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Puerto | Las naves del misterio (IV)

Explosión en el castillo

Una de las mayores tragedias del Puerto de La Luz tuvo lugar en 1960, cuando un accidente en la sala de máquinas del 'Capetown Castle' acabó con la vida de siete de sus tripulantes

El 'Capetown Castle', en una imagen promocional de su armador, la naviera Union Castle. LP

Los barcos de la Union Castle Line fueron una estampa habitual en el Puerto de La Luz durante buena parte del siglo XX. La naviera británica, que paraba en la Isla como parte de su ruta entre Europa y el sur de África, ayudó a apuntalar la fama de Gran Canaria como destino vacacional y su nombre permanece ya para siempre vinculado al Puerto, que le dedicó una calle, aunque no todos los recuerdos en torno a sus barcos resultan agradables. En octubre de 1960, uno de sus populares castles sufrió en la bocana de La Luz un terrible accidente que acabó con la vida de siete de sus tripulantes.

Ocurrió en la madrugada del día 17. En La Luz debían coincidir ese día dos naves de la Union Castle Line, el Windsor Castle y el Capetown Castle. Uno viajaba de Southampton a Ciudad del Cabo y el otro realizaba la travesía inversa, pero aquel día solo pudo completar el atraque el primero.

Poco antes de las cinco de la mañana, el Capetown Castle se encontraba a punto de entrar a Puerto y ya había llamado al práctico accionando la sirena del buque. Su presencia era necesaria para realizar la maniobra de atraque, por lo que el capitán del buque dispuso "a través del teléfono interior que las máquinas se detuviesen", de acuerdo con el relato de los hechos recogido por el Diario de Las Palmas ese mismo día.

La orden del capitán fue acatada por el primer maquinista, que según la crónica "se dispuso a dar marcha atrás para compensar" la propia inercia del Capetown Castle "y de esta forma dejarlo completamente quieto hasta que llegara el práctico". En ese momento se desencadenó la tragedia: justo al accionar los controles del buque se produjo una explosión "y enormes cantidades de vapor y agua hirviendo se expandieron por el interior de la sala" y alcanzaron de modo directo a 15 tripulantes entre maquinistas y engrasadores.

El estruendo sorprendió aún dormidos a los pasajeros que viajaban en el Capetown Castle. "Comenzaron a salir de los camarotes como mismo se encontraban, no pocos colocándose los salvavidas", según contó el Diario de Las Palmas, ante el temor de que el ruido que acababan de escuchar hubiera sido la señal de una colisión que podía hacer naufragar al buque. El pasaje corrió hacia los botes salvavidas "y de esta forma comenzó un espectacular trasiego en dirección al interior del Puerto", ya que los evacuados debían ser trasladados al cercano Windsor Castle a la espera de que la situación en el Capetown fuera calmándose.

Mientras tanto, el práctico, llamado Manuel Mora, ya había llegado al puente del barco accidentado. El capitán le encargó regresar a Puerto para informar a las autoridades y preparar la llegada de las víctimas a los centros médicos. No había tiempo que perder: los heridos fueron sacados "con la urgencia que el caso requería" de la sala de máquinas y trasladados a unas falúas que los llevaron a tierra para ser atendidos. "La Clínica Santa Catalina ha vivido una de las jornadas más intensas de su historial; médicos, practicantes, monjitas y enfermeras no han cesado un momento en su tarea", recogía la crónica del Diario de Las Palmas.

El segundo oficial del buque, aún desconocedor del alcance del suceso, habló con uno de los periodistas del diario aquel mismo día. "Solo sé que se produjo una gran explosión y que me encuentro ahora en la cama, ha sido un accidente fortuito y solo sé que yo he corrido mucha suerte".

Aunque en un principio se habló de tres fallecidos, un día después el número ya se había elevado a seis y finalmente llegaría a siete. "De un manotazo, como quien dice, ha desaparecido la plana mayor de la sala de máquinas", en palabras del cronista del Diario de Las Palmas. Muchos de ellos eran bastante conocidos en el Puerto de La Luz, ya que llevaban años visitándolo cada dos semanas.

El 18 de octubre, la prensa informó de que ese mismo mediodía estaba prevista la llegada al Aeropuerto de una nueva tripulación que pudiera continuar el viaje de regreso al Reino Unido que había quedado interrumpido por el accidente. Para que eso ocurriera aún era necesario reparar el barco, que permanecía en el mismo lugar de la catástrofe. Cuatro remolcadores se encargaron de llevarlo hasta el actual muelle León y Castillo, donde fue puesto a punto.

El Capetown Castle, que había sido construido en 1938, era un barco con historia. Durante la Segunda Guerra Mundial fue intervenido por el Ejército británico, que lo dedicó al transporte de tropas -más de 164.000 soldados viajaron en él entre Estados Unidos y Gran Bretaña- durante la denominada Operación Bolero que sirvió como antesala del desembarco de Normandía. Tras el accidente en Las Palmas de Gran Canaria continuó navegando unos años más, aunque la naviera acabó optando por otros buques más avanzados que le permitían cubrir la larga distancia entre Europa y África meridional en menos tiempo. Su final llegó en septiembre de 1967, cuando fue desguazado en el puerto italiano de La Spezia.

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