"Esto es muy divertido, hay mucho ambiente, música, colorido", señaló Rietje de Jong, una holandesa de vacaciones en Gran Canaria, mientras asentía con la cabeza al ritmo del Dos pasos pa'lante, dos pasos pa'tras en la plaza de Santo Domingo de Las Palmas de Gran Canaria. La romería del Rosario de Vegueta cumplió ayer su 25 aniversario con una edición de lo más descafeinada. Buena parte del público eran turistas como De Jong, quienes se encontraron con la festividad de casualidad, mientras que muchos de los isleños que sí se acercaron hasta el barrio histórico repitieron una y otra vez el "esto no es como antes", una frase que se escuchaba entre los grupos de amigos que se iban encontrando por el camino.

"Hay que potenciar más la participación", indicó Daniel de la Concepción, presidente de Albores Canarios, una de las seis agrupaciones folclóricas que asistieron ayer a la fiesta. A los componentes musicales habría que sumarle un total de cinco carretas. "Si ya los últimos años ha sido pobre la fiesta, este año más que nunca", apuntó el romero con resignación. No obstante, muchos recuerdan cuando esta romería se celebraba los sábados por la tarde, aglutinaba a varios miles de personas y participaban dos decenas de carretas.

Pero quien sí sabía mucho de participación era Rita Sosa Santana. Esta galdense jubilada no se pierde prácticamente ninguna romería de la Isla. En su fondo de armario guarda "por lo menos 24 faldas y ya de blusas ni te cuento". Ella y su esposo, Luis Suárez Santiago, nunca han pertenecido a una agrupación folclórica, pero aún así siempre van ataviados con su traje de magos. "Me lo han propuesto, pero no", señaló. "Es por el tema del baile", comentó por otro lado su amiga, Tomasa del Toro; "efectivamente, no sé bailar", reconoció.

Con instrumento o sin él, esta pareja acude a todas las fiestas del calendario. "Ayer [por el sábado] estuvimos en la de Nido Cuervo", señaló. "La próxima semana estaremos en Valleseco, Agüimes y en la del Pilar de Guanarteme", enumeró su agenda para el mes de octubre, antes de finalizar la temporada de festividades populares. "Tampoco me pierdo las romerías de San Benito, San Marcos y Candelaria, en Tenerife", reiteró. Sin duda, lo de esta pareja es auténtica pasión. "Es lo que nos gusta y no tenemos otra cosa que hacer", añadió.

En apenas unos minutos de conversación terminaron por darse cuenta que todas las carreteras ya habían pasado por delante del banco de Obispo Codina en el que estaban sentados, a pocos metros de la catedral. "Llevo viniendo doce años y nunca lo había visto tan flojo", apuntó Sosa. Lo mismo reiteró su amiga y el esposo de esta, José Antonio Tacoronte Vega. "No hay participación y encima tampoco la anunciaron mucho", comentaron.

Precisamente, en este sentido se manifestó Susana Chacón. De origen andaluz, vivió durante más de cuatro décadas en Venezuela, hasta que hace poco más de un año decidió trasladarse a la capital grancanaria. "Deberían promocionar más la fiesta, poner carteles y puntos informativos", apuntó como sugerencia. "Ha estado bien, muy bonito, pero realmente me enteré por casualidad porque vivo aquí cerca", señaló. Lo cierto es que esta recién llegada, escuchó minutos antes la música y el ambiente desde su propia casa, por lo que decidió ir con sus dos nietos.

"Es la primera vez que vengo a una romería aquí", añadió Chacón. No obstante, a pesar de ser una novata, en sus años en Venezuela acudía con mucha frecuencia a los hogares de canarios, asturianos o gallegos. "Se trata de la convivencia entre personas de distintos lugares, de mostrar las tradiciones y guardarlas, eso está muy bien", apuntó esta nueva vecina de Vegueta.

Mientras, a su paso por la plaza de Santa Ana, los turistas que acudieron hasta allí para hacerse fotos con los perros o con los monumentos de este enclave de Vegueta no dudaron a la hora de cambiar el tiro de la cámara. Entre tanto flash y clic sobre la pantalla del móvil estaban Pilar Andreu y Jorge Alcañiz, barcelonesa y valenciano, respectivamente. "Hoy queríamos dedicar el día a visitar la ciudad y nos encontramos de pronto con la fiesta", señaló ella, mientras su amigo terminaba de sacar una fotografía a la última carroza. "La verdad es que en la Península no ves algo así, son muy distintas las fiestas aquí por lo que veo", apuntó entusiasmada por el ritmo de las rondallas. No obstante, destacó el "buen rollo" de la jornada.

Tras pasar la comitiva de cinco carretas por la calle Obispo Codina, Reloj y alcanzar Doctor Chil, los dos peninsulares decidieron poner también rumbo a Santo Domingo. No obstante, su idea inicial era recorrer el casco histórico de la capital, para después ir a la playa por la tarde. Con la comitiva también se desplazaron otros turistas, entre ellos Rietje de Jong y su esposo. "Estamos alojados en Maspalomas, pero vinimos hoy [por ayer] aquí y nos encontramos con esto", apuntó esta holandesa, tras subrayar que la fiesta la parecía "muy bonita e interesante".

Pero no todos los ánimos eran los mismos. En casa de la familia Millares, en la calle Mendizábal, engalanada un año más por las fiestas, las caras eran de decepción. "Esto es de vergüenza, estamos horas engalanando esto para cinco minutos de romería, una pena en lo que ha quedado la fiesta", repitió uno de ellos. Con todo, la comitiva alcanzó Santa Domingo y los romeros entregaron sus ofrendas a la virgen del Rosario, una jornada que terminó bien entrada la tarde con el baile de Taifas en la plaza.