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Una Banderita con otra mirada

Chicos y chicas de la Asociación Down Las Palmas recorren Triana y Mesa y López para recaudar dinero por el día más solidario de Cruz Roja

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Cuestación en el Día de la Banderita

"Lo hago de corazón, hay que ayudar cuando se puede, porque algún día me puede hacer falta a mi también", señaló ayer Mariluz tras colocarse sobre la blusa estampada la pegatina de la Cruz Roja. La histórica institución celebró este jueves su tradicional Día de la Banderita, una jornada en la que varios centenares de voluntarios se desplazan a plazas, calles comerciales y edificios emblemáticos cargados con huchas con la intención de recaudar dinero para una causa en concreto. En esta ocasión con la vista puesta en los más mayores, pues los fondos que han recaudado irán destinados a programas y proyectos sociosanitarios para ayudar a las personas más veteranas de la sociedad.

A eso de las nueve de la mañana llegaron los primeros voluntarios a la calle Triana y otras arterias comerciales de Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que acogió ayer un total de 27 mesas petitorias. Pero, en esta ocasión, la jornada solidaria contó con otra mirada. Once chicos y chicas de la Asociación Síndrome de Down de la capital contribuyeron a recaudar donativos para los mayores. "La gente se ha portado genial", repetía María Ceballos sentada ya en un banco. Y es que el sol empezaba a apretar y ya llevaban varias horas hucha en mano.

"Están ahora descansando, para ponerse las pilas antes del último empujón", apuntó por su parte Atteneri Pérez, profesora de los chicos. Mientras ella llegaba rauda y veloz acompañada de Valvanera y Dara, en el banco Saúl Santana Rodríguez expresaba sus ganas de querer acabar la jornada, aunque no sin antes recalcar que ya había recaudado un buen puñado de donativos. "Es que es jueves, se nota", apuntó la monitora. No obstante, el chico trabaja en una pizzería junto a otra compañera de la asociación Down y María, por su parte, lo hace en el aeropuerto.

Lo cierto es que Beatriz, Óscar, María, Saúl, Valvanera y Dara cambiaron ayer sus vidas cotidianas por una causa solidaria en Triana. Mientras, otros cinco compañeros de la asociación hacían lo mismo en Mesa y López, pero la cuestión era poner su propio granito de arena a la causa por mejorar la vida de los mayores. "La gente colabora mucho", señalaron varios mientras agitaban sus huchas cargadas con decenas de monedas.

Pero estos chicos y chicas no fueron los únicos que colaboraron ayer con Cruz Roja para hacer del Día de la Banderita todo un éxito. No obstante, la entidad centenaria se puso como objetivo recaudar 70.000 euros en todo el Archipiélago a lo largo de la jornada y para ello era necesario contar con un buen puñado de manos dispuestas.

En Triana también estuvieron en busca de donantes estudiantes del colegio San José Dominicas, situado en el mismo barrio del casco histórico. Aunque hubo alumnos de otros puntos de la ciudad. Cruz Roja contó, en total, con unos 850 alumnos procedentes de 48 centros escolares diferentes. Y es que tras décadas de tradición, la estampa de los chicos y chicas portando sus huchas con una cruz en color rojo impresas en su reverso se ha convertido en todo un clásico.

"Todos los años colaboro, a los mayores hay que cuidarles, me da pena cuando voy por la calle y veo a una persona sola que está necesitada", apuntó Puri Santana, vecina de San Cristóbal, tras dar su donativo particular. No obstante, el Gobierno de Canarias cifró este año en más de 70.000 los ancianos que no tienen compañía en las Islas.

José Antonio Rodríguez tampoco se lo pensó dos veces a la hora de colaborar. "Claro que es una labor importante la de cuidar a los mayores", señaló el octogenario riéndose. "A veces nos acordamos de la Cruz Roja solo en tiempos difíciles, de catástrofes, pero debe ser siempre", añadió el señor antes de continuar por Triana de la mano de su señora.

"Cuando puedo y cuando tengo colaboro", aclaró Mariluz. Y es que toda ayuda es poca. Además, este año por primera vez se pudo donar hasta tres euros por tarjeta de crédito o débito, según apuntaron los portavoces de la Cruz Roja. La excusa del "no llevo suelto" ya no vale. Con todo, acabó así una jornada solidaria.

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