Emalsa reclamó ayer que quien tiene que solventar el problema de la plaga de mosquitos en la zona de La Cícer es el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, titular del tanque de tormentas que se tiene que arreglar para acabar con la invasión de los insectos. El problema persistirá en tanto no se proceda por el dueño de la infraestructura a implementar en la instalación las medidas correctivas que desde el principio de su entrada en servicio fueron detalladas por la operadora.

Los problemas que encontró Emalsa al hacerse cargo de la gestión de esta infraestructura hídrica tenían que ver, principalmente, por la cota en que se sitúa, inferior al nivel del mar, y que el Consistorio capitalino no ha corregido. Por estas circunstancias, la labor de limpieza que se realiza con la periodicidad programada no permite la total eliminación del agua acumulada, según la empresa pública. El líquido que permanece en el tanque, al que se suman otros procedentes de algún fluvial y diferentes actividades comerciales y de servicio público que vierten directamente a este depósito, favorece la regeneración de las larvas de mosquito que no logra eliminar la desinfección que realiza la operadora durante los procesos de limpieza.

No obstante, Emalsa ya ha concretado con Ayuntamiento una serie de actuaciones extraordinarias para colaborar a paliar los actuales efectos indeseables, en tanto los titulares de las infraestructuras acometen las medidas correctivas definitivas.

Un tanque de tormentas como el que el Ayuntamiento construyó en Guanarteme consiste en un deposito que acumula las primeras lluvias para ir dosificando su aporte hacia el sistema de alcantarillado en tanto va incrementándose las precipitaciones que caen sobre la ciudad. De esta manera se evita que el agua que circula por el subsuelo supere la capacidad de los colectores en momentos concretos de lluvias persistentes y las alcantarillas rebosen.