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Una familia denuncia tres años de acoso a su hijo en un colegio de la capital

El menor, de siete años, sufre maltrato por parte de un compañero de clase con problemas de conducta l Un parte médico constata hematomas en la mejilla y el ojo

"Le pega con lo que coge por delante". Así de tajante se muestra José Pérez, padre de un niño de siete años que asegura que ya son tres los que lleva sufriendo acoso escolar por parte de un compañero de clase que presenta una discapacidad que altera su carácter. Los hechos han ocurrido en un colegio público del barrio capitalino de Tres Palmas y ya se encuentra bajo investigación de la Inspección General Educativa de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deporte del Gobierno de Canarias.

El menor ha sufrido constantes golpes por parte de su agresor en todo este tiempo. El último de ellos fue la semana pasada a la salida del centro escolar y en presencia de varios padres, entre ellos los progenitores de la víctima, que no dudaron en intervenir para separar a ambos niños, según relata Pérez, que admite que espetó a quien pega a su hijo que se alejara de él. "La ha cogido con mi hijo. Va a por él, es mi hijo el que está sufriendo la mayoría de las agresiones", apunta.

Tras la agresión de la semana pasada, Pérez llevó a su vástago a un centro de atención primaria en el que la doctora constató que había sufrido "escoriación y hematoma en zona mejilla y orbitaria derecha", según el parte médico al que ha tenido acceso LA PROVINCIA. Pero además de ello, esta familia asegura que el niño ha sufrido patadas en los testículos, cortes en los brazos, y golpes en las extremidades inferiores y en el vientre. También que este menor maltrata a otros compañeros de colegio e incluso agrede a sus profesores.

"Todo el mundo sabe lo que hay, pero nadie me ha hecho caso y lo he denunciado muchísimas veces: el primer año en el propio colegio, pero ya hemos tenido que ir a Acoso, a la Inspección Educativa y, por último, a la Policía", explica, desesperado, este padre. Lo único que se ha hecho desde la dirección del colegio, según apunta, fue expulsar al menor conflictivo durante una semana el año pasado, pero volvió a entrar y no se tomó ninguna otra medida. Hasta el punto de que se sienten "abandonados" por parte de la dirección, ya que consideran que se ha "protegido" al agresor en todo este tiempo. Además, denuncia que le han prohibido la entrada al centro educativo, aludiendo a una supuesta orden de alejamiento, aunque asevera que no le ha llegado "ninguna notificación oficial, ni verbal, ni por escrito" que valide la posición del colegio de su hijo.

El menor víctima del acoso también ha tenido que acudir a la Unidad de Salud Mental de El Lasso donde certificaron que, debido al constante maltrato al que está siendo sometido, "está cambiando sus actitudes" y que se muestra "agresivo" con la gente a su alrededor, especialmente con sus dos hermanas. Lleva tiempo negándose a ir al colegio y sin dormir bien por las noches, según recoge el informe médico del especialista. Por todo ello, sus padres incluso tomaron la decisión de quitarle del comedor por miedo a que su agresor, que también está apuntado en el servicio, pueda coger un cuchillo o un tenedor y atacarle. Fuentes de la Consejería de Educación reconocen que tienen constancia de varias denuncias cruzadas que implican a este centro escolar, también desde la familia del agresor, por lo que, al estar la Policía investigando el tema, su capacidad de actuación queda a la espera de las pesquisas que hagan. También señalan que el menor debería contar con un auxiliar educativo del cual carece en estos momentos. La Inspección Educativa provincial ya se encuentra recabando toda la información al respecto.

Según Pérez, se ha visto obligado a abandonar su puesto de trabajo como obrero de la construcción para poder solventar esta situación que está padeciendo su vástago, ya que no puede estar constantemente ausentándose de su puesto para ir al colegio porque han vuelto a agredir a su hijo. Lamenta que esta situación les ha hecho sufrir una gran pérdida económica porque se han quedado sin ingresar su salario.

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