Aún no ha terminado la reforma, pero tras varios meses de intervención el Hotel Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel ya muestra otra 'cara'. Amplitud y, sobre todo, mucha luz impregnan gracias a los patios interiores y al Doramas las instalaciones que están a punto de abrise al público y a la propia ciudad de la mano de Barceló Hotel Group. El 1 de noviembre es la fecha fijada para la apertura oficial de cara a la cual ya están cubiertas el 30 % de las reservas disponibles, según informó ayer el director general del centenario enclave, Alirio Pérez. Hasta entonces, alrededor de 550 personas, entre los trabajadores propios de la empresa y los de la obra, se afanan en la puesta a punto tras la cual serán 180 los empleados que conformen la plantilla.

Fue la primavera del pasado año cuando el establecimiento hotelero cerró para comenzar la rehabilitación del inmueble que se inauguró en el siglo XIX. Su longevidad, así como la improta que dejó en él el arquitecto Miguel Martín- Fernández de la Torre, lo han convertido en uno de los emblemas de Las Palmas de Gran Canaria. Es por eso, que la cadena ha querido recuperar la esencia del trazado original, combinada con la modernidad de un cinco estrellas de lujo. "Muchas cosas han vuelto a lo que eran", explicó Pérez en alusión a la restauración de los murales de artistas como Jesús Arencibia y Manuel Martín González que hay en el interior.

Pero las pinturas no son lo único que han vuelto a cobrar el esplendor de antaño. Y es que durante las obras han aparecido algunos elementos que estaban ocultos tras el anterior mobiliario o en desuso. Es el caso de la chimenea que da la bienvenida al Bar Carabela y que antes se encontraba tras la barra que, ahora, cuenta con una forma octogonal y se ha ubicado en el lateral izquierdo. Otra de las joyas halladas en la intervención es la bodega de piedra natural que se emplaza en el lateral izquierdo de la entrada. Un lugar que anteriormente hizo las veces de vestuario del personal y que actualmente se transforma en un espacio de restauración que contará con varias salas en las que se disponen mesas altas y bajas, una barra y una cocina a la vista de los comensales. Todo ello a pie del Parque Doramas.

Esto es precisamente uno de los pluses del enclave que le permiten conectar con la propia ciudad sin salir del recinto a través de su arco central. Para ello, se ha retirado "la muralla de paneles fenólicos" que había antes, dotando de mayor visibilidad a la trasera del hotel que carecía hasta de ventanas, según explicó la directora de Expansión de Canarias y Cabo Verde del grupo, Pilar Parejo. De este modo, se ha creado una especie de pasadizo en el exterior que da a la antigua fuente y a la nueva que ahora se construye y bajo el cual se extiende una galería subterránea de servicio que une la cocina con el resto de espacios para que puedan moverse con mayor comodidad los trabajadores.

Justo en uno de los laterales, en lo que ocupaba parte del casino, se ha creado un patio -con vistas también al parque- que dota de mayor luminosidad a la ventanas y a los nuevos balcones que se han ganado en ese ala de la edificación en cuya parte inferior se emplaza el "desayunador". Una zona de bufé que, bajo el nombre de Restaurante Doramas, ofrecerá a los huéspedes variedad culinaria que podrán degustar en sus diferentes salas o incluso la terraza interior.

El enclave cuenta con otro restaurante, Poema, en cuya moderna cadena la cadena espera que se instale "una Estrella Michelín". Este dispondrá de "dos salas de comedor y una privada", comentó ayer Parejo. Otro área de restauración estará junto a la piscina del hotel a la que los clientes podrán acceder sin tener que pasar por la recepción gracias a unas escaleras que enlazan con la primera planta y que se encuentran entre los salones Palmeras y Arencibia.

En lo que a los espacios interiores se refiere, el Salón Miguel Martín- Fernández de la Torre, antes García- Escámez, se ha recuperado como salón principal. En él se han restaurado las numerosas pinturas de sus paredes, si bien los nuevos gestores han querido dejar un testigo en una de sus columnas, apenas un cuadradito, del color que tenían las creaciones de la sala antes de la intervención. Asimismo, este lunes se colocó en las galerías que hay en su salida un nuevo conjunto de murales del artista Fernando Álamo que homenajean las raíces isleñas bajo los nombres Tulípero del Gabón, Amaryllis, la Caña de Indias, paraísos lejanos, exóticos, un viaje de ida y vuelta... La maravillosa aventura de la vida.

En esta nueva etapa el histórico establecimiento hotelero contará con 204 habitaciones, 80 de las cuales son suites y ocho están adaptadas para personas con movilidad reducida. De esta manera, se ha incrementado la oferta alojativa del Santa Catalina que antes disponía de 196 estancias, muchas de las cuales se han unido para crear alcobas más amplias y confortables, equiparándose la pérdida de las mismas con otras de nueva construcción en distintas partes de la edificación. En cualquier caso, en todas ellas se funden lo antiguo y lo moderno a través de su mobiliario, en muchos casos original, y su decoración.

Vistas

La parte más alta del enclave es una de las que mayor cambio ha dado puesto que se ha recuperado la azotea como un espacio de encuentro y ocio para la clientela que cuenta con mesas, sillas y tumbonas a lo largo de sus casi 2.000 metros cuadrados. Además, esta zona tiene una piscina, una pequeña barra que hace las veces de bar- cafetería y, sobre todo, unas vistas inigualables de la ciudad. También del resto del complejo donde los trabajadores continúan inmersos en las obras que ya han iniciado su cuenta a atrás.

Según explicó Pérez, las acciones se centran estas últimas semanas en el exterior del hotel, concretamente por las tres salidas del mismo hacia el Pueblo Canario, el Parque Doramas y hacia la calle León y Castillo, mientras que en el interior se trabaja en detalles como la colocación de lámparas, bombillas y la ropa de cama. Por otro lado, también se están llevando a cabo pruebas para comprobar que todos los departamento funcionan, así como pruebas de comida en los cuatro nuevos restaurantes, que no solo abrirán a los huéspedes, sino al público en general. El director del Santa Catalina también anunció ayer a los medios que visitaron las instalaciones que ha tenido que doblar la plantilla del departamento comercial para poder atender todas las peticiones que les llegan para celebrar eventos, cenas de gala y de Navidad en las salas del hotel.