre causaba impacto en el Puerto de La Luz y generaba todo tipo de rumores en la población grancanaria. ¿Eran simples estaciones de seguimiento de las naves espaciales soviéticas, como aseguraban sus oficiales, o formaban parte en realidad de un complejo sistema de espionaje que se extendía por todos los océanos?

Entre todos aquellas extrañas naves, el Kosmonaut Yuri Gagarin se ganó un lugar especial en el recuerdo. El barco bautizado en nombre del primer ser humano que viajó al espacio visitó Gran Canaria en muchas ocasiones e incluso llegó a estar en el centro de una soterrada batalla diplomática con la URSS en 1980. El gabinete de Adolfo Suárez lanzó un envite al Soviet de Brézhnev: no se darían facilidades para el atraque de buques científicos. Para ello, el Gobierno de España esgrimió lo que consideraba abusos en el convenio de pesca entre los dos estados.

Aquello sucedió en el verano de 1980, mientras el Yuri Gagarin esperaba a poco más de 20 millas de la capital grancanaria el permiso de Asuntos Exteriores y el de Capitanía Marítima para poder atracar. La situación supuso "el punto más bajo en las relaciones Madrid-Moscú", de acuerdo con el resumen del año publicado ese diciembre por este periódico. Los buques científicos regresaron en enero de 1981 -el primero fue el buque Professor Vodyaninskiy- y esa misma primavera volvió a hacer escala el Kosmonaut Vladimir Komarov, al que los grancanarios ya habían rebautizado como "el barco de las bolas" por las grandes esferas que protegían sus antenas.

El extraño tira y afloja a cuenta del Yuri Gagarin causó impacto en el Puerto de La Luz, donde durante años se habían ido tejiendo lazos comerciales con la flota pesquera rusa hasta el punto de crear una sociedad mixta denominada Sovhispan. El trasiego de rusos por Gran Canaria se cifraba entonces en una horquilla entre 25.000 y 100.000 personas anuales y dejaba unos ingresos de unos 2.000 millones de pesetas en el Archipiélago, aunque la sospecha de que los barcos venían a Canarias a pescar algo más que caballas era generalizada. Al respecto, un doble reportaje firmado por Salvador Sagaseta bajo el título 'Canarias en el ojo del tifón' afirmaba que "tanto el personal diplomático soviético como sus buques pesqueros y científicos se han visto con demasiada frecuencia en situaciones inexplicables".

En 1985, con Gorbachov recién llegado al Kremlin y la política de glásnost -transparencia- comenzando a ser desplegada en los mil y un resortes del estado soviético, el capitán del Yuri Gagarin concedió por fin una entrevista a este periódico. "Nuestra misión no es otra que la de ofrecer seguridad a los vuelos cósmicos", insistía Georgiy Grigorev. El oficial detallaba el funcionamiento de los sistemas: "Mediante las antenas parabólicas podemos recibir y emitir señales e información de nuestros satélites, esta información es luego remitida a una estación base". Entre sus seguimientos se encontraban el de las primeras estaciones espaciales, denominadas Salyut, o el de las naves Progress, al cargo de sus suministros.

Al ser cuestionado acerca de los rumores que aseguraban que el barco no estaba en Canarias para controlar las misiones rusas, sino la Iniciativa de Defensa Estratégica de los Estados Unidos de Ronald Reagan -conocida como Guerra de las Galaxias- que buscaba colocar un sistema antimisiles en el espacio, Grigoriev lo negaba con vehemencia -"Esas noticias son falsas", sentenciaba- e insistía en el carácter amistoso de sus escalas: "Es una visita fundamentalmente de descanso, aunque también aprovechamos para relevar la tripulación, tomar agua y combustible y pertrechos".

Las escalas del Yuri Gagarin continuaron en las Islas más duraron algún tiempo más. Sus últimas visitas datan del arranque de la década de 1990, con la URSS ya desaparecida. Poco después, el Kosmonaut Yuri Gagarin acabó desguazado en mil pedazos irreconocibles, idéntico destino al que tuvo el estado que había impulsado su construcción a comienzos de la década de 1970.

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